La ya exprimera dama de Corea del Sur, Kim Keon-hee, ha sido señalada como una de las principales responsables de la reciente crisis política del país, que ha llevado a su marido, Yoon Suk-yeol, a perder la presidencia. El detonante fue cuando, en el 2022, supuestamente ella aceptó como regalo un bolso Lady Dior de 2.200 euros, violando la ley anticorrupción que prohíbe a los cargos públicos aceptar regalos de un valor superior a 750 dólares. Algo que choca frontalmente con las intenciones programáticas de su marido, de acabar con la corrupción política del país. Con este episodio, la icónica bolsa Lady Dior ha añadido un nuevo capítulo a su ya curiosa historia.
Lady Dior forma parte de la exclusiva familia de bolsas estatus, una tipología integrada por aquellas que nacen como una bolsa de tantas, pero que, emulando los peones del ajedrez, acaban cruzando el mostrador para convertirse en una pieza de gran valor. Esto, como con los peones, ocurre en contadas ocasiones, cuando el bolso atesora una épica histórica y un diseño novador, que la hacen ser reconocida y valorada como icono por el sector de la moda. Pero el toque de gracia definitivo viene de las celebridades, cuando la bolsa estatus es apadrinada por una persona de incuestionable reconocimiento, que acepta que su nombre designe también el bolso. Una de las estrategias más efectivas y económicas, con una famosa encantada con ese honor y una marca que disfruta de una propagada gratuita de por vida. El bolso Matelassé de Chanel 2.55 es el bolsa estatus por excelencia, pero hay otros que la siguen de cerca, como Jackie (Jackie Onassis) de Gucci, Birkin (Jane Birkin) y Kelly (Grace Kelly) de Hermès y, evidentemente también, la Lady Dior, asociada indefectiblemente a Lady Di.
En septiembre de 1995, la primera dama de Francia, Bernadette Chirac, pidió a la casa Dior, entonces regentada por Gianfranco Ferré, que diseñara una bolsa exclusiva para regalarla a Diana de Gales, a raíz de una visita a París . El resultado fue una bolsa de cuero negra bautizada con el nombre de Chouchou, con una forma cuadrada con asas redondeadas y una superficie acolchada recubierta toda ella con un característico juego geométrico. Un motivo en el que, si nos fijamos, reconoceremos un enrejado de cestería, que es el mismo del de las sillas Napoleón III donde se sentaban las mujeres de la élite social parisina en los primeros desfiles. de la casa Dior. Y, finalmente, cuatro colgantes dorados correspondientes a las cuatro letras del nombre de la firma: Dior.
Desde entonces, esta bolsa ha acompañado a Lady Di en múltiples ocasiones y ha dado pie a fotografías que han engordado la mitomanía de la bolsa, como cuando sostenía un niño enfermo en el hospital infantil de Birmingham con el bolso colgando del brazo .En las antípodas filantrópicas, encontramos el escándalo de la gala del Met de 1996, cuando Lady Di apareció con un traje de John Galliano para Dior que imitaba la lencería y que muchos consideraron demasiado atrevido e inadecuado para una princesa. Se dice que Diana se marchó antes de la fiesta, preocupada por no avergonzar a su hijo Guillermo con el sede look. Un traje ya icónico pensado a juego con una versión mini del Lady Dior confeccionado con el mismo tejido.
El bolso Lady Dior ha sido la cara visible de la crisis en Corea del Sur y también de la lapidación pública de Kim Keon-hee. Una falta de ética, sumada a distintos escándalos y controversias, que acompaña a un problema más profundo: el hecho de que no acatara el papel que se esperaba de una primera dama, asociado a la discreción y la subyugación al marido. Kim Keon-hee es una mujer con carrera universitaria y con un empleo profesional, que, con su perfil activo y significado en la esfera pública, ha hecho que Yoon Suk-yeol incumpliera una de sus promesas preelectorales: que ella permanecería centrada en su papel de esposa. Una promesa que pone de manifiesto la esencia patriarcal del país y el papel subalterno que se espera de las mujeres.