El inglés debería empezar a aprenderse lo antes posible

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Perchas de los niños en una escuela infantil.

El nivel de inglés de los catalanes está muy lejos de ser deseable. En un mundo globalizado, en el que no sólo las personas sino sobre todo la información se mueven cada vez con mayor rapidez –y en un abrumador porcentaje en inglés–, esta carencia es un hándicap para el desarrollo del país. Según la última encuesta de usos lingüísticos del Idescat, el 62,5% de la población de más de 15 años reconoce que no sabe hablar inglés, y sólo el 36% lo saben escribir. De hecho, España en su conjunto es el octavo país de Europa con un nivel de inglés más bajo, sólo por delante de países como Albania o Azerbaiyán, según datos de la EF English Proficiency Index.

Esto es así a pesar de que hace tiempo que se conoce el problema y que desde hace muchos años el inglés está integrado en el currículum escolar. De hecho, existen diez comunidades autónomas en España donde el 90% de los alumnos hacen inglés desde infantil. En Catalunya, curiosamente, esto no es así. Según la última Estadística de Enseñanzas no Universitarias publicada por el ministerio de Educación, sólo el 63,7% de los niños de entre 3 y 6 años hacen inglés en la escuela.

El departamento minimiza la situación por varias razones. En primer lugar, se escuda en la libertad que tienen los centros de incorporar el inglés en función de su contexto social y proyecto educativo. En segundo lugar, señala el tipo de modelo que se aplica a infantil, en el que la lengua se introduce de diversas formas en las asignaturas sin que haya unas horas concretas de enseñanza del idioma en el aula. Y, por último, considera que no está demostrado que empezar antes mejore el rendimiento académico del idioma. Esto puede ser más o menos discutible según los expertos. Pero lo que nadie niega es que una cierta familiarización con la lengua extranjera desde que somos pequeños tiene ventajas de cara al futuro, ya que prepara a los niños para reconocer sonidos e incorporar el idioma dentro de su imaginario.

La prueba es que en esta misma etapa infantil el inglés se imparte en el 80% de las escuelas privadas y sólo en el 50% de las públicas. Las privadas y concertadas, empujadas seguramente por la exigencia de unos padres que saben bien la importancia que tendrá en el futuro conocer bien el inglés, piden que sea una prioridad desde el principio. Esto se refleja, naturalmente, en la diferencia de los resultados de inglés que se obtienen entre la pública y las demás. En el primer caso, el 17,4% de los niños tienen un nivel bajo o medio y el 24% tienen un nivel alto, mientras que en la privada y concertada los porcentajes suben hasta el 36,5% y el 44,5 %, respectivamente. Es decir, doblan los porcentajes de la pública.

Si queremos reducir la desigualdad social y trabajar para que el ascensor social, aunque destartalado, pueda funcionar mínimamente, hay que dotar mejor a la enseñanza pública y hacerla aún más exigente. Y aquí el inglés juega un importante papel. Sin perjuicio de las otras lenguas propias, está claro que es necesario reforzar el inglés a todos los niveles educativos. Hay que formar mejor a los maestros, ya que éste también es un problema añadido, y, si es necesario, importar el modelo de otros países que salen mejor. Es un tema primordial para el futuro de los que hoy son pequeños. Cataluña no puede estar en la cola cuando debería ser líder.

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