Coleccionismo

¿Puede un Degas valer menos de 1.000 euros?

Hace un mes que el mercado del arte se ha visto sacudido por la reaparición del cuadro 'Elogio del maquillaje', del artista impresionista francés

BarcelonaEn cine, uno sleeper es una película de éxito prolongado en taquilla, un filme revelación que aguanta insospechadamente en cartelera más allá del más ávido de los pronósticos optimistas. En arte es otra cosa. Es la obra de arte que vuelve a la luz pública después de años durmiendo en un lugar desconocido. Hace un mes que el mercado del arte se ha visto sacudido por un posible sleeper. La reaparición del cuadro Elogio del maquillaje, del artista impresionista Edgar Degas, ha sido toda una sorpresa. Se presentó el día 28 del mes pasado en el Instituto Francés de Madrid con los honores de júbilo que vuelve a la vida y con una historia bastante fascinante detrás. De entrada, ¿cómo ha vuelto de las tinieblas? Ésta es la parte más rocambolesca. El 6 de diciembre de 2021 se vendió en la web de coleccionismo Todocolección por el irrisorio precio de 926 euros. La autentificación a la que le ha sometido el nuevo propietario -que se mantiene en el anonimato- dice que es auténtico y que su precio de mercado podría rondar los diez millones de euros. Los anteriores propietarios, herederos del industrial Joan Llonch Salas, mecenas, coleccionista, presidente del Banc de Sabadell —que lo adquirió a principios de los años cuarenta—, dudando severamente de su autenticidad, le pusieron a subasta en la web a un precio de salida tan testimonial y temerario como 1 euro. Una apuesta valiente —no especialmente temeraria viendo el precio final—, la de quien se llevó el botín. Después, el proceso de reconstrucción de la historia, que tan bien explicó Maria Palau en su artículo en El Punt Avui —lo primero que apareció sobre el caso— y que posteriormente otros medios hemos reproducido.

La historia es interesante. El primer propietario del cuadro parece ser el dibujante Julià Bastinos, que le compró a Degas por 3.000 francos en 1887 y lo trasladó a El Cairo en uno de sus viajes. La obra fue repatriada por el hermano de Bastinos, el editor y político de nombre Antoni. Las autoridades republicanas se incautaron del cuadro en 1934 junto con un grupo de obras de arte propiedad de la familia, y el monasterio de Pedralbes lo custodió hasta que el franquismo lo requisó: “Recuperado en el enemigo”, es la clásica etiqueta en el dorso de este tipo de cuadros que éste también luce. Con la muerte de Bastinos, fue un vecino suyo, Francisco Mario Ricart, quien se encargó del cuadro y lo vendió, en 1940, a Joan Llonch Salas, cuyos herederos se desprendieron a precio de salida 1 euro . Esta es la historia oficial, autentificada por un grupo de expertos: Michael Schulmann, autor de un catálogo online de Degas; los historiadores Judith Urbano y Álvaro Pascual; y el consultor Joan Arjona. A su juicio, el cuadro es bueno, es un Degas auténtico.

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Sospechas de falsificación y robo

Sin embargo, recientemente las sombras. El historiador del arte, medievalista y profesor de la Universidad de Lleida Albert Velasco ha publicado el 11 de este mes en El Punt Avui un artículo demoledor: “Personajes turbios, sospechas de falsificación y robo y, para remacharlo, incautaciones y devoluciones poco claras durante la Guerra Civil Española, han puesto en entredicho no sólo el origen del Degas, sino también la reputación académica de quien había avalado su trazabilidad y su pedigrí. Esta búsqueda alternativa ha demostrado lo importantes que son los procesos de documentación previos a la presentación de una pintura en sociedad, ya que los pequeños detalles pueden encumbrarla o, directamente, derrumbarla. Por eso, siempre es importante rodearse de verdaderos expertos. Y parece que el espabilado que adquirió el Degas por 926 euros no lo ha hecho”.

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También tiene sus dudas el experto en arte al que consulto el asunto: “Siempre es un peligro confundir los deseos con la realidad”, espeta. Este cuadro, a su juicio, no pasaría los filtros de autenticidad de ninguna feria de arte internacional y, menos aún, de una sala de subastas de primera como Christie's y Sotheby's. De cada cincuenta cuadros sleepers que aparecen de vez en cuando en el mundo del arte, apenas se puede autentificar uno. El más reciente, el famoso Ecce Homo de Caravaggio que hoy cuelga en el Museo del Prado y que apareció hace tres años en una sala de subastas atribuido inicialmente a un discípulo de José de Ribera. O otro sleeper es el Cristo burlado, la pintura del siglo XIII del artista florentino Cimabue, encontrada por casualidad en la cocina de una anciana en la ciudad de Compaigne en 2019. Hoy está expuesto en el Museo del Louvre, después de que el estado francés bloqueara la venta en una subasta en la que alcanzó el precio de 24 millones de euros.

No son sleepers como quizás lo sea el cuadro de Degas, pero si uno pasea un rato por el apartado “Orientaprecios” de Todocolección encontrará unas cuantas joyas vendidas a lo largo de los años en este portal. Joyas que alcanzaron precios muy superiores al de la supuesta perla del impresionismo. Por ejemplo, el cuadro Retrato de flor de oro, del destacadísimo pintor y cartelista Josep Renau Berenguer, vendido por el nada despreciable precio de 45.000 euros hace dos años. Una cifra que todavía es discreta por la valía de la pieza. De hecho, es la segunda pieza más cara vendida jamás en la historia de la web. La primera, el récord de los récords, es el Liber Chronicarium, un incunable de 1493 vendido a finales de 2020 por 51.000 euros. Destacan también los 39.600 euros pagados a finales del pasado año por el cuadro Roser, atribuido a Joaquín Sorolla. O yendo unos años atrás, en el 2018 se vendió en Todocolección un bonito paisaje de Joaquim Mir por 10.400 euros. “Son buenos cuadros, sobre todo el de Renau, vendidos a precios muy ajustados al precio de mercado, pero en ningún caso son sleepers ni algo similar”, se apresura a valorar al experto consultado. Algo más desproporcionado parece el precio del cuadro litográfico de Joan Miró vendido en el 2021 por 11.340 euros, por mucho que lleve la firma original del pintor y pertenezca a una tirada de tan sólo cincuenta ejemplares.

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Pero en Todocolección no sólo se han vendido joyas del mundo del arte. También la literatura acumula varios hits en cuanto a precios de venta elevadísimos. La palma se la llevan dos ejemplares de la primera edición británica (1859) de El origen de las especies, de Charles Darwin. Volúmenes extremadamente difíciles de encontrar y muy preciados por su valor editorial y bibliográfico. Precio: 9.000 euros. La primera edición española (1877) se vendió en 2017 por un precio algo más económico: 4.500 euros. ElUlises de James Joyce, un clásico entre los clásicos, una primera codiciada por cantidad de coleccionistas de todo el mundo, también ha pasado por Todocolección. La primera edición francesa se vendió hace dos años por 8.600 euros. Y terminamos con dos perlas cultivadas. La primera edición autografiada deEn las orillas del Sar, de Rosalía de Castro, por la que se pagaron 2.900 euros. Y un ejemplar fabuloso: se conocen muy pocos libros autografiados por el gran Miguel Hernández a lo largo de su desgraciadamente cortísima vida. Uno de ellos se vendió en Todocolección hace dos años. Una edición preciosa deEl labrador de más aire (1937), que en subasta se encaramó hasta los 3.927 euros.