Mundial de Qatar

Enfrentarte a tu país natal, la moda del Mundial de Catar

Con el Francia-Marruecos, hasta 28 futbolistas ya habrán jugado en esta Copa del Mundo contra el estado en el que nacieron

Joan Carol
y Joan Carol

BarcelonaEn el fútbol de clubes, es habitual que cada temporada haya jugadores que se tienen que enfrentar a su exequipo. Un caso reciente, el del danés Martin Bratihwaite, que, sin cambiar de ciudad, se enfrentará al Barça por fin de año en el regreso de la Liga. O, por ejemplo, Álex Baena, que, después de jugar cedido en el Girona y ser una pieza clave del ascenso, ha vuelto a su club de origen, el Villarreal. Jugar contra tu exclub puede ser más o menos habitual, pero en el Mundial catarí se está normalizando un fenómeno que cuesta más ver: el de los jugadores que se enfrentan a la selección del país donde nacieron. El equipo del Marruecos, con 14 jugadores nacidos lejos de sus fronteras, es el ejemplo más evidente. Pero hay más.

La normativa de la FIFA respecto a las nacionalidades de los futbolistas ha ido cambiando a lo largo de los años. La última modificación fue en 2020, y daba más libertad a los jugadores para decidir a qué selección querían representar. Hoy en día, un futbolista puede escoger la selección de un país si ha nacido en el territorio de aquella federación, si lo han hecho sus padres o abuelos biológicos o si ha vivido en el territorio de la federación durante más de cinco años (o durante tres años, en el supuesto de que fuera durante la etapa comprendida de 0 a 10 años), una interpretación de la norma que ha permitido que se incremente la libertad de los futbolistas para escoger qué camiseta quieren representar.

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Uno de los casos que se ha beneficiado de este último cambio en la normativa, a pesar de no haber jugado en Catar contra su país, es el del central Aymeric Laporte, nacido en Agen (Francia) y que actualmente está en las filas del Manchester City. En 2016 Laporte sufrió una lesión antes de la Eurocopa, cuando tenía muchas opciones de debutar con Francia. Desde entonces, el seleccionador francés Didier Deschamps ya nunca confió en él. Los años que el defensor pasó en territorio español, vistiendo los colores del Athletic Club, le sirvieron para nacionalizarse en España, y por ese motivo Luis Enrique lo podía convocar.

Enfrentarte a la tierra donde naciste

El azulgrana cedido al Milan, Sergiño Dest, es uno de los jugadores que durante el Mundial se ha enfrentado a su país natal. Lo hizo en los octavos de final, en la derrota de Estados Unidos contra Países Bajos. El lateral habría podido escoger el equipo orange en lugar de Estados Unidos, puesto que nació en Almere (Países Bajos). Breel Embolo se enfrentó con Suiza a Camerún en la fase de grupos. El jugador de origen camerunés marcó el gol de la victoria, pero no lo celebró por respecto a sus raíces. Los suizos también han visto la otra cara de la moneda: el portero Diogo Costa, nacido en tierras helvéticas, los eliminó en los octavos defendiendo los colores de Portugal.

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El jugador del Sevilla y exportero del Girona, Yusuf Bono, es nacido en Montreal, pero defiende la portería del Marruecos, y jugó contra Canadá en la fase de grupos. La portería canadiense la defiende Milan Borjan, nacido en Croacia. En el partido entre Canadá y Croacia, Borjan recibió cánticos ofensivos por parte de los forofos de su país natal. Es compañero de Bono el lateral Achraf Hakimi, nacido en Getafe (Madrid) y verdugo de los de Luis Enrique en los octavos. El portero suplente de Marruecos, Munir Mohamedi, nació en Melilla. Los marroquíes, que este miércoles (20 h, Gol Mundial y TVE) se enfrentan a Francia en unas semifinales históricas, son los que tienen más jugadores nacidos en otros países (14).

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De los jugadores de Marruecos, tres son nacidos en Bélgica: Selim Amallah, Ilias Chair y Bilal El Khannous se enfrentaron y ganaron al equipo del ya exseleccionador Roberto Martínez. El técnico catalán lamentó en la previa de aquel partido que la federación belga no fuera capaz de mantener a jugadores talentosos como Selim Amallah, que había jugado con las categorías inferiores de Bélgica. "Hace falta un plan claro dentro de la federación belga: si juegas con la sub-21, tienes que acabar llegando a la selección absoluta", dijo Martínez. El entrenador de Balaguer, no obstante, sí que respetó la decisión de los jugadores: "Debes representar la camiseta del país del que te sientes".

A veces, escoger representar a una nación u otra puede ser por una cuestión de nivel, de tener más opciones de jugar con la selección a priori menos talentosa, pero hay casos, como el de Amallah que mencionó el extécnico de Bélgica, que se trata de un futbolista que había llegado a jugar en el combinado sub-21 de Bélgica. O el caso del también marroquí Hakim Ziyech, que representa a Marruecos, pero podría haber escogido jugar con Países Bajos. Hay casos en los que las decisiones se fundamentan en cuestiones identitarias y de arraigo familiar. Bartolomé José Moya Olives, profesor de la Universitat Ramon Lull y licenciado en historia, destaca la ascendencia directa de los jugadores: "El lugar de nacimiento de los padres desarrolla un sentimiento de pertenencia a unos orígenes".

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Por ejemplo, el mencionado Bono, a pesar de nacer en Canadá, vivió parte de su infancia en Marruecos y domina la lengua árabe, a diferencia de algunos de sus compañeros de equipo, que están menos acostumbrados. Bono, además, habla castellano, inglés y francés. Moya habla del rédito que saca Marruecos y pone encima de la mesa el concepto de soft power: "Este concepto del poder blando se utiliza en relaciones internacionales para describir la capacidad de un estado para influir en los otros. El fútbol permite tener presencia en otros países y tener jugadores marroquíes que juegan fuera y que, encima, triunfan con la selección, es una manera genial de dar a conocer el país. En este caso, a través de un deporte de masas". En general, el mundo árabe se está abrazando al hito mundialista de Marruecos, pero Moya recuerda los casos de países antagónicos, como Argelia, alejada de los éxitos del combinado marroquí.

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De todas maneras, en Catar, ha habido ocho mundialistas que han eliminado a la selección del país donde nacieron y 18 que han caído ante los equipos de su tierra natal. Hasta ahora se impone la dulce venganza de los países de origen delante de la ambición de aquellos que han desertado la camiseta de donde nacieron. La semifinal entre Marruecos y Francia hará variar esta lista, por un lado o por el otro, puesto que los jugadores de la selección norteafricana Romain Saïss y Sofianne Boufal son nacidos en territorio francés. De hecho, también lo es el técnico marroquí, Walid Regragui.