Jugar a muñecas
Es un juguete esencial, si no lo tienen se lo acabarán fabricando con lo que tengan a mano
BarcelonaDe trapo, de plástico, de paja… A lo largo de la historia la muñeca ha acompañado a los juegos de la infancia. Mirado con profundidad, es un juego trascendente y una gran herramienta de aprendizaje y acercamiento al mundo adulto.
¿Por qué juegan con muñecas?
La razón esencial es que la muñeca representa a las personas, al propio niño, amigos, padres y otras personas de referencia.
Les permite entender el mundo en un escenario irreal y seguro en el que el mismo proceso se convierte en un poderoso experimento vital y de resolución de conflictos internos. Forma parte del juego simbólico, que es como un pequeño refugio construido por el niño para regresar cuando necesita rehacer su mundo.
Jugar a muñecas es un pequeño teatro cultural y social donde ponen en marcha todas sus habilidades sociales, cognitivas, emocionales, intelectuales, físicas y creativas haciendo una gran cantidad de acciones: dar comida, vestir, cambiar pañales, peinar, lavar, ir al médico... acciones relacionadas con el día a día de los niños que son fruto de la observación que hacen del modelo adulto.
Las muñecas y el juego terapéutico
Algunos profesionales como Hallie Speranza, autora de Child development laboratory course manual, afirman que