¿Eres más frío? Pues podrías vivir más años
El estudio del envejecimiento puede derivarse en aplicaciones que permitan tener una buena salud durante más años.
Saber por qué envejecemos es uno de los objetivos principales de la investigación biomédica. Aunque el envejecimiento es un proceso natural e inevitable, al menos para los humanos, tiene unas bases biológicas definibles que cada vez se conocen más. Esto permite no sólo entender mejor cómo funciona el cuerpo, sino que, una vez se han descrito los principales mecanismos, se puede pensar en manipularlos para ralentizar la degradación que provoca el paso de los años. El metabolismo es uno de esos mecanismos que influyen en el envejecimiento, hasta el punto de que se ha propuesto que es uno de los principales factores que determinan la longevidad. Un artículo publicado en la revista Nature Metabolism sugiere que, en realidad, es mucho mayor la temperatura corporal.
Las causas del envejecimiento son múltiples y complejas, pero cada vez se saben más detalles. Las teorías que las explican pueden resumirse en dos grandes grupos: las que dicen que hay una base genética y las que no. Las primeras proponen que la longevidad viene determinada por una serie de instrucciones incorporadas en el genoma. Esto es evidente a nivel de especie (un ratón tiene una esperanza de vida muy distinta a la de un elefante, por ejemplo), pero no tanto si nos fijamos en cada individuo. Las teorías que definen el envejecimiento más allá de la genética, en cambio, hablan principalmente de desgaste, entendido como una acumulación progresiva de pequeños daños que sufren las células y que acaban haciendo que no funcionen correctamente. El consenso actual es que la combinación de ambos tipos de teorías es la que da una imagen más esmerada de lo que significa realmente envejecer.
El factor del metabolismo
Dentro de los factores que tienen un impacto tanto en el lado genético como en el no genético del envejecimiento se encuentra el metabolismo. En principio, cuanto más rápido sea el metabolismo de una especie, más corta es su esperanza de vida. Y cuando se baja experimentalmente el metabolismo de un animal, por ejemplo limitando las calorías que come, la longevidad aumenta. Pero existe un factor que complica esta relación, porque una consecuencia de un metabolismo reducido es también una variación en la temperatura corporal. Por tanto, no se sabía cuál de las dos cosas era más importante para determinar el ritmo de envejecimiento.
Para resolver esta duda, un grupo dirigido por el doctor John Speakman, de la Universidad de Aberdeen, en Reino Unido, analizó dos pequeños mamíferos, los ratones y los hámsters, y los sometieron a condiciones experimentales que les alteraran el metabolismo pero no la temperatura corporal. Normalmente, los ratones que se estudian en el laboratorio se mantienen a una temperatura ambiental constante de 21 ºC. Se sabe que si se aumenta por encima de 32,5 ºC, los animales no se sienten cómodos y empieza a subirles la temperatura corporal. Esto hace que les baje el metabolismo, para compensarlo generando menos calor, y, a la vez, que coman menos. Pero se dieron cuenta de que si se les pone cerca de pequeños ventiladores se logra que no les suba la temperatura pero que el metabolismo siga reducido. Esto les permitió estudiar por primera vez estos dos factores por separado.
Lo que vieron es que los animales a los que les aumentaba la temperatura corporal y, consiguientemente, les disminuía el metabolismo, vivían menos. En cambio, quienes tenían ventiladores en las jaulas conseguían mantener una temperatura normal y, a pesar de una disminución similar del metabolismo y la ingesta, el efecto era lo contrario y vivían más tiempo. La conclusión de estos experimentos sería que la temperatura corporal parece más importante que el metabolismo para determinar la velocidad de envejecimiento de un individuo, al menos en el caso de estas especies de roedores. Aún no se sabe por qué camino la temperatura afectaría a la longevidad, ni si es un fenómeno conservado en otros mamíferos.
Envejecimiento de calidad
El estudio del envejecimiento ha realizado avances muy importantes desde principios de este siglo. Tras determinar qué elementos pueden estar implicados en el proceso, por primera vez estamos en condiciones de pensar en intervenciones que permitan cambiarlos. Esto podría, en principio, reducir la velocidad de la degradación de los tejidos. La principal consecuencia no sería necesariamente vivir más tiempo, aunque podría ser uno de los efectos, sino principalmente un envejecimiento con mayor calidad, es decir, pasar los últimos años de la vida con la mejor salud posible. Y, quizás aún más importante, mejorar el envejecimiento debería reducir el riesgo de las enfermedades asociadas a ellas, como el cáncer o las neurodegenerativas, que actualmente se encuentran entre las que producen mayor mortalidad.
Las posibles intervenciones para reducir el envejecimiento pueden verse, pues, como una nueva manera de tratar enfermedades que no se dirigiría directamente a la causa, como se ha hecho siempre, sino a una de las condiciones generales que las hacen más posibles. Falta ver si la nueva información sobre la influencia de la temperatura en la longevidad de estos mamíferos podrá aprovecharse para diseñar algún tipo de intervención que surta efecto en humanos.