Teatro

5 jóvenes talentos de las artes escénicas gerundenses de los que oiremos hablar

La Fatal, Colectivo Atlas, Compañía Paraíso, Cara D y la Última Merda son cinco compañías emergentes que actúan en el Festival Z

GeronaUn montón de compañías emergentes, con mucho talento, ilusión y ganas de hacer oír su voz, trabajan para abrirse paso dentro del complicadísimo mundo de las artes escénicas. Pese a algunos mensajes desmotivados que les sugieren buscar un plan b por no tener que repartirse el trabajo entre tantos actores, muchas generaciones de artistas no bajan los brazos y siguen picando piedra, convencidas de que podrán acabar encontrando su sitio en los escenarios.

En las comarcas gerundenses, después de más de tres décadas de plena efervescencia de las artes escénicas, no paran de nacer nuevos colectivos, artistas o compañías que, entre la etapa formativa y la profesionalización, proponen al público modos renovados y muy interesantes de hacer teatro. La Fatal, Colectivo Atlas, Compañía Paraíso, Cara D o la Última Mierda son cinco de los nombres más prometedores, cada uno con una historia singular. Todos ellos, del 11 al 14 de julio, presentarán sus proyectos en la cuarta edición del Festival Z de Girona y Salt.

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Con la imagen rompedora este año de un elefante rosa en el sillón de un teatro, que evoca el lema "Fuera de sitio", el festival Zeta trata de un punto de encuentro y exhibición de artes en vivo con una premisa muy clara: todo lo que se puede ver está creado por jóvenes menores de 30 años. Una forma original y festiva de acercar los talentos emergentes a programadores y otros festivales que se ha convertido en poco tiempo en un espacio de referencia en Cataluña.

1.
La Fatal

Si no te gusta cómo hacen las cosas, hazlas tú

Los actores y dramaturgos Arnau Aiguabella, de Girona, y Amanda Bokesa, criada en Barcelona, ​​compañeros de una escuela de interpretación de la capital catalana, coincidieron hace un año trabajando juntos en una obra de teatro que trataba sobre los privilegios de los hombres blancos. Rápidamente congeniaron, pero no para que se sintieran cómodos con el resultado de la obra que representaban, sino todo lo contrario, por las dudas y dilemas que les generaba la forma en que el autor enfocaba el mensaje antirracista del texto. Este desacuerdo con la propuesta les motivó a formar a La Fatal ya crear juntos su propia versión de estos mismos temas.

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El resultado es Bisilía, que, a través del mecanismo de la autoficción, parte de esa experiencia teatral frustrada para reflexionar sobre la contradicción que supone apropiarse de las historias y reivindicaciones de los oprimidos desde una posición de privilegio. "Trabajamos desde el yo, el material somos nosotros mismos, pero poniendo en riesgo lo que somos, sin miedo, nos gusta confundir, que el público no sepa si lo que contamos es verdad o mentira", dice Arnau Aiguabella.

El actor, sobre la necesidad de apostar por propuestas de artistas emergentes, defiende: “Tengo una enorme admiración por la herencia teatral catalana, pero también es cierto que hay un tapón generacional, es importante dar voz a nuevas formas de expresión, creo que los jóvenes tratamos temas que una persona de más de 40 años no iba a tratar”. Y termina: “Somos una generación muy formada, debemos creer que somos buenos, porque el sistema nos hace sentir que, por el simple hecho de ser jóvenes, nuestro producto puede ser cuestionable y no merece reconocimiento”.

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2.
La Última Mierda

Actuar para reflexionar y reflexionar para actuar

La Última Merda nació en Barcelona, ​​a raíz de un encargo del Festival Escena Poblenou que, en el 2021, en su vigésimo aniversario, convocó a un grupo de artistas de 20 años. Más allá de esta semilla, que sirvió para impulsar a los cuatro miembros a seguir trabajando juntos, la compañía también tiene un origen marcadamente gerundense, ya que dos de las artistas, la figuerense Abril Pérez y Elaine Grayling, de Terrassa, han estudiado interpretación en la Escuela Universitaria de las Artes (ERAM), de Salt. Después de estrenarse en Barcelona, ​​ahora les ha llegado un nuevo encargo de la mano del Festival Z para preparar y dinamizar la gala inaugural el 11 de julio en el Teatre Municipal con el lema "Amiga, ubica't".

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“Mantendremos la estructura de nuestro primer espectáculo; nos gusta jugar con el público, mantenerlo activo en todo momento, que se levante y se mueva, nos interesa aplicar las dinámicas del juego en el teatro y hacerlo todo desde el disfrute”, comenta Abril Pérez, que añade: “ Nos define mucho el hecho de reflexionar a través de la acción y accionar a través de reflexionar”. "Queremos crear dinámicas conjuntas entre artistas, público y programadores fuera de la estructura mercantil tradicional de las artes escénicas", termina Elaine Grayling.

