El análisis de Antoni Bassas: 'Leticia y Pedro Sánchez en la plaza de Sant Jaume'

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El acuerdo entre Esquerra y el PSC para la investidura de Salvador Illa y la formación de gobierno está un paso más cerca. Cada día da un paso más. El de ayer fue éste:

Los gobiernos catalán y español acordaron el traspaso de 1.058 millones por Cercanías y 150 por becas e investigación. Fue en el marco de la Comisión Mixta de Asuntos Económicos y Fiscales Estado-Generalitat. Los 1.058 millones se pagarán en tres años, a razón de 283 millones anuales, que es el dinero que el ministerio de Transportes abona a Renfe por el mantenimiento del servicio. Pues ahora ese dinero el estado lo pagará a la Generalitat y será el gobierno de Catalunya quien pagará a Renfe por el servicio. El gobierno español también ha acordado que pagará las mejoras de la línea de Lleida a Cervera y de Lleida a Manresa y pagará, también, los autobuses que deben ponerse cuando fallan los trenes a causa de las obras. Son 900.000 euros anuales.

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No hace falta entender mucho para ver que un pacto como éste, en plenas negociaciones PSC-Esquerra, ayuda a ambas partes a simular que las conversaciones avanzan hacia el acuerdo. Hoy El País titula en portada "El ejecutivo [español] cierra con ERC un pacto de 1.500 millones mientras negocia por Isla". Más claro, el agua.

Ese fue el paso de ayer. Lo de hoy es que esta mañana hemos sabido que Pedro Sánchez vendrá mañana a Barcelona a reunirse con Pere Aragonès. Gestos, todos. Esquerra dijo ayer que vuele un acuerdo antes de que acabe el mes (y falta una semana), y el PSOE necesita exhibir la presidencia de Isla para restregarle al PP y para anunciar que, ahora sí, el Procés se' ha terminado gracias a su estrategia de diálogo. La financiación singular, de entrada es que no, así que Sánchez necesita algo más que gestos. Hay mucha gente soplando que crear viento a favor del entendimiento.

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De eso irán en los próximos días y, sin duda, no serán noticias menores. Pero debemos hablar, también, del hecho de que Ernest Maragall se ha ido de Esquerra por el caso de los carteles de él y su hermano, el presidente Maragall, pagados por Esquerra.

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Habló de "vergüenza, horror, decepción y distancia crítica" y, aunque dijo que la dirección del partido "no se enteró" de los carteles, esto "no le exime de su responsabilidad directa ni indirecta".

En España existe un lío que tiene un patrón que en Catalunya conocemos bien. El juez ha citado a declarar al presidente español, Pedro Sánchez, como testigo por el caso de su mujer. La ley le permite hacerlo desde la Moncloa, y hacia ahí que irá el juez, que, eso sí, quiere grabar el interrogatorio. De modo que la próxima semana oiremos los audios de Sánchez ante la justicia. Recuerden que esta investigación la comenzó un sindicato de ultraderecha con recortes de periódicos, VOX es acusación particular y es quien pidió la cita de Sánchez, y que existen dos informes de la Guardia Civil que dicen que no existen irregularidades. En España han aprendido a decir lawfare, ¿verdad, señor Sánchez?

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Mientras, en el Ayuntamiento de Barcelona, ​​volverán a decir majestad. La reina Letizia volverá por primera vez desde hace siete años, cuando tuvieron lugar los atentados de la Rambla, que fue la última vez que vino. Es cuestión de tiempo que Felipe de Borbón vuelva también a la plaza de Sant Jaume.

Buenos días.