¿Dónde voy si tengo una fiesta 'vintage' y no sé qué ponerme?

El Arca Barcelona es un templo del buen gusto. Desde hace más de 50 años Carmina Viñas y sus hijas, Nina y Carmina, trabajan el vintage. Desde mucho antes de que aquí nadie supiera qué era este concepto hoy tan recorriendo, tan incrustado dentro de nuestro lenguaje cotidiano. El vintage aplicado a las prendas de vestir, ropas y complementos de moda. Todo entre aproximadamente en 1920 y 1980, un arco temporal lo suficientemente amplio para satisfacer los gustos de su público fiel, y también de todos aquellos que descubren por primera vez la tienda de la calle dels Banys Nous. Fundada a mediados de los años 60 por Carmina con el nombre El Arca de la abuela y con la personalidad de fusionar los orígenes de las dos ramas de la familia. Por la parte paterna, el textil, el mundo de los encajes, las mantillas y las puntas; y por la parte materna, la tradición de anticuarios. "El Arca es la conexión de los dos influjos", explican la fundadora Carmina y su hija Nina.

Los viajes a París fueron una revelación, una epifanía para la primera: "Descubrí que el textil antiguo se valoraba mucho y que había un mercado muy interesante". Sin embargo, aquí no pasaba. Éste fue el germen de la tienda, ese nicho de mercado que, con intuición pionera, le hizo abrir el local. Una de las primeras, por no decir la primera, de ropa vintage en el país. "Mi padre me decía si estaba loca: «¿Dónde vas con esa ropa sucia y usada!?». Por suerte, la idea fue buena y el nombre todo un acierto: El arca de la abuela, haciendo referencia al arca donde las novias guardaban su ajuar nupcial, con el vestido, las sábanas, la ropa de casa, etc. Recientemente, desde que las dos hijas de Carmina han tomado las riendas del negocio, cuadraba más L'Arca Barcelona, ​​a efectos comerciales y de difusión, sobre todo. Pero para todos aquellos, muchos, que le quieren, El arca de la abuela seguirá en la memoria.

Primero especializada en textil del hogar y encajes para los vestidos de novia, fueron especializándose en esta segunda categoría hasta convertirse en un referente en la confección a medida de vestidos de novia con ropa antigua o de inspiración antigua. También la moda Adlib, la ropa ibicenca, ha sido un punto del negocio. Con los años, han ido introduciendo el fascinante mundo de la ropa vintage, siempre de categoría, bien hecha, con buenos tejidos, de época aunque no sea de marcas top. ¿Los proveedores de todo esto? Pues las casas particulares que venden los vestidos y las ropas de la abuela o de la madre y ellas son las encargadas de darles una nueva vida. Ya sea vendiendo las piezas tal cual, o utilizándolas para confeccionar sus propias creaciones.

Armario para films como 'Titanic'

¿Clientela? Pues bastante variada. Por un lado, las novias que quieren un traje algo especial. A partir de las ideas que les transmiten, ellas -y su taller particular de confección- se hacen cargo. También reciben clientes que desean un traje de los años veinte para participar en una fiesta temática. Turistas, fuerzas. Y expados también, que en sus países de origen están habituados a este tipo de tiendas. Y producciones audiovisuales que necesitan vestuario. Por ejemplo, filmes tan populares como The Artist o El gran Gatsby. Y Titanic, claro, ésta es su historia más popular. La clienta norteamericana que les compró unos vestidos preciosos provenientes de dos señoras mayores que los habían vendido. Un año después, les hizo saber que les habían utilizado para el famosísimo filme de James Cameron. Kate Winslet luce uno en la dramática escena del intento de salto desesperado en el mar. Aún hoy, en la entrada de la tienda, tienen expuesto uno de los trajes –éste se lo quedaron– a modo de prenda museizada.

La ropa que luce Penélope Cruz en Vicky Cristina Barcelona también salió del Arca. Diseñadores tan relevantes como John Galiano y Jean-Paul Gaultier han pasado por ahí a buscar piezas para inspirarse para sus colecciones. De las dos hijas de Carmina, Nina se ha especializado en la parte de la moda y creación; y Carmina, sobre todo a través de su web Vestir Arte, en el mundo de los mantones de Manila y las puntas del siglo XIX.

Resulta muy fascinante ver un traje de novia hecho con una cortina de 1910. El cuidado y el cariño que hay detrás. En el taller trabajan cuatro personas que cosen de forma totalmente artesanal. Una forma de recuperar formas de confección, bordado y costura que ya no se estilan. Una forma de poner en valor oficios antiguos. Nos enseñan también prendas vintage hechas según la técnica del rework o upcycling, o sea la transformación de ropas antiguas para conseguir nuevas prendas. A partir de un mantel, un traje camisero. A partir de una colcha, un pantalón. A partir de un tapete, un traje.