Los artistas de L'Última Merda defienden enérgicamente la urgencia de promocionar compañías jóvenes, pero al mismo tiempo matizan que la juventud no es una categoría o un género teatral dirigido a espectadores de una única franja de edad. “El Festival Z es una plataforma de visibilidad para un gran colectivo de creadoras jóvenes que nos une el hecho de luchar por profesionalizarse, pero, más allá de eso, cada una tiene lenguajes y discursos diferentes, así que estamos abiertos a todo tipo de público”, argumenta Gayling.

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3.
Colectivo Paraíso

Decididas a poner en escena la diversidad

Hace pocos meses, Katja Diaio y Eva Vilar, que hace años habían estudiado juntas en la escuela de interpretación gerundense, se reencontraron en Barcelona y, charlando sobre proyectos que siempre habían quedado en el tintero, se animaron a dar el paso de crear juntas. Se reunieron con otras compañeras y amigos del sector, con quienes tenían complicidad, y de ahí ha surgido el Col·lectiu Paradís, que en Girona presenta su primera obra, White Noice. Narra el amor adolescente de una chica negra a la que nadie presta atención, devastada por la muerte de un familiar cercano.

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Para Diaio, más allá de las categorías, estilos, géneros teatrales, la palabra que más define su propuesta es “controversia”: "Sobre todo políticamente hablando, porque busca una reivindicación, aunque sin ninguna intención ni un peso especial, sino que nuestros cuerpos y nuestras creaciones son ya una determinada pronunciación en un espacio que permite leer este discurso", explica el artista. Diaio es consciente de que la representación de la diversidad de orígenes o géneros en la escena teatral catalana es escasísima y, por eso, es necesario llevar a cabo estas acciones y anima a los programadores a atreverse a llevarlas a los teatros. "Hay diferentes perspectivas, historias, discursos, colores y formas de ver el mundo, y yo, si fuera programadora, me gustaría tomar conciencia de la realidad que nos rodea, estar al corriente de todo lo que pasa, y no ir mostrando una y otra vez los temas de siempre, con los actores de siempre explicándolo de la forma de siempre", concluye.

4.
Colectivo Atlas

De TFG a emprender en el camino de la profesionalización

También el ERAM ha sembrado la semilla del Col·lectiu Atles, formado por tres estudiantes que presentaron el trabajo de final de carrera hace un año. Movidos por el buen recibimiento del proyecto, titulado Coordenadas, se han constituido como compañía para darle continuidad y encaminar los primeros pasos en el mundo de la profesionalización, fuera del paraguas de la escuela. Haciendo honor al nombre cartográfico de la compañía y el espectáculo, comienzan juntos el proceso para orientar su lenguaje y encontrar el camino.

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Sobre este salto de profesionalizarse después de terminar los estudios, Gaspar Corts, que firma la dirección y la dramaturgia de la obra, defiende que, más allá de conseguir un rédito económico, la clave consiste en pasar de hacer teatro para profesores a hacerlo para el público. "Está muy bien que se estrenen TFG ante el profesorado, pero también es cierto que puede que saques muy buena nota, pero que, fuera del marco de la escuela, tu propuesta objetivamente no interese al público", defiende Corts. "Por eso -continúa-, hemos contactado con un director para tener una visión externa que nos ayude a dar forma y evolucionar la pieza manteniendo la misma base".

Gaspar Corts ya se estrenó en el Festival Z en 2021, con la obra Un segundo bajo la arena, del Colectivo Desasosiego, que también nació como un trabajo de clase del ERAM y este año ha hecho temporada en el Teatro Maldà de Barcelona con las entradas agotadas. En su aventura con el Colectivo Atlas, Corts forma tándem con Jordi Pedragosa y Águeda Sans.

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5.
Cara D

El público como coautor de la obra

Judit Garcia y Jordi Peral son dos jóvenes gerundenses que se conocieron en el Proyecto Antenas de fomento de las artes del Ayuntamiento de Girona. A partir de ahí, Peral participó en el trabajo de fin de grado de García, también del ERAM, que no pretendía ser un estreno convencional, sino el laboratorio de un proceso de creación cocido a fuego lento. Ahora, en el Z, como colectivo Cara D, presentarán, de nuevo en formato de laboratorio, una segunda muestra de este mismo proyecto, que trata sobre las interrupciones voluntarias del embarazo, enfocadas no desde el derecho al aborto, sino a partir de los sentimientos de luto, culpa o fracaso asociados a estas experiencias.

La pieza, todavía en construcción, es una instalación performativa, híbrida entre diferentes disciplinas escénicas, en las que el público ocupa el centro del escenario y articula la dramaturgia a partir de sus intervenciones y reacciones.

"Creamos la obra a partir de una nueva relación entre el público y la obra, haciendo memorias y recogiendo el feedback de cada laboratorio, por lo que no podemos esperar a compartirlo con espectadores una semana antes del estreno final", explica Jordi Peral, que añade: "No es una obra que se haga sentado en un sillón escribiendo un texto y una dramaturgia para montar en un mes de ensayos en un teatro". Y concluye: "Estamos acostumbrados a que en el laboratorio venga gente de todas las edades; el aborto es un tema universal, no sólo afecta a las mujeres, así que estamos en contra de marcar un tema con la etiqueta para jóvenes, puesto que homogeneizar una franja de diez años con una sola identidad es imposible".