Los buenos trabajos existen (y no son los que muchos creen)
El mercado de trabajo no es una máquina perfecta. Hay sectores donde el trabajo escasea y otros en los que faltan manos. Claro, no todo el mundo puede hacer de todo: para la gran mayoría de trabajos –por no decir todos–, es necesario tener una preparación específica. Por eso hay puestos de trabajo que no se llenan, aunque el paro siga siendo relevante. La manera de abordar este desfase debe ser, pues, desde la base, es decir, desde la formación. Pero no es tan fácil. Porque una cosa es lo que piden las empresas y otra lo que quieren estudiar y al que se quieren dedicar los jóvenes. Casar estos dos mundos es un reto que hace tiempo que persiguemos como sociedad.
De entrada hay que repetir que no todo el mundo puede ni debe tener un grado universitario. Y, en segundo lugar, es importante insistir en potenciar y prestigiar los grados de la formación profesional (FP), que a pesar de que ya no tienen colgada la llufa de otras épocas, siguen arrastrando el estigma de ser estudios de segunda. Pues no: la FP es muy necesaria y al mismo tiempo ha mejorado mucho, por ejemplo con la FP dual, pero no sólo. Son estudios serios, con una parte teórica y una práctica, que capacitan para trabajos imprescindibles. En algunos casos siguen teniendo un problema de atractivo, en especial en el ámbito más técnico, y paradójicamente se da en sectores con salidas laborales bien pagadas. Muchos estudiantes, en cambio, acaban optando por formaciones en las que el trabajo es escaso y no tan bien remunerado. ¿Por qué?
En esencia, existen dos factores que lo explican: las tendencias sociales y la falta de información. Los adolescentes están muy influidos por las modas y ejemplos de éxito –música, deporte, imagen...– y, al mismo tiempo, no se informan o no les informamos bien. Acaban decidiendo los estudios por pura intuición, con muy poca reflexión previa tanto propia como de su entorno (padres, maestros). Es necesario buscar mecanismos para incidir mucho más en esta elección desde las familias y las escuelas e institutos, y hacerlo en estrecha colaboración con el mundo empresarial (patronales y sindicatos). Es un reto de país y de futuro.
¿Cuáles son los oficios que están huérfanos de talento? Pues, de entrada, trabajos de toda la vida que ya no son lo que eran, sino mucho más amables, tecnificados y creativos, y que además van acompañados de sueldos dignos. Se necesitan, por ejemplo, carpinteros, fontaneros, fresadores, soldadores y mecánicos de todo tipo, en especial en el campo de las instalaciones térmicas o de placas solares. Muchos de estos oficios son sencillamente desconocidos. Y son trabajos, además, en los que se echan de menos chicas, la mayoría de los cuales acaban optando por oficios históricamente feminizados en los que los sueldos son más bajos, como peluquería o auxiliar de sanidad.
Es de esperar que el plan de reordenación de la FP que están elaborando los departamentos de Treball i Educació sea una realidad pronto y no se quede en los buenos deseos.