Viajes

La Apulia con Empar Moliner: crónica de un viaje con suscriptores del ARA

Más de una treintena de suscriptores del diario han viajado a esta región del talón de Italia en una iniciativa organizada por el ARA e Il Viaggetto

Ester Capdevila
y Ester Capdevila

ApuliaEn algunos momentos pensábamos que estábamos rodando¡Oh! Europa. Sabemos que la serie de Dagoll Dagom (1993) nos queda ya lejos, pero hay vivencias universales: las ganas de verlo todo, las fotos en grupo, las correderas, los cafés robados (al tiempo) y las canciones que se cantan en el autocar. ElHermosa ciaonos convierte a todos enpartigiani, y elVolare, en románticos empedernidos.

El ARA ha propuesto a sus suscriptores un viaje que les ha permitido conocer la Apulia, el talón de Italia. Un recorrido que, tal y como señalaba Empar Moliner, que nos ha acompañado en el viaje, ha sido un encuentro entre personas de alma inquieta. "Me gusta la gente que duda", decía Moliner, evocando la canción de Guillermina Motta que siempre le ha inspirado. Y añadía con una sonrisa: “Me gusta descubrir formas de hacer, de comer, de mirar, pero sobre todo me gusta saber que estoy rodeada de gente con ganas de saber. ¿Comerse el mundo es esto? Quizás sí. Cuando a la mujer de Lot se le ordenó que no mirara atrás, que no mirara atrás o se convertiría en estatua de sal, ella desobedeció. Todos los viajeros de la Apulia se habrían convertido en estatua de sal. Era imposible no mirar."

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Volvemos sabiendo que la Italia del sur no es pobre. Es rica en calidez, en amabilidad, en olivos –que desgraciadamente luchan contra la bacteriaXylella fastidiosa–, en pueblos blancos con flores en los balcones (a la andaluza, sí), en viñedos, murallas medievales y anfiteatros romanos, en aceites que se obtienen de forma artesanal, comidas deorecchieteyburrataauténtica, en catas de Negroamaro y variedades autóctonas defendidas a muerte; también en barrocopugliese, y frescos y fachadas sin fin. Hemos realizado una incursión en la región de la Basilicata, otro paisaje y otro mundo: en Matera. ¿Quién lo habría dicho, que era la "vergüenza" de Italia?

Anna Maria Torrent, una de las viajeras, destaca el placer de compartir cada momento con sus compañeros: "Hemos visto paisajes inolvidables, hemos tenido la oportunidad de convertirnos (unos han exitoso más que otros) en catadores de vino, aceite y queso pugliese". También en relación con la experiencia gastronómica, el suscriptor Albert Jaime dice que hay que hacer una mención especial, "empezando por las famosas orecchiette, cocinadas con pulpo ocime di rape; los quesos y, por supuesto, las pizzas. De recuerdo, nos llevamos un par de quilitos."

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También ha habido espacio para bañarse en el Jònic, conversar, hacer grupo, caminar y parar (un poquito). En el viaje, organizado por Il Viaggetto y el diario AHORA, hemos honrado al patrón de Lecce, Sant'Oronzo, a quien hemos decidido atribuir el buen tiempo Eso sí: nos han quedado rincones por ver y enigmas por resolver, como el que nos han explicado de lapizzica, un baile tradicional, convulso, agitado y catártico, en el que las mujeres bailaban horas y horas al sonido trepidante de lostamburelli, para contrarrestar el efecto de la picadura de la tarántula. En esta escapada nos ha acompañado a Moliner. Con ella las catas de vinos han sido una experiencia artística; los viajes en autocar, una lección de música y literatura; por las noches, una conversación llena de ironía y sabiduría. Para Batista Serra, suscriptor del ARA, despertarse hoy es como revivir un sueño: “Muchas gracias a todos por la compañía y el calor”, añadía con agradecimiento hacia Moliner por su compañía y sus aportaciones, tanto literarias como vitales, que acompañaron a los desplazamientos y las visitas.

Evidentemente, sin el buen humor, las risas y la curiosidad de los viajeros, el¡Oh! Apulianunca habría existido.