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Dani Alves se lo juega todo a la tesis del alcohol: "Llegó a casa muy borracho"

Los Mossos confirman que las imágenes corroboran "completamente" la versión de la víctima

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La mujer de Alves, Joana Sanz, en las puertas de la Audiencia de Barcelona.

BarcelonaEn la segunda sesión del juicio contra Dani Alves se ha hablado más de si el futbolista brasileño iba bebido esa noche que de si realmente violó a una mujer. Se ha comentado más si se bebió dos o tres gintónics, o si andaba torcido o recto, que de los quince minutos que pasó en el lavabo de un reservado de la discoteca Sutton de Barcelona con la chica de 23 años que lo denunció por agresión sexual. Más que el camino de una futura absolución, la defensa del futbolista está intentando allanar el terreno para que una futura condena sea lo más baja posible. Así lo ha hecho el mismo día que los Mossos han corroborado que las pruebas apoyan la versión de la víctima. Y en el camino de los atenuantes, el alcohol juega un papel clave: tal y como avanzó el ARA, la abogada del futbolista introdujo la tesis de la embriaguez a las puertas del juicio para intentar conseguir un atenuante. Ahora, toda su estrategia de defensa gira alrededor de eso.

Y lo han demostrado los testigos que han declarado a petición de Dani Alves este martes. "Llegó a casa muy borracho, oliendo a alcohol. Chocó contra unos muebles y se desplomó contra la cama", ha declarado su esposa, Joana Sanz. "Bebió mucho", afirmó un amigo del futbolista. "Cenando y comiendo bebimos cinco botellas de vino y una de whisky entre los cuatro. Después, un gintónic cada uno", precisó un segundo amigo y lo confirmó, minutos después, el tercer y último amigo con el que ese día cenó Alves antes de ir a Sutton. "Ni siquiera hablé con él. En el estado en el que llegó consideré que mejor dejarlo para el día siguiente", ha insistido Joana Sanz, quien dice que estaba despierta a altas horas de la madrugada cuando su marido, en la noche de la presunta violación, llegó a casa. Ese día, el futbolista comió con unos amigos, una comida que se prolongó tanto que se convirtió en una cena que acabó con unas copas en el Nubar, en Sarrià. Solo Alves y su chef personal y amigo Bruno llegaron a Sutton.

Hasta seis personas han confirmado que Alves esa noche iba bebido. Solo una, sin embargo, no es del entorno inmediato del futbolista, y su testimonio ha sorprendido. Es el responsable de sala de Sutton, quien cuando declaró hace un año en fase de instrucción judicial no dijo absolutamente nada del estado de Dani Alves. Sin embargo, este martes, cuando le han preguntado cómo vio al exazulgrana, ha dicho: "O había bebido o se había fumado algo. No actuaba normal". Ningún otro trabajador de Sutton, y han declarado una decena, ha dicho que el futbolista estuviera bebido. El movimiento de la defensa de Alves de introducir la versión del alcohol ha cambiado totalmente el rumbo de un caso en el que hasta ahora no se había hablado de gin-tonics, whisky, ni vinos. Solo de cava, el que le ofreció a la víctima y a sus dos amigas antes de la supuesta violación. Hasta este martes ningún testigo, ni siquiera ningún amigo de Dani Alves, había dicho que hubiera bebido.

Tampoco lo apuntaron los investigadores de los Mossos d'Esquadra que analizaron las imágenes de las cámaras de seguridad de Sutton, que este miércoles, el tercer y último día de juicio, las partes visionarán. Será también cuando Alves declare. Aparte de los testigos, para reforzar la tesis del alcohol la defensa del exazulgrana aportó la factura de la comida que acabó en cena en un restaurante cercano a Sutton, la Taverna del Clínic. El ARA ha tenido acceso a esta factura, que asciende a 1.700 euros por cuatro comensales. De ellos, 1.250 euros son de alcohol: cinco botellas de vino (tres Ribera del Duero y dos Priorat) y una botella de un lujoso whisky japonés. Después, los amigos aseguran (con algunas contradicciones entre ellos) que se bebieron un gin-tonic cada uno en el Nubar y una botella y media de cava en Sutton.

Las contradicciones de Bruno

Uno de los testigos clave que ha pasado este martes por la Audiencia de Barcelona es Bruno, el amigo de Alves que estaba esa noche con él en Sutton. Cuando declaró hace un año hizo un triste servicio a su amigo. Después de que un Alves caótico diera tres versiones distintas de los hechos, Bruno dio una cuarta: el futbolista acudió al baño porque estaba indispuesto. ¿Lo ha mantenido este martes? No. De hecho, se ha desdicho de todo lo que dijo con un simple argumento, que no entiende demasiado bien el castellano y el día de la primera declaración no entendió bien las preguntas ni supo expresarse bien para responderlas. Este martes ha hablado con una traductora, aunque se le ha escapado una respuesta en castellano. Ha dicho que Alves iba bebido cuando hace un año dijo que solo se había bebido media copa. Y aseguró que la víctima y sus amigas reconocieron enseguida que quien las había invitado al reservado era Dani Alves cuando hace un año dijo que seguramente no lo conocían.

Un Bruno que afirmó que había "química" entre la víctima y Alves, que "bailaron muy cerca" y que incluso volvieron a bailar tras la salida del lavabo. La víctima, sin embargo, sostiene que fue a buscar rápidamente a su prima y se marcharon a los pocos segundos. De hecho, este martes una agente de los Mossos ha confirmado que las imágenes corroboran "completamente" la versión de la chica. "Su miedo era que saliera su nombre y que no la creerían porque Alves era famoso. Tenía terror a esto", ha afirmado la agente que recogió su denuncia.

"Estaba en shock"

Antes de esta agente han declarado los primeros mossos que atendieron a la víctima en la discoteca: "Estaba en shock. Le costó mucho, tuvimos que calmarla". Uno de ellos aseguró que pocos minutos después de la agresión la joven le respondió afirmativamente cuando le preguntó si se habían besado con el futbolista y si había ido voluntariamente al baño, una conversación que grabó la cámara unipersonal que lleva el mosso en el pecho y que se puso en marcha por error. Sin embargo, se trata de una conversación que la víctima no recuerda porque estaba en shock, y en su versión de los hechos no habla ni de besos ni del lavabo (creía que era una zona de fumadores). Tampoco recuerda haber dicho una frase que un trabajador de Sutton escuchó a la salida de la discoteca: "Sabía adónde iba, pero luego se arrepintió. Estas fueron sus palabras", recordó este martes. Sin embargo, en ningún momento la víctima sostiene que fue a hablar con Alves para mantener relaciones, sino que dice que quiso ir a despedirse después de haberse sentido incómoda por los tocamientos del futbolista mientras bailaban. Ya dentro del lavabo, asegura, no pudo salir. "Decía que no la dejaba salir", ha corroborado un agente que la atendió.

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