¿Por qué esperar para ver en TV3 una serie disponible íntegra en RTVE Play?

Este lunes se estrenó en TV3 con mucho éxito de audiencia Esto no es Suecia, la serie de Aina Clotet y Mar Coll en torno a los retos, las contradicciones, las exigencias absurdas y las joyas de la crianza. El primer episodio acaba con un giro oscuro e inesperado, que cae de forma repentina en medio del registro en el que se estaba moviendo la trama. Nos encontramos frente a un cliffhanger evidente, uno de esos ganchos que utilizan las series de emisión semanal para mantener viva la tensión de los espectadores para que vean el siguiente episodio al cabo de una semana. La cuestión es que Esto no es Suecia, coproducción entre TV3, TVE y SVT, la televisión pública sueca, está disponible íntegra desde el martes en RTVE Play en una versión con todavía algo más de presencia de castellano, pero donde el catalán sigue siendo la lengua central. Entonces, ¿merece la pena esperarse a seguirla por TV3 cuando se puede hacer un maratón de los ocho episodios, puro binge watching, en la web de RTVE? ¿Y a partir de qué criterios se ha decidido aumentar el peso del castellano en esta versión que sigue manteniéndose mayoritariamente en catalán? ¿Es TVE quien marca unos mínimos o las propias creadoras lo han preferido así? ¿Cómo se verá, por cierto, la serie en la SVT?

No tengo respuesta a las preguntas de carácter lingüístico, aunque se agradece que en algún episodio los guionistas, Aina Clotet, Valentina Viso y Daniel González, muestren una cierta autoconciencia humorística sobre la absurdidad de hablar en castellano a gente que entiende el catalán, como en una situación que protagonizan Sam (Marcel Borràs), el padre protagonista, y la niña sueca amiga de su hija Lia. Por otra parte, confieso que no me he esperado en TV3 para seguir viendo por dónde iba la serie, una de las propuestas más potentes en la ficción reciente en nuestro país. Esto no es Suecia encaja de lleno en la comedia de la crianza, una tendencia que apareció en las series en la segunda mitad de la década pasada coincidiendo con el auge de mujeres creadoras de comedia que empezaron a visibilizar una experiencia de la maternidad en las antípodas de ciertas idealizaciones, pero sin caer tampoco en dramatismos, y con títulos de referencia como Catastrophe, Better things, Madres trabajadoras y la imprescindible The letdown.

La creación de Clotet y Coll recoge este "humor de madre" a la hora de revisar la obsesión por la crianza perfecta que afecta a la generación en torno a la treintena a partir de esta pareja, Sam y Mariana (Aina Clotet), que se va a vivir con las dos criaturas a Vallvidrera para cumplir el sueño de familia ideal al modo sueco. Clotet demuestra una vena cómica innata que le permite construir un personaje con el punto justo de autoparodia. Mariana resulta especialmente divertida cuando está al borde del desastre por su obsesión por el ideal sueco que encarna a la vecina. Sin perder nunca el sentido del humor, la serie indaga en la que ocurre cuando se invierten los roles en la dedicación a los cuidados, como es el caso porque Sam se encarga de quedarse en casa mientras Mariana retoma la su trabajo después de cuatro años, y explora en un registro casi de documental confesional los miedos y las angustias que generan la paternidad y la maternidad a través de las sesiones de terapia que aparecen al final del primer episodio y que se van repitiendo en el inicio del resto, con la aportación de testimonios de personajes como Roberta (Marta Bassols, poca gente más carismática en nuestro país) y Andrea (un pequeño papel de María Adell, compañera crítica de cine de este diario) . Y en el corazón de todo ello, la pregunta que se formula Mariana: ¿una mala hija puede ser una buena madre?