Industria

Goula, los juguetes 'made in Vic' que deslumbraron a todo el mundo

La empresa cayó en los 90 víctima de la dura competencia de la industria china y de los juegos de plástico

En un pequeño piso de Vic, Josep Goula y Montserrat Camprodon pasan los días rodeados de personajes insólitos. Comparten hogar con payasos, acróbatas, monaguillos y toreros. En un rincón del comedor hay un montón de parejas de novios. Más allá, elefantes y unas jirafas estrafalarias con sombrero de copa. Es 1942 y hace pocos meses que este peculiar matrimonio de Vic ha decidido dedicarse en cuerpo y alma a hacer realidad su negocio. Fabrican figuritas de madera de dimensiones diminutas y las pintan a mano. Miden entre 2,5 y 6 centímetros, hay decenas de diferentes y son ideales para decorar todo tipo de pasteles, desde roscones de Reyes y monas de Pascua hasta pasteles de bautizo, bodas y cumpleaños. En ese momento, Josep y Montserrat aún no lo saben, pero están sentando las bases de la que acabaría siendo una de las marcas catalanas de juguetes más prestigiosos del siglo XX: Goula.

De hacer figuritas de pasteles pasaron a fabricar juegos de madera y les salió muy bien. Sus creaciones llegaron a dar la vuelta al mundo. “Exportaron miles de unidades en países como Estados Unidos, Alemania, Portugal, Suiza, Países Bajos, Bélgica y Francia”, enumera Montsita Rierola en su tesis doctoral Goula. Arte, juego y memoria. Las que tuvieron más renombre fueron unas figuras de madera que tenían muelles en el cuello y en las extremidades. Pero su catálogo era extensísimo: existían desde pequeños muñecos articulados hasta juegos para construir ciudades enteras con edificios de madera, por ejemplo.

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“Fueron uno de los pioneros de los juegos educativos en España y ganaban un montón de concursos públicos para proveer a los centros educativos”, contextualiza Jordi Lafon, coautor con Montsita Rierola de la exposición Goula. Proyecto de arte, juego y memoria, que se puede visitar hasta el 5 de febrero en el espacio Mataró Art Contemporani. "Llegaron a tener entre 60 y 70 trabajadores directos y estaban presentes en las ferias internacionales del sector", apunta. Pero, ¿cómo lograron construir esta historia de éxito?

Los expertos lo atribuyen a una suma de factores. “Josep y Montserrat eran muy exigentes con todo lo que hacían y siempre buscaban fabricar productos de máxima calidad –arranca Lafont–. Miraban mucho a Europa, estaban atentos a las tendencias, se supieron rodear de un equipo excelente y todo el que trabajaba en la fábrica sentía el negocio como si fuera propio”. En los años 90, después de tres generaciones, Goula empezó a tambalearse. “Eran años de crisis y la empresa disminuyó la facturación, se demoró en los cobros y sufrió problemas de suministro”, recoge Rierola en la tesis. "La competencia de China tampoco ayudó", añade Lafont. En 1994 hizo suspensión de pagos y en 1996 la fábrica cerró para siempre. La marca se vendió a la multinacional neerlandesa M&R de Monchy. "Esto certifica que era una marca muy bien posicionada", destaca el experto. Hoy está en manos de Jumbo Diset, que sigue utilizándola para juegos de madera.