¿Qué se esconde detrás de la moda del bronceado?

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Lucir una piel bronceada es sinónimo de belleza. Por eso, a pesar de las alertas médicas, no son pocas las personas que pasan horas tumba y tumba al sol para oscurecer la epidermis. ¿Pero desde cuándo está de moda broncearnos?

Retratos como los de Maria Antonieta, Las meninas de Velázquez o las mujeres de Rubens muestran cómo, a lo largo de la historia, ha dominado precisamente lo contrario. La pigmentación y las manchas o pecas eran mal vistas, en pro de una clara preferencia por pieles de porcelana. Un hecho que no podemos comprender únicamente por imperativos estéticos, ya que debemos entender que estaban motivados por sesgos raciales y clasistas. Por un lado, lucir una piel blanca connotaba superioridad social. Significaba no haber pasado largas horas cultivando la tierra, sino llevar la vida ociosa característica de los estamentos privilegiados. Por eso, en el pasado se han empleado infinidad de productos para blanquear la piel, desde polvo de arroz hasta arsénico. Además, las mujeres llevaban sombrillas, pamelas y guantes precisamente para proteger la piel del sol. También cabe añadir cuestiones racistas, ya que, a través de la palidez como ideal de belleza, se imponía la pretendida superioridad blanca.

Esta moda empezó a cambiar a principios de los años 20 del siglo pasado. Algunos apuntan a que Coco Chanel la encabezó, aunque cuesta creer que una cuestión tan ancestral y con significados tan profundos pueda revertirla una sola persona. Más bien, hay que fijarse en los cambios de hábitos de la nueva clase dominante, la burguesía, que llevaba una vida más activa que la nobleza. Además, las corrientes higienistas aconsejaban los baños y la práctica del deporte con fines terapéuticos. Estas nuevas costumbres estaban más vinculadas a las posibilidades de ocio de los estamentos privilegiados, que gozaban de más tiempo y capacidad adquisitiva para practicarlos. Así pues, desde ese momento la blancura de la piel dejó de ser un signo de distinción y, en consecuencia, desapareció también de los ideales estéticos. La piel morena empezó a ser tan apreciada que en la década de los 30 la llamaron “la edad del bronce” y a partir de ahí cada vez la ropa de baño tapaba menos superficie del cuerpo.

Por tanto, la moda del bronceado ¿es más inclusiva en cuestiones raciales y clasistas? Lastimosamente, no. Los productos de blanqueamiento de la piel, altamente peligrosos para la salud, están aumentando en África y en la zona Asia-Pacífico. Está claro que las consecuencias de siglos de esclavitud y colonialismo siguen vivas. La piel bronceada es simplemente otra modalidad de piel blanca, que se impone hegemónicamente a través de los cánones de belleza. Además, tampoco vale cualquier bronceado. El moreno paleta no se considera atractivo porque es el reflejo de una profesión alejada del privilegio social, mientras que el bronceado de gafas de esquí, que puso de moda Kim Kardashian, fue ampliamente imitado. Los cánones de belleza han incorporado más tonos de piel, pero está claro que estos, junto con el bronceado, siguen altamente determinados por semánticas racistas y clasistas.

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