Hablemos de dinero

Ferran Palau: "No sé si tengo cuenta bancaria propia"

El cantante explica su relación con el dinero y la experiencia laboral

Júlia Riera Rovira
y Júlia Riera Rovira

Le gustaba el cine de terror y quería dedicarse a los efectos especiales, pero ha acabado siendo cantando porque la música "da sentido a la existencia humana". Ferran Palau (1983) nació en una familia humilde de Collbató: “Nunca recuerdo haber ido a un hotel, íbamos a campings. Los padres han sido sencillos, pero siempre se han volcado para darnos lo que nos hacía falta". De hecho, en cuanto le gustó la música le regalaron una guitarra.

El padre tenía una pequeña empresa de construcción: "En términos generales, hemos tenido una vida estable y agradable". A los 17 años empezó a hacer de albañil, hasta que el negocio familiar cerró el año 2008, coincidiendo con la crisis económica

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“Siempre he estado haciendo música y para mantenerme he trabajado en diferentes trabajos”, explica el cantante, que combinaba su pasión con trabajos en la fábrica o en el almacén. 2003, junto con Louise Sansom, su pareja, fundaron Anímic, un grupo totalmente autogestionado: “Louise acababa dejando trabajos porque, si no, no podía ir a los conciertos. Siempre poníamos por delante la música”.

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"Vivir de la música en este país es muy complicado, de hecho, es un milagro", remarca el cantante. En 2012 empezó su proyecto personal y desde entonces vive exclusivamente de hacer canciones. “El no llego a fin de mes es casi un chiste. Hay situaciones mucho más complicadas que esto”, explica el artista. Su proyecto, pese a ser de “mucha calidad”, en ocasiones ha sido “deficitario”. Pero desde que Sansom es su mánager es más fácil: “Propicía que los dos rememos en la misma dirección, que todos los ingresos que genera mi música lleguen a casa”.

Además, Sansom es también quien lleva “la batuta” de la economía familiar: “Nos hemos repartido el trabajo. Ella es mucho mejor que yo en esto. Yo simplemente le pregunto qué tarjeta puedo utilizar”. "Cuando estamos haciendo conciertos, tengo dinero en efectivo de la venta de discos, entonces voy tirando con eso", explica Palau. Y añade: “No tengo ordenador, no sé ni arrancarlo. Y tampoco sé entrar en la cuenta bancaria, es que no sé si tengo una para mí solo. Confío 100% y lo hace muy bien con los pocos recursos que tenemos.”

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“Yo toco por los Països Catalans ya menudo salgo por la península, pero llega un momento en que ya lo has hecho todo mil veces, que debes parar y dejar que se oxigene”, explica Palau. Hacer cajón por estos meses, además de ahorrar por invertir en un nuevo proyecto es realmente complicado, por eso reclama el apoyo de las instituciones.

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El mayor problema asegura que es el derroche del dinero público: “Cada vez se destina más dinero, pero está peor repartido”. La artista considera que la tendencia es gastar todo el presupuesto el fin de semana de fiesta mayor en lugar de cuidar el tejido cultural durante todo el año. Además, considera que este sistema maleduca a la gente: “No toda la música es festiva ni gratuita. Hay que acostumbrarse a pagar entradas. A nadie se le ocurre que el cine o el teatro pueda ser gratis, pero con la música sí.”

El año pasado el músico tuvo uno de los episodios económicamente más duros cuando apostó por invertir artísticamente en un videoclip: “En el trabajo Louise hizo muchos cambios, tenía mucho trabajo y pocos ingresos. Y lo mío era una animalada porque era un proyecto 100% artístico, no tenía un regreso asegurado como sí tiene un disco –explica Palau–. Llevo más de 30 conciertos desde que empecé esta gira y ahora empezamos a salir del pozo”, apunta el artista.

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Sobre la vivienda, Palau vivió de alquiler en Esparreguera hasta que sus padres le alquilaron su casa a él y al resto de componentes del grupo: “Vivimos todos juntos aquí. Louise y yo ya nos hemos acabado quedando”.

El músico asegura que viviendo de la música sacrificas “muchas cosas” pero siempre “vale la pena”. Y por ahora, no piensa en el futuro: “No tendré una pensión y no estaré de por vida haciendo conciertos. Llegará un momento que tendré que parar. Dijéramos que es tan vocacional que incluso arriesgas tu seguridad”.