El primer detenido del 1-O: un joven con trastorno autista que acaba de ser amnistiado

Fue condenado por pisar fortuitamente con su ciclomotor el pie de un guardia civil

BarcelonaEl caso de Òscar Morros va como anillo al dedo en el relato de la violencia que denunciaron las fuerzas de seguridad el 1-O del 2017: un chico atropellaba a un agente de la Guardia Civil en Dosrius. Pero el atropello fue fortuito. Y la Guardia Civil, que ese día provocó una veintena de heridos cargando sin contemplaciones contra la gente que defendía la escuela, le agredió y le denunció posteriormente. Él fue el primero de los seis detenidos del 1-O y justo en la víspera del séptimo aniversario, acaba de ser amnistiado, según ha podido saber el ARA, tras ser condenado por un delito de atentado a la autoridad y de lesiones. De nada sirvió la pericial de un médico que concluyó que Morros tiene diagnosticado un trastorno de espectro autista que le impide mentir o cometer una agresión.

¿Pero qué ocurrió exactamente? Aquel domingo de hace siete años, Morros fue con el ciclomotor a las afueras de Dosrius para fotografiar los furgones de la Guardia Civil que se habían concentrado a la espera de recibir nuevas órdenes tras atacar al vecindario de Canyamars. Cuatro agentes corrieron hacia él y le exigieron que se identificara, pero se asustó, puso en marcha la moto e intentó huir. Uno de los agentes puso el pie delante de la rueda y el chico, que entonces tenía 29 años, no se detuvo. "Yo no quería hacer daño a nadie, pero con los nervios arranqué la moto y él me puso el pie", explica Morros.

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Entonces, otro agente se abalanzó sobre él y cayeron al suelo. Luego le llevaron a un camino que estaba protegido por una cadena, donde le empujaron y se tropezó. "¡Suerte que llevaba el casco!", subraya Morros. En el suelo, asegura que le empezaron a dar patadas hasta que un superior lo detuvo. Sin embargo, las vejaciones no habían terminado. Cuando le devolvieron al lugar del incidente, aprovechando que estaba inmovilizado por otros agentes, el guardia civil al que había pisado el pie le dijo: "Tú me has pisado el pie, yo te rompo un dedo", recuerda Morros . No era una amenaza. Se lo rompió. De camino al cuartel de Premià de Mar, el agente que le custodiaba le pisaba los pies y le ponía una y otra vez el himno franquista con el móvil.

Cuatro días llorando sin hablar

Los siguientes cuatro días se les pasó llorando, sin hablar con nadie. "Estaba en choque y no entendía nada", dice el encausado. Su madre, Pilar Travessa, asegura que el Proceso ha servido a su hijo para relacionarse: "Lo vivió muy intensamente y era una forma de distraerse, pero todo el mundo sabe que es una buena persona y que huye de las situaciones tensas" . Denunció los abusos policiales, pero la causa enseguida se archivó. En cambio, la causa contra él sí salió adelante. Y en junio, Morros era condenado a nueve meses de cárcel ya multas de 500 euros al agente que le derribó y de 150 euros al guardia civil al que pisó el pie con la moto. La juez también dictaminó que debía asumir las costas procesales. "Con todo el proceso judicial me he gastado más de 10.000 euros porque la pericial ya costaba unos 3.000 y la Caja de Resistencia, con la que contacté, no es que no me haya ayudado, es que ni me ha respondido" , denuncia Travesía.

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Ella ya no confía en la justicia: "La primera culpable es la juez instructora, que archivó la denuncia que presentamos". Andreu van den Eynde, su abogado, sostiene que la juez no tuvo "la valentía de rebatir a la Guardia Civil", aunque el agente de la pisada solo estuvo de baja dos días y el que cayó al suelo ni se la cogió. La amnistía alivia a su madre, pero no del todo. “Yo lo que quiero es la absolución porque mi hijo no hizo nada con mala intención, pero lo grave es que no ha ido a la cárcel porque se ha aceptado como atenuante que el juicio se detuvo más de tres años, no porque lo considere inocente”, lamenta Travessa.

Quien aún no ha sido amnistiado es el exalcalde Marc Bosch, que recibió empujones y porrazos de la Guardia Civil sin dialogar ya pesar de tener los brazos en alto. "Estoy investigado por desobediencia y resistencia grave con otro concejal y estamos pendientes de la amnistía, así como los antidisturbios que nos agredieron, pero hemos reclamado que no se les aplique porque hay lesiones y si hay violencia no hay entran", señala Bosch, que acabó en el Hospital de Mataró, de donde salió con un collar cervical.

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El ex alcalde de Esquerra celebra que Morros sea amnistiado. "Es un buen chaval que no dice mentiras y ese relato que somos violentos es una fantasía para criminalizar al independentismo". Pero ella y su hijo siguen al pie del cañón. El vía crucis judicial no les ha hecho desmovilizarse.