Cada casa, un mundo

Dos casas juntas y un patio nuevo: la vida, entre una calle estrecha y un callejón

Casa Mila (Esporles). Isla architects

Tenían una casa para reformar en el pueblo de Esporles, una casa entre medianeras, con planta baja, piso y buhardilla. Con un problema: está encajonada entre una calle estrecha y una callejuela aún más estrecha que, además, era la única salida de la casa. Mejor dicho: tenían dos problemas, porque como en la gran mayoría de las casas entre medianeras de los pueblos, se suma la falta de luz natural en la práctica totalidad del interior. Pero los problemas son desafíos para la arquitectura. O así parece que lo entienden los arquitectos de Isla, un estudio con sede en Palma encabezado por Marta Colón de Carvajal y Juan Palencia, responsables de esta obra, que es un ejercicio de equilibrio entre la tradición constructiva de la zona y una modernidad vital sencilla y luminosa a la vez.

Los arquitectos admiten que el reto de este proyecto de reforma se hizo más atractivo y multiplicó las posibilidades cuando se presentó la oportunidad de comprar la casa vecina, una trincha larga y estrechísima nada fácil tampoco precisamente por sus tamaños: 25 metros de largo, construidos de cabo a rabo, y unos extraordinariamente escasos 2,5 metros de ancho. No se trataba sólo de unir ambas construcciones. Sabían que, buscando soluciones, podían convertir esta trincha en una gran aliada para cambiar la vida en la nueva casa y dar mucho más sentido al conjunto de la reforma.

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¿Y cómo se ha convertido en mucho más que una sola casa formada por la unión de dos? La idea esencial, sin duda, ha sido la de transformar casi media casa de la trincha en un nuevo patio, un espacio central no sólo en la vieja casa, sino que se convierte en central por las posibilidades que ha abierto a la unión de las dos edificaciones . Este nuevo patio estrecho y largo permite tener una vida en el exterior, permite habilitar unas cuantas pateras con una vegetación que siempre se agradece y que, en este caso, está regada por la bajante de los tejados. Sobre todo permite dar luz natural a la vivienda y, con gran apertura al muro, tener una continuidad visual y física entre el interior y el exterior. Pero también ha permitido la creación de dos espacios a fin de cuentas de la trincha para una cierta vida independiente: por un lado, en contacto con la calle, un viejo garaje se ha convertido en un estudio que ahora es una nueva estancia bien iluminada, con la portada de barrotes que deja que corra el aire, y en el lado del patio una vidriera que acoge la mesa de estudio y la puerta; por otro, una pequeña casa de invitados en el fondo del patio, con una minicocina, una zona de estar y un dormitorio en el piso de encima.

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La trincha es hoy, así, una gran salida para la casa vecina más grande, que ha mantenido el volumen original. Eso sí, se ha cambiado la distribución: el espacio central para la cocina comedor; de la antigua cocina con bóveda se ha hecho la sala con chimenea y un original sofá triangular de obra en un rincón con vistas al callejón; en el primer piso, un gran dormitorio-sala de juegos infantiles que, en un futuro, se podría dividir en dos habitaciones, si fuera necesario, y el dormitorio principal en el piso más alto, el de la buhardilla, además con una pequeña terraza.

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En cualquier caso, más allá de los cambios, lo más determinante de la reforma es cómo los arquitectos del estudio Isla, con los propietarios, han reflejado en la casa cómo les gusta vivir: de manera sencilla y confortable. desde el diseño que arquitectos y propietarios han hecho del suelo, un pavimento continuo compuesto por piezas hidráulicas separadas y unificadas por terrazzo, fabricado por Huguet, al blanco absoluto del mortero de cal para el interior y el mortero en tono pardo y rugoso del exterior, con el valioso juego de una carpintería que se ha unificado en un verde muy especial que le da aún más vida.

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Imaginar las formas de hacer entrar la luz

Ganar luz natural y no tener que vivir el día a día en un espacio oscuro es el gran reto de la reforma de las casas entre medianeras. Haber comprado una vivienda de 2,5 metros de ancho por 25 de largo para sumarla a la casa vecina en principio no hacía más que añadir oscuridad. Es por eso que los arquitectos de Isla dicen que buena parte de los esfuerzos de este proyecto están "en imaginar todas las formas posibles de introducir la luz natural en las viviendas". Crear un patio que no existía renunciando a parte de la casa más estrecha fue esencial para conseguirlo, pero también abrir una corredora tan ancha como se pudiera en la pared medianera de cara al nuevo patio, hacer ventanas pivotantes tanto en vertical como en horizontal y, entre otros, crear claraboyas circulares que conviven con las vigas.

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