1. Por primera vez en la historia el conflicto entre Cataluña y España sólo puede terminar en las urnas. No hay lugar para una guerra civil o un golpe de estado.
2. España no es el Reino Unido.
3. La estrategia del PP no pasa por la seducción de Cataluña ni la de la mayoría parlamentaria catalana por transformar España. La desconexión es mutua.
4. La sesión de miércoles no debería haberse producido nunca. El filibusterismo y los trucos han sustituido a la política. Una sesión lamentable.
5. La emocionalidad es un enemigo peligroso en política.
6. El conflicto de hoy no empezó ayer. Cataluña votó en junio de 2006 en referéndum un Estatuto de Autonomía que previamente había sido negociado y votado en el Parlamento, negociado y votado en el Congreso de Diputados y el Senado y que fue arrasado por un Tribunal Constitucional politizado y desacreditado.
7. El Estado no ha abierto ningún diálogo en todos estos años, y poner una nación contra las cuerdas siempre tiene consecuencias.
8. La mayoría parlamentaria no amplió este miércoles el apoyo moderado, pero defender el referéndum es dar voz al sí y al no.
9. La confianza es imprescindible para la negociación, y la lealtad política no existe con el gobierno español, que trata a Cataluña como una anomalía a la que hay que uniformizar.
10. Es una amarga ironía escuchar lecciones de democracia de Sáenz de Santamaría. El pretendido delito es convocar un referéndum y la alternativa es la resignación y la humillación.