Javi López, el eurodiputado precoz que dormía en un sofá cama

Llegó a Bruselas hace una década y se ha convertido en una figura clave para la interlocución europea del PSC

BarcelonaEste perfil ha sido modificado el 17 de julio de 2024.

Aunque la fama de impuntual le ha perseguido toda su vida, al Parlamento Europeo llegó en 2014 de forma precoz. Javi López (Madrid, 1985) tenía 28 años cuando, en una institución cuya media alcanzaba los 54, se convirtió en el eurodiputado más joven del Estado. Se reivindicaba como "activista" y proyectaba un perfil rompedor. Las zapatillas y calcetines de colores que lució en campaña eran un ejemplo, pero también su aterrizaje en Bruselas. En los primeros meses durmió en un sofá cama en el piso de un amigo de la universidad, un inicio más propio de un estudiante de Erasmus que de un parlamentario que en aquella época cobraba, dietas aparte, más de 6.000 euros al más. Una década más tarde, ha sido elegido como uno de los catorce vicepresidentes del Parlamento Europeo, bajo la presidencia de la maltesa Roberta Metsola.

Nacido en una familia de madre manchega y padre gallego, de quien heredó la pasión por el Atlético de Madrid, cuando tenía tres años dejaron la capital del Estado para hacer vida en el barrio de Les Corts de Barcelona. Educado en los Corazonistas de Sarrià, en casa se hablaba de política, pero nadie había militado. Fue él quien a los 17 años, empujado por la oposición a Aznar y la Guerra de Irak, llamó a la puerta del PSC. "Me acerqué por inquietud política. De hecho, el trabajo final de bachillerato lo hice sobre la socialdemocracia tras la caída del Muro de Berlín", explica en conversación con el ARA.

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En tan sólo seis años se convirtió en líder de la Joventut Socialista de Catalunya, donde durante seis años más su obsesión fueron las relaciones internacionales. Los campamentos de las juventudes socialistas europeas eran sitio de peregrinación cada verano. Allí conoció a compañeros de generación como el alemán Matthias Ecke, el italiano Brando Benifei o la sueca Evin Incir, con quien ahora comparte grupo en la Eurocámara y cenas en Estrasburgo.

Licenciado en derecho en la UPF, máster en gestión política en la UAB y con experiencia como profesor universitario, sus amigos lo describen cariñosamente como un “moderno” y un “culturitas”. Y añaden que, cuando salían de noche, siempre era de los últimos en ir a dormir. Lector de Rafael Chirbes y Roberto Bolaño y fan del cine de Paolo Sorrentino, destaca sobre todo por su melomanía. En la época universitaria incluso organizó conciertos de grupos de música alternativa bajo el nombre Producciones Campesinas. Radiohead, Pulp y Love of Lesbian son algunas de sus bandas de referencia, así como Antònia Font, el último grupo que ha visto en concierto.

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Fue en 2013, el año en que el conjunto balear inició una pausa de ocho años, cuando se postuló para hacer carrera en Europa. El histórico Raimon Obiols, que le cedería el relevo después de tres legislaturas, recuerda cuando López le dijo tomar un café para comunicarle la decisión. “Es un tipo muy interesante, leído y con buena cultura política. Le di todo el apoyo”, explica. También le recibió de la militancia socialista que le escogió en unas primarias no exentas de polémica, con la otra aspirante, Eliana Camps, denunciando irregularidades y sólo un 9% de participación.

En el salto a Bruselas, con la única experiencia institucional en el distrito de Les Corts, no quiso encasillarse en temas de juventud. La política exterior y de seguridad y la lucha contra el cambio climático han sido hasta ahora sus principales ámbitos de trabajo. Colaboradores suyos y compañeros de partido destacan su capacidad de liderazgo y de tejer consensos, y los méritos también les reconocen sus rivales. "Es un buen diputado, trabaja bien los temas y las argumentaciones", afirma un antiguo eurodiputado independentista, si bien le critica que no siempre defienda suficientemente los intereses de Catalunya: "No se distingue de un diputado de Madrid".

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Un diputado influyente

Lo innegable es su amplia red de contactos en las instituciones europeas. No en vano, ocupa el puesto 55 en el ranking de los 100 eurodiputados más influyentes. También ha escalado a la candidatura del PSOE, del sexto puesto de 2014 al tercero, y para el PSC se ha convertido en una figura clave en la interlocución con Europa. "Durante los años del Proceso fuimos el único partido catalán que mantuvo los puentes con la Comisión Europea", destaca. Ahora, además, desempeña un papel clave en la agenda internacional de Salvador Illa.

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Cuando el líder socialista viaja a Bruselas salen a correr juntos y no siempre le puede seguir el ritmo. Tampoco está previsto que lo haga políticamente: llegue o no el PSC a la Generalitat, al partido dan por hecho que López pasará en los próximos cinco años al Parlamento Europeo. "Me apetece continuar esta etapa y hacerlo con el valor añadido de la experiencia", admite él. Todo apunta a que después volverá a Barcelona. Eso sí, con un rol mucho más institucional que el de 15 años atrás, cuando era más activista que político y se presentaba aún con bermudas y chancletas en alguna reunión veraniega de la dirección del partido.