Oso caros 2023

Brendan Fraser, un Oscar a la redención del hijo perdido de Hollywood

El actor gana el premio por su papel de profesor en 'La ballena', de Darren Aronofsky

BarcelonaBrenda Fraser (Indianapolis, 1968) despliega en La ballena una interpretación con todos los puntos para seducir a los miembros de la Academia norteamericana, y así ha sido: ha ganado el Oscar al mejor actor. Encarna a un profesor de escritura con obesidad mórbida embarrancado en su casa, de donde no sale desde hace tiempo. El actor ha tenido que someterse a una de esas transformaciones físicas que en Hollywood se consideran un mérito en sí mismas. Cineasta del exceso, Darren Aronofsky ya había explorado la relación autodestructiva de un hombre con su cuerpo en films como El luchador. Aquí nos sumerge en la incómoda intimidad de este protagonista con un aspecto extremo. Pero el maquillaje y las prótesis, también merecedores de un Oscar, sustraen autenticidad a la exhibición corporal del actor. En la vertiente dramática, nos encontramos ante un melodrama paternal en el que el personaje de Fraser, conmovedor en todo momento, expía sus pecados, haber abandonado a su hija después de enamorarse de otro hombre y engordar fuera límite, a través del autosacrificio. Un proceso lacrimógeno de redención muy cuestionable, pero que ha servido a Brendan Fraser para reconciliarse él también con la industria que le había medio dado la espalda.

Brendan Fraser: "Empecé en este negocio hace treinta años y al principio todo fue muy fácil, y no lo aprecié lo suficiente hasta que dejó de serlo"

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El protagonista de La ballena se ha impuesto a Austin Butler, el segundo favorito en las quinielas, capaz de dar vida al genio de Elvis con una viveza más allá del mimetismo; Colin Farrell, un actor injustamente ninguneado en algunos momentos de su carrera que resulta sobrecogedor en su trabajo tan gestual (¡cómo se expresa con las cejas!) en Almas en pena de Innesherin; Paul Mescal, la gran revelación de la temporada como padre, de vacaciones con la hija, con un secreto carcomiéndole el corazón en Aftersun; y Bill Nighy, el funcionario británico que aprende a vivir justo antes de morir en Living.

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La sala 'La momia'

Brendan Fraser fue uno de los intérpretes más populares de los años 90 y principios de los 2000 a raíz de los éxitos de George de la jungla (1997) y la saga de La momia. Supo encontrar el equilibrio entre el carisma de un héroe de aventuras y el encanto de un actor de comedia de talante bonachón que lo convirtieron en una estrella sin necesidad de encajar en los cánones físicos más tradicionales. A pesar de que los triunfos en taquilla los conseguía en su registro más desenfadado, también se hizo notar en una serie de valiosos papeles dramáticos en películas independientes. Fue un joven perturbado y fascinado por Ashley Judd en la injustamente olvidada La pasión de Darkly Noon (1995) de Philip Ridley; el jardinero a las órdenes de la antigua gloria de Hollywood James Whale (Ian McKellen) en Dioses y monstruos (1998) de Bill Condon; y el agente yanqui de apariencia apacible que, ante la mirada de Michael Caine, maquina a favor de los intereses de su país en Vietnam en El americano impasible (2002) de Phillip Noyce.

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Pero, a finales de la primera década de este siglo, los papeles en películas de acción le empezaron a pasar factura física. El año 2003, Philip Berk, antiguo presidente de la Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood, los responsables de los Globos de Oro, lo manosea en una fiesta. Un abuso que, años antes del Me Too, Fraser no sabe cómo procesar. A todo ello se suman problemas personales, de forma que la carrera del actor entra en declive, a pesar de buenos papeles en series como Theaffair (2016-2019) y Doompatrol (2019-2023). Hasta que Aronofsky lo llama para La ballena, un papel capaz de remontar toda una trayectoria.

"Ahora me toca buscar trabajo", bromeaba el actor después de recibir el Oscar. No sería la primera vez que un intérprete galardonado por la Academia de Hollywood ve cómo su carrera no solo no se beneficia de ello sino que parece estancarse después del reconocimiento. A pesar de que Warner Bros ha cancelado el estreno de Batgirl y no sabemos todavía si se llegará a ver este film de superheroínas donde encarna al malvado Firefly, Fraser ha participado nada más y nada menos que en una de las producciones más esperadas de la temporada, Killers of the Flower Moon, el western de Martin Scorsese que protagonizan Leonardo DiCaprio y Robert De Niro. En su caso, todo indica que el Oscar supone la celebración de un regreso.