Perfil

"Es importante denunciar las discriminaciones que sufrimos las mujeres"

Silvia Planella, fundadora y directora de INGENIERO

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Silvia Planella

Formación

“De pequeña vivía en un barrio de Gerona, Sant Daniel, que es como un pueblo. Pasé allí toda mi infancia, y la recuerdo muy feliz porque estaba rodeada de un paisaje verde y con mucha libertad. Desde siempre he sido una persona muy creativa y, de pequeña, podía pasarme horas jugando y creando mis propios inventos o construcciones. Tuve la suerte de que mi familia fue muy moderna para la época y nos educaron plenamente en igualdad con mi hermano. De hecho, mi padre se dedicaba a la electrónica y era técnico aeronáutico, y me gustaba mucho ayudarle y acompañarle al aeropuerto. Siento que aprendí mucho y me protegieron de muchos estereotipos. De mayor estudié ingeniería industrial entre los años 1995 y 2000. Cuatro años después, en 2004, entré también en el grado de arquitectura, porque sentía que me faltaba esta parte práctica y creativa. Hice las dos carreras en la Universidad de Girona, compaginándolo con el trabajo, y más tarde siempre he continuado estudiando algún máster y formándome en otros ámbitos”.

Vida personal

“Muchas ingenieras e ingenieros tenemos la vertiente creativa muy desarrollada, aunque no lo parezca. De pequeña siempre jugaba a crear mis propios inventos, pero una vez en un trabajo de clase una profesora me puso mala nota porque no creía que lo hubiera hecho yo. Me marcó mucho este comentario e intento transmitir a los niños que muchas veces nos equivocamos a la hora de valorar las capacidades de las personas”.

“En la universidad, me encontré con un profesor que me dijo que nunca me aprobaría para ser una mujer, que me cambiara a estudiar empresariales, que hacía más por mí. Años después, en el mundo laboral, también me he encontrado en situaciones similares de demostrar que era válida para realizar tareas más técnicas. Por ejemplo, en una entrevista de trabajo me dijeron que, si pensaba ser madre, no sería rentable para la empresa y que estaba demasiado delgada para trabajar en una obra. En estas situaciones te haces pequeña, pero saqué pecho, me levanté y me fui”.

Vida personal

Vida profesional

“Siempre he sido una persona muy espabilada, con 13 años ya tenía ideas de negocios en la cabeza. Mientras estudiaba en la universidad, ya aproveché para trabajar y también dedicarme a mi pasión, los niños, haciendo de monitora. Cuando salí de la carrera tenía muy poca orientación y pasé por varios trabajos buscando algo lo que realmente me gustaba. Me dediqué a tareas más técnicas como ingeniera y arquitecta en muchas empresas, hasta que en 2015 entré en contacto con el mundo social. Empecé a trabajar para la Fundación Drissa de Girona, aplicando la ingeniería en cómo mejorar la calidad de vida de las personas con problemas de salud mental. En 2019 era autónoma y entré en un programa para emprender, y de allí impulsé INGENIERÍA, un proyecto social que tiene como objetivo hacer llegar las disciplinas STEM a todos los niños y revertir los roles de género en estos campos. En 2021 ganamos el premio de Dona TIC y desde entonces trabajamos con escuelas, pero también empresas, para fomentar el papel de la mujer en el mundo científico y tecnológico”.

Vida profesional

Lecciones de vida

“Los emprendedores siempre tienen miedo, pero lo importante es la gente que te rodea. No se debe tener miedo al tener en tu entorno a personas que son mejores que tú, porque, al contrario de lo que mucha gente piensa, no quieren tomarte el sitio, sino ayudarte a mejorar a ti también. Además, cuanto más heterogéneo y diverso sea tu equipo, más perspectivas podrás incorporarte al proyecto”.

“Cuando he vivido situaciones de discriminaciones para ser mujer en la universidad o en el trabajo, me he sentido muy sola porque nadie me entendía y no tenía dónde dirigirme. A las chicas, siempre les digo que es necesario explicar lo que nos pasa porque, a pesar de las dificultades, es importante denunciarlo. Y en lo que se refiere a las familias ya los chicos, también es esencial que reaccionen porque son parte activa de la sociedad”.

Un éxito

“Haber creado Ingeniera. Nunca había estado tan feliz trabajando”.

Un fracaso

“No disfruté en nada de la escuela y me aburría mucho, ahora quizás lo gestionaría diferente”.

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