El análisis de Antoni Bassas: 'El fracaso, desprecio e irresponsabilidad de una repetición de elecciones'
Si vamos otra vez a elecciones, el golpe al corazón de la gente que ha salido a la calle estos años será muy cruel. El independentismo político habrá certificado su incapacidad y recordará aquello de “de victoria en victoria hasta la derrota final"
Hoy es miércoles, 12 de mayo; dentro de dos semanas será miércoles 26 de mayo, y si Esquerra y Junts no se deciden iremos a repetición de elecciones. Concretamente, y de acuerdo con la ley electoral, las elecciones se celebrarían el 13 de julio, que cae en martes. Ayer ya les avanzamos que Esquerra y Junts hablarían y hoy explicamos el resultado:
ERC trasladó a JxCat que no negociará nada más que no sea un Govern en solitario, y JxCat replicó que no les dará sus votos y que tiene que haber un Govern de coalición si Aragonès quiere ser investido.
La cada vez más cierta posibilidad de una repetición de las elecciones es un fracaso de la política, una vergüenza para el independentismo, un desprecio a los votantes independentistas, una irresponsabilidad social para el país y para las instituciones, y el final del Procés entendido como la continuación inmediata del 1 de Octubre. Por eso ahora hay carreras: esta mañana la CUP ha anunciado que convocaba a Esquerra y Junts a una reunión urgente con cuatro puntos, uno de los cuales sería el solucionador del bloqueo entre los negociadores: “Situar el debate estratégico independentista fuera del marco del pacto de gobierno, liberándolo de las tensiones del día a día y de la disputa tacticista”.
Y hoy también tienen previsto pronunciarse ante todo lo que está pasando la ANC y Òmnium. Jordi Cuixart en persona tenía previsto desde ya hacía días pronunciar un discurso para hablar de qué tiene que hacer la sociedad catalana ante todas las crisis.
Casi a la misma hora que el emplazamiento de la CUP, Rufián aprovechaba la sesión de control en el Congreso para explicar la posición de Esquerra.
Y para que vean cómo se frotan las manos en Madrid con la situación política catalana, escuchen a Pedro Sánchez:
En Esquerra y en Junts son conscientes de que si hoy preguntan al votante independentista que ya fue a votar el 14 de febrero haciendo un esfuerzo, los mandará a freír espárragos. Las consecuencias de no ponerse de acuerdo ahora se parecen a las de una voladura, una enmienda a la totalidad, un giro de 180 grados, llámenlo como quieran, de todo lo que hemos vivido en los últimos años. Aparte de de que cada día que pasa sin acuerdo los dos lados se radicalizan más, lo cual aleja la posibilidad de este acuerdo, en Esquerra se preguntan cómo se pueden fiar de unos que dijeron que investirían a Aragonès incluso en solitario.
Todo ello tiene una triste lógica. Los dos partidos se marcan de cerca desde siempre, salieron enfrentados de octubre del 2017 y han seguido enfrentados en la pasada legislatura, de forma que ahora no pueden superar sus diferencias. En Junts dicen que si el president es de Esquerra, como corresponde por el resultado electoral, es a Esquerra a quien le corresponde hacer la cesión más grande para la investidura. En Esquerra recuerdan que ellos ya hicieron presidenta del Parlament a Laura Borràs, y que cómo explicará Junts que no da los votos a un president independentista. En fin, la lista de reproches –del presente y del pasado– es muy larga. Y esto, que es normal entre partidos, no lo es cuando se pretende avanzar hacia la independencia, con presos, exiliados, una represión del Estado que no para y unas instituciones paradas en un país con medio millón de parados y en pandemia. Si vamos otra vez elecciones, el golpe al corazón de la gente que ha salido a la calle estos años será muy cruel. El independentismo político habrá certificado su incapacidad y recordará aquello de “de victoria en victoria hasta la derrota final”.
Nuestro reconocimiento para los que trabajan en primera línea del covid-19, un recuerdo para los que sufren, para los presos políticos, para los exiliados, y que tengamos un buen día.