Jorge Vilda, destituido como seleccionador español femenino y Montse Tomé ocupará el cargo
La renuncia de las jugadoras a volver al combinado y la presión deportiva, social y política han terminado con él
BarcelonaJorge Vilda (Madrid, 1981) paseaba la noche del 2 de junio por las calles del céntrico y animado barrio de Binnenstad de Eindhoven con algunos integrantes de su cuerpo técnico y con la sensación de que estaba ganando la partida. Al día siguiente, el Barça disputaría y ganaría la final de la Champions League ante el Wolfsburg y 11 de las jugadoras azulgranas -tres de las cuales pertenecientes a las 15– habían aceptado estar disponibles para entrar en la prelista del Mundial que haría pública la semana siguiente. Incluso se permitió el lujo de descartar a dos: Sandra Paños y Jana Fernández. Su mente, ni en el sueño más rocambolesco, habría elucubrado entonces que tres meses y tres días después habría ganado el Mundial y habría sido destituido. Antes de esta destitución, 11 integrantes del cuerpo técnico que le acompañaron por las calles de la ciudad neerlandesa dimitirían por el beso no consentido de Luis Rubiales a Jennifer Hermoso y su negativa a dimitir.
De esos cargos que dimitieron, Montse Tomé, hasta ahora la segunda de Vilda, ocupará su puesto. Así lo ha hecho oficial la RFEF esta misma tarde. Tomé era la segunda del ya exseleccionador español desde el 2018. Fue jugadora hasta el 2012, tras colgar las botas se formó como entrenadora y ahora emprenderá su mayor reto como técnica. La primera prueba para Tomé será este mismo septiembre con la disputa de las dos primeras jornadas de la UEFA Women's Nations League. El 22 de septiembre, España jugará ante Suecia (líder del ranking FIFA) a domicilio y recibirá, el 26 del mismo mes, a Suiza en Córdoba. Son dos partidos de máxima exigencia frente a dos rivales a los que ya se enfrentó en el Mundial y que el combinado español derrotó.
El apoyo a Rubiales le ha pasado factura a Vilda
El apoyo que muchos dieron públicamente a Rubiales –mediante aplausos y guiños– durante la esperpéntica asamblea extraordinaria hace poco más de una semana empieza a pasar factura. La aventura de Jorge Vilda al frente de la selección española femenina ha terminado porque así lo ha decidido el presidente interino de la RFEF, Pedro Rocha, aunque su posición estaba más que sentenciada desde que las 23 campeonas del mundo –y decenas de futbolistas españolas más– se negaron pocas horas después de la asamblea a volver a jugar en la selección española hasta que se marcharan los actuales dirigentes. Y, ese mensaje, es evidente que no sólo iba dirigido a Rubiales. El alcance del #seacabó es mucho más amplio.
Así, Vilda, a quien aún le quedaba un año de contrato y que sobrevivió junto a Rubiales en la revuelta de las 15 hace poco menos de un año, ha visto cómo le ha pasado por encima el movimiento deportivo, social y político que ha condenado casi de forma unánime las actitudes del presidente de la RFEF –suspendido temporalmente por la FIFA– durante la final del Mundial y los días posteriores y el apoyo de muchos de los individuos pertenecientes a su guardia pretoriana, entre ellos el propio Vilda –Misa Rodríguez, portera del Real Madrid y de la selección española, denunció públicamente “cada aplauso que se sintió en esa sala"–. Ni ser el entrenador de una selección campeona del mundo le ha salvado de lo inevitable.
De nada le ha servido tampoco a Vilda el comunicado que él publicó a destiempo el 26 de agosto: "Lamento profundamente que la victoria del fútbol femenino español se haya visto perjudicada por el comportamiento impropio de que el hasta ahora nuestro máximo dirigente Luis Rubiales ha realizado y que él mismo ha reconocido". Más allá de la dimisión de 11 miembros del cuerpo técnico de Vilda, al resto de integrantes se les terminó el contrato el 31 de agosto. Esto, sumado a la decisión de las mundialistas y muchas compañeras de no volver a la selección hasta que se marcharan los dirigentes, dejaba una situación muy complicada y que debía resolverse con urgencia porque el 22 de septiembre España debe jugar el primero partido de la Nations League ante Suecia.
La RFEF pide disculpas en el mundo del fútbol
"La RFEF, mediante su presidente, Pedro Rocha, considera imprescindible pedir las más sinceras disculpas al conjunto del fútbol mundial [...] por el comportamiento totalmente inaceptable de su máximo representante institucional durante la final y en los momentos posteriores", comienza el comunicado de disculpas emitido por la RFEF a primera hora de esta tarde. "La actuación del señor Rubiales no representa los valores que defiende la Federación Española ni los valores del conjunto de la sociedad española; su actuación sólo es únicamente responsabilidad de él [...] Esta postura es la del señor Rubiales, no la de la RFEF", añade.
Posteriormente, Rocha se reunió con Víctor Francos, el presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), para informarle de los "cambios estructurales que prevé la Real Federación Española de Fútbol", según explicó el propio CSD. La reunión, que duró una hora y 15 minutos, también sirvió para emplazarse por futuras reuniones sobre la candidatura del Mundial masculino de fútbol de 2030.
Se desvanece la subida de sueldo
Durante su discurso en la asamblea extraordinaria, Rubiales dejó caer una noticia que dejó atónito a casi todo el mundo que estaba siguiendo el evento: empezaría a mover los hilos para renovar a Vilda con un sueldo de 500.000 euros anuales –el actual salario mínimo de las jugadoras profesionales en España es de 16.000 euros al año–. Por otro lado, justificó que Vilda hablara en masculino –"somos campeones del mundo"– durante la celebración del título y explicó que el gesto de tocarse la entrepierna en el palco del estadio de la final del Mundial junto a las autoridades, entre ellas la reina Letizia, era de celebración e iba dirigido a Vilda. "Hemos sufrido mucho. A ti te intentaron hacer algo similar", dijo Rubiales al entonces seleccionador.
Sobre este gesto habló Lola Gallardo, la portera del Atlético de Madrid y una de las 15 jugadoras que renunciaron en un primer momento a acudir con la selección española. "Creo que Rubiales estaba eufórico por otra cosa, no porque la selección femenina haya ganado el Mundial. Era porque había sido un año muy difícil; él considera que las 15 somos unas niñatas y unas chantajistas, y él los tiene muy grandes y ha ganado. Él y Jorge Vilda", sentenció Gallardo en el programa La última noche de Telecinco.
Falta de mejoras deportivas
Más allá de la vertiente machista de Rubiales y Vilda –y otros miembros de la RFEF–, la revuelta de las 15 jugadoras se inició también por la petición ignorada por parte de la RFEF de profesionalizar a la selección española femenina con el objetivo de disponer de mejores condiciones para que la mejor generación de futbolistas españolas de la historia pudiera luchar por grandes títulos tras sufrir una nueva decepción en la Eurocopa del verano del 2022. Las Alexia Putellas, Irene Paredes –aunque ellas dos entonces no enviaron el correo renunciando a la selección–, Aitana Bonmatí, Mapi León, Ona Batlle, Patri Guijarro, Mariona Caldentey, Laia Aleixandri y Andrea Pereira, entre otros, tenían claro que en esas condiciones semiamateurs era imposible aspirar a mucho.
Vilda cogió el cargo en el 2015 sustituyendo a Ignacio Quereda, de quien varias jugadoras españolas han denunciado públicamente abusos. Anteriormente, había sido seleccionador sub-17 y sub-19 femenino. La primera gran competición que dirigió con la absoluta fue la Eurocopa del 2017, en la que España cayó en cuartos de final ante Austria. Luego vino el Mundial del 2019, que para la selección española finalizó en los octavos de final, ronda en la que perdió ante Estados Unidos, y la Eurocopa del 2022. La anfitriona Inglaterra acabó con las aspiraciones españolas cuartos de final.