Sociedad

El doctor en senderos que anima a la gente desde hace 10 años

El reto número 100 del dr. Soler atravesó Figueres por el subsuelo

HiguerasUnas 2.000 personas realizaron el pasado fin de semana el reto número 100 del dr. Soler, que consistía en dar una vuelta circular de ocho kilómetros al término de Figueres, atravesando la ciudad por el tramo subterráneo de unos dos kilómetros de la riera Galligans. Los retos del dr. Soler son bastante conocidos entre los corredores de montaña y aficionados locales al deporte en general y, sin embargo, son prácticamente desconocidos más allá del Alt Empordà.

Se trata de una iniciativa que une deporte y descubrimiento del entorno comarcal y que ideó hace diez años el figuerense Carlos Soler. Constructor de oficio, Soler tiene actualmente 45 años ya los 13 empezó a practicar atletismo. Hacia los 19 años empezó a correr en montaña y ya no regresó ni al tartán ni al asfalto.

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Animado por amigos y colegas deportistas, en febrero de 2015 empezó a proponer una carrera cada mes en un lugar distinto del Alt Empordà. El primer día de cada mes a las siete de la mañana, Soler publica en Facebook e Instagram su reto para el próximo mes. "Es un juego para mantener el suspense. Y, si el día 1 cae en fin de semana, hay algunos cientos de personas esperando a que haga público el reto", explica Soler, satisfecho y, en cierto modo, también algo sorprendido por el éxito de su iniciativa.

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Retos al alcance de todos

Los retos del dr. Soler están abiertos a todo el mundo, son gratis y el organizador lo hace de forma altruista sin esperar ningún retorno económico. Lo único que pide a los participantes es que se descarguen la app Strava –que también es gratuita–, y así pueden seguir las rutas que propone. "A mí me hacen un gran favor que la gente se la descargue y siga los retos con la aplicación, porque así tengo una mínima constancia de cuántos la hacen". Sin embargo, Soler también las marca con cintas de plástico –que luego retira– porque sabe que hay mucha más gente que las hace sin seguir la ruta por la app.

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Oasis durante la pandemia

“Me enteré por el boca a boca y ahora hará unos tres o cuatro años que hagamos todos los retos”, explica Daniel Bonaventura, gerundense de 64 años y destacado corredor en el ámbito catalán entre los de su edad. "Somos un grupo que los hacemos todos de forma competitiva porque todos somos muy competitivos", añade. Incluso hay retos que los hace dos y tres veces para realizarlos cada vez en menos tiempo. Bonaventura señala que los retos del dr. Soler tuvieron mucha encuesta durante la pandemia, porque era la única carrera que podía hacerse. “No hay aglomeraciones, cada uno lo hace el día y hora que quiere y tiene un mes para hacerlo. Era la opción perfecta para los que echábamos de menos participar en carreras”, explica.

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“Sí, la covid nos dio un buen empujón”, dice Jesús Picornell, uno de los cuatro inmortales que han realizado los 100 retos hasta ahora. Picornell, profesor de informática, siempre echa una mano a Soler a la hora de marcar el reto en el Strava. Él empezó a hacer deporte un poco en serio, más allá de jugar al fútbol en la escuela, a los 20 años, y no se calzó las zapatillas para ir a correr hasta los 40. “Hay retos de todo tipo, y algunos son algo complicados. Tanto pueden hacerse corriente como caminando, y algunos también en bicicleta. Creo que el éxito de los retos es una suma de cosas”, opina.

“En mi caso, no sigo exactamente siempre el reto propuesto para el mes en cuestión sino que también hago de atrasados”, dice Josep Fàbrega, de 70 años y de Torroella de Fluvià, que ha hecho mucho deporte toda la vida pero que ha descubierto hace poco la montaña. "Hasta hace cinco años no tenía tirada, pero ahora hago salidas con tres o cuatro grupos diferentes cada semana". Fàbrega cree que todos los retos del dr. Soler “son asequibles, algunos incluso son muy fáciles, pero para gente algo acostumbrada a hacer deporte. Me gustan porque, además de hacer deporte, descubro rincones que tenemos ahí al lado que ni sabía que existían. Pensar que a veces tomamos aviones para ver cosas que no son tan bonitas como algunas que tenemos aquí y no lo sabemos”.

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Doctor en corriología

Un detalle que llama la atención es el apodo de doctor al creador de los retos. "Me lo puso un corredor de carreras de montaña lanzanense de origen belga, Philippe Verdoot. A menudo me pregunta cómo ir de un punto a otro por senderos y siempre tengo una respuesta. Somos amigos y un día me dijo « Carlos, eres un doctor en senderos», y el apodo ha quedado", explica. "De hecho, ahora empieza a haber gente que me reconoce por la calle y me dice «Adeu, doctor» o me piden hacerse fotos conmigo. Accedo porque no quiero hacer un desaire a nadie, pero la idea de que la mía imagen sea muy conocida no me acaba de hacer el peso. No me gustan las redes sociales y no propongo los retos con ningún afán de protagonismo. mi imagen y la de mi familia", dice.

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Soler es un figuerense enamorado de su comarca y los retos siempre están en el Alt Empordà, lo que determina la dificultad de las rutas. “Cada pueblo tiene lo que tiene. Cabanes, Peralada, Vilabertran, etcétera, son términos muy o completamente llanos y los retos tienen poca dificultad. Pero otros pueblos tienen más relieve y desnivel y, en los que hay subidas en pie, éstas salen a la ruta. La gente no recuerda los retos fáciles sino los que les cuesta superar. Además, por algo está la palabra reto”, concluye.

Las entrañas de Figueres

El reto del pasado fin de semana es diferente al resto porque sólo se pudo hacer el sábado y el domingo, de 8 de la mañana a 8 de la tarde. El hecho de tener que atravesar el arroyo Galligans ha hecho que se circunscriba a dos días. “El Ayuntamiento dijo que no podía tenerla abierta un mes. Está prohibido pasar, debajo no hay cobertura telefónica y hay algunas partes donde es fácil resbalar. Si alguien hace el reto solo y duele podría haber un problema”, explica Soler. La riera Galligans, que atraviesa Figueres, empezó a cubrirse en 1831, en parte por la corriente higienista de la época y porque era un foco de posibles infecciones. Se hizo por etapas y la última fase se inició en 1920.