El City de Pep Guardiola hurga en la herida del Real Madrid
El conjunto inglés remonta al Santiango Bernabéu y hunde aún más a Xabi Alonso (1-2)
Pep Guardiola se salió con la suya en el Santiago Bernabéu y el City, sin hacer ningún partido maravilloso, le bastó para hurgar en la herida del conjunto blanco (1-2) y enterrar algo más a Xabi Alonso. Los blancos se adelantaron por medio de Rodrygo, que hacía su primer gol en más de nueve meses, pero pronto darían la vuelta al marcador O'Reilly y Haaland, de penalti. El entrenador blanco queda en la cuerda floja tras encajar dos derrotas seguidas pero salva el cuello, por el momento, porque su equipo al menos luchó hasta el final.
En una plaza donde Guardiola siempre será persona non grata, el equipo dirigido por el técnico catalán le bastó con dos acciones casi consecutivas para neutralizar el gol inicial del Real Madrid. Sin Kylian Mbappé, en el banquillo por unas molestias musculares en la pierna izquierda (además tiene un dedo de la mano roto), Alonso apostó por el joven Gonzalo en la delantera. También hizo jugar a Ceballos de inicio, a pesar de que el centrocampista había sido inédito en los últimos partidos. El técnico madridista trató de mover cosas para cambiar el rumbo decepcionante de su equipo y, si deben acabar cortándole el cuello, que sea tomando sus propias decisiones. Se podría decir que hizo caso al consejo que le había dado, divertido, Guardiola en la previa.
Rodrygo sería la otra gran novedad en el once y la apuesta, al menos durante un puñado de minutos del primer tiempo, parecía que podía salirle bien al preparador vasco. El City dominaba, pero el Madrid aguantaba la disputa y se acordaba de manejar una de las armas que a menudo ha caracterizado su fútbol: los contragolpes. Así, lograrían abrir la lata poco antes de la media hora: gol de Rodrygo en el que el brasileño conecta un buen disparo ajustado, pero un guardameta de nivel como Donnarumma quizá hubiera tenido que hacer algo más. La diana animó a un Bernabéu necesidad de recuperar un orgullo pisado el domingo en la derrota ante el Celta. Rodrygo fue a abrazarse con Alonso en la celebración.
Poco les duraría la alegría, porque el equipo de Guardiola le daría la vuelta al marcador en un santiamén. Es difícil recordar algún precedente con el que, haciendo tan poquito, el City hubiera sacado tanto rédito de una visita al feudo blanco. En la diana del empate, menos de diez minutos después del gol del Madrid, el joven Nico O'Reilly recogería un rechace a quemarropa tras un lanzamiento de córner defendido con pasividad. Bellingham, jugador señalado por su pobre rendimiento, saldría en la foto del tanto del City por su poca contundencia en la marca de Gvardiol que propiciaba el empate. Cinco minutos más tarde, un penalti como una casa de payés de Rüdiger en Haaland decantaría la balanza hacia el lado británico. Los silbidos resonaban en la casa blanca.
El City remonta en un santiamén
El árbitro fingió miopía durante unos momentos y tuvo que ir al monitor a revisar el agarre meridiano del central blanco a instancias del VAR. Le bastó con la primera repetición para silbar un penalti que Haaland, con una calma titánica, convertiría en la remontada. Courtois, que es la figura más cercana a un santo que tiene el Madrid, evitó al tercero con un doble paro justo antes del descanso.
En la reanudación, el partido empezó roto, con el City buscando las cosquillas a los madridistas con acciones de Cherki y Doku y con los de Alonso rozando el empate con un intento de vaselina de Bellingham que saldría por encima del larguero y un remate, también fuera, de Vinicius a solas.
El técnico blanco quemaría las naves con la entrada de un Endrick desaparecido este curso. Y casi tocó el cielo con los dedos, pero su remate con la cabeza golpearía en el larguero. El Madrid buscaba la épica, pero en esta ocasión ni el espíritu de Juanito ni de nadie aparecería. Bien, sí, aparecería la contundencia de los centrales Ruben Dias y Gvardiol para cortar cualquier esperanza blanca.