Entrevista

Francisco Castaño: "Tenemos un hijo con autismo educado"

Conferenciante, asesor familiar, profesor de secundaria y padre de Gaby e Ismael, de 26 y 18 años. Colaborador en varios medios de comunicación, publica 'La mejor versión de tu hijo' (Plataforma Editorial). www.francast.es.

BarcelonaHaz cada día, como mínimo, cinco cosas que no te gusta hacer.

¿Por qué?

— Es una regla que inventé para mis hijos y alumnos. Hay personas que salen de casa y se enfadan si hace sol o si llueve, o porque les sirven el cortado frío o demasiado caliente. Es una lástima vivir así. A mí no me gusta bajar la basura y tengo dos opciones: o la bajo quejándome o sencillamente la bajo. Es decir, es una cuestión de actitud y la actitud hay que educarla.

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Defines la educación como firmeza + afecto.

— Hay madres y padres que consideran que educar con afecto implica no poner normas y parece que poner normas suponga implantar el autoritarismo, pero no es así. Es importante valorar todo aquello que hagan bien los hijos, transmitirles que crees en ellos y hacerlo afectuosamente. Pero esto no entra en conflicto con el hecho de que tengan que asumir responsabilidades y respetar límites.

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No es lo mismo escuchar que obtener información.

— A menudo los hijos de familias que vienen a la asesoría se quejan de que nadie los escucha, especialmente los adolescentes. El problema es que los padres tendemos a confundir comunicar con interrogar. Si le preguntas a tu hijo qué ha hecho o dónde ha estado, a menudo las respuestas ya las conoces. Ha estado con los amigos. Por lo tanto, si lo sabes, ¿por qué se lo preguntas?

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¿Y no tendríamos que preguntar nada?

— Te tienes que poner en el lugar del hijo. Imagina que llegas a casa al atardecer y lo primero que hace tu pareja es interrogarte sobre cómo ha ido tal reunión o con quién has comido. Al final le acabarías pidiendo que te dejara tranquilo. Pues con los hijos pasa lo mismo. Tienes que hablar con ellosde canciones, de youtubers. No te tiene que extrañar que su tiktoker preferido tenga un millón de likes con un vídeo que ha colgado hoy. Si hay comunicación es porque tu hijo te habla de sus cosas, a pesar de que nunca serán todas las cosas. Siempre se reservará una parte, sobre todo si es adolescente.

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¿Qué te resulta especialmente complicado a la hora de ser padre?

— Hay muchas razones que hacen que educar sea difícil. Cuando tenemos un hijo o una hija estamos asumiendo la responsabilidad más grande de nuestra vida. Lo que pasa es que a menudo los padres nos generamos con los hijos unas expectativas que no se cumplen. Los sentimientos y emociones que nos hacen sentir se mezclan con la vida estresante que vivimos. Todo esto se suma a la dificultad que tenemos para comprender a nuestros hijos, hace que educarlos no sea nada sencillo. Además, las madres y los padres nos tenemos que formar. No por el simple hecho de ser padres sabemos cómo hacerlo y muchas maneras con las que fuimos educados ahora no funcionan.

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¿Hacia qué objetivo se orienta tu trabajo como padre?

— El objetivo de educar es conseguir la mejor versión de cada uno de mis hijos. Esto implica aceptar sus diferencias y trabajar de manera individual cada aspecto. Si tu hijo es introvertido, no conseguirás que sea el alma de la fiesta, pero sí tienes que tener como objetivo conseguir que se relacione educadamente y sepa estar en los lugares donde hay otra gente. Si, por el contrario, es extrovertido, tienes que vigilar con las cosas que digas en casa porque tan pronto como salga a la calle las explicará. Esto lo tienes que hacer con cada hijo y con cada aspecto de su comportamiento y su personalidad, para conseguir su mejor versión. Y, sobre todo, no compararlos. Cada uno es único e irrepetible.

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También los padres querríamos ser nuestra mejor versión.

— Yo no sé si soy mi mejor versión, pero sí te puedo decir que mis hijos me enseñan cosas cada día. Soy padre de un hijo con autismo y Gaby cada día nos enseña una cosa nueva. En casa creemos firmemente que todo se puede educar y por eso solemos decir que tenemos un hijo con autismo educado. Una vez te dicen, con tres años, que tu hijo tiene autismo, lo primero que hay que hacer es aceptarlo y salir adelante. Le hemos dedicado mucho tiempo. A base de paciencia, perseverancia y especialmente mucho afecto, hoy nuestro hijo es cariñoso, educado, razonable y tantos adjetivos positivos como quieras añadir. Ahora bien, de todo lo que te pueda decir un padre de los hijos, tienes que descontar al menos un veinte por ciento.