Fútbol

25 años del "Rafa, no me jodas", el apodo de un vodevil que el VAR habría evitado

Xavi Aguado, expulsado por error en ese Zaragoza-Barça, recuerda el episodio al ARA con otros protagonistas de la noche

Arnau Segura
y Arnau Segura

noche Torelló"El Barça, con un solo jugador, puede pagar todos los entrenadores, jugadores, auxiliares y administrativos del Zaragoza. Incluso a la mujer de la limpieza", había destacado Víctor Fernández –haciendo referencia a Ronaldo– en la previa del histórico Zaragoza-Barça del 29 de septiembre de 1996. "Prefiero que juegue. Por el espectáculo y porque así nuestro triunfo tendrá más valor", añadía. Y el equipo de La Romareda, que en 1995 había conquistado su cumbre más alta, la Recopa de Europa, con un gol del exbarcelonista Nayim y que en 1994 había goleado al Barça de Johan Cruyff por 6 a 3, superó en todos los frentes al conjunto de Bobby Robson. En el minuto 67 estaba ganando ese partido de Liga.

Con 3 a 2, cuando Juanmi García ya había bloqueado una falta lateral culé y se disponía a empezar jugada, el azulgrana Fernando Couto intentó pisar a Xavi Aguado. Chucho Solana, pareja del catalán en el eje de la defensa, respondió expulsando al jugador portugués del área con un manotazo en la cabeza. En la línea de banda, un joven Rafa Guerrero levantó su banderín. El árbitro principal, Enrique Mejuto González, se acercó, sin haber visto nada punible. "Penalti y expulsión", dijo el primero. "Coño, Rafa, me cago en mi madre. ¿Expulsión de quién?", contestó el segundo, que nunca verbalizó el "Rafa, no me jodas" que siempre lo ha acompañado. "Para mí, el número 6", añadió Guerrero, titubeante. "¿Y es expulsión y penalti?", volvió a preguntar Mejuto, mientras recogía las protestas de los jugadores. "Sí, sí", reafirmó el linier. Todavía no había auricular.

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"Couto cayó como si lo hubieran matado", rememora hoy, 25 años después de ese célebre episodio, Xavi Aguado (Badalona, 1968). Recuerda que su compañero García Sanjuán le dijo que se apresurara a pedir el cambio. Pero ya no podía. Él llevaba el número 6. Mejuto iba y volvía de la zona de Guerrero. También se acercó al cuarto árbitro, Carlos Delgado Ferreiro (Portugalete, 1970), buscando respuestas. "Yo no había visto absolutamente nada. Todavía recuerdo el lío monumental que se formó en los banquillos. Fue una locura, una situación incontrolable, como estar solo con 40 niños pequeños. Fueron minutos que duraron un día entero. Después, en los vestuarios, mis compañeros lloraban", rememora el exárbitro.

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Mientras tanto, Gustavo Poyet clamaba:"Si pita el penalti, nos marchamos". "¡Levanta la bandera y déjate de esto de expulsar!", repetía, mirando a Guerrero. "No puede ser penalti", aseguraba el capitán local, Paquete Higuera. Pero Mejuto acabó pitando penalti y expulsando a Aguado, que se dejó caer al suelo, tapándose la cara con las manos, sabiendo que, con la sangre hirviendo, era lo mejor que podía hacer para evitar más problemas. "En ese momento podría haber ido hacia el linier, cogerlo y lanzarlo a la grada", admitió esa noche. Aguado cerró su carrera en Primera con 18 expulsiones, empatado con Pablo Alfaro y solo superado por Sergio Ramos (20), pero en esa ocasión no hizo nada. "Dudé de si tenía que decir que había sido yo. Pero decirlo habría enmendado el error [de Rafa Guerrero]. Porque si expulsaban al 6, Aguado, podíamos demostrar que se había equivocado", argumenta ahora Solana (Arnedo, 1964).

"Sinvergüenza con todas las letras"

Después de la trifulga, Gica Popescu transformó el penalti y Luis Enrique y Ronaldo, imparable con esa camiseta Kappa, culminaron el 3 a 5, mientras los directivos locales dejaban solos a Josep Mussons y Amador Bernabéu en el palco del estadio. Esa noche, mientras los locales tildaban a Mejuto de "sinvergüenza con todas las letras" o de "monigote" , y después de que José Mourinho atendiera a la prensa por el proceso gripal que sufría Robson, el Barça abandonó La Romareda escoltado, igual que el cuarteto arbitral. Ya habían salido del campo protegidos por los escudos de la policía nacional. "Volviendo a casa, con mi Golf blanco, mi primer coche, paré en una gasolinera y el encargado, sin saber quién era yo, iba hablando de lo que había pasado en La Romareda e insultaba a Mejuto", recuerda Delgado, riendo.

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Con los días, mientras la prensa se preguntaba si los árbitros necesitaban ayuda de vídeo, Aguado recibió el perdón de las instituciones arbitrales, que dejaron la roja sin efecto, y también la disculpa de Mejuto. "Todo eso me hizo todavía más daño después, porque en los campos contrarios me gritaban siempre «El 6, penalti y expulsión». Con todo, me enseñó que todos nos podemos equivocar, como yo he hecho otras veces. Y con los años, la rabia, la frustración y la impotencia se han ido evaporando", concluye Aguado. Un cuarto de siglo después de ese capítulo, Delgado Ferreiro también se apunta a relativizarlo: "No fue una situación agradable, pero al final la recuerdas con humor y cierto afecto porque es parte de tu vida, de tu historia y de la vida de todos los que la recordamos y de la historia de todos los que hoy volveremos a 1996 a través de este partido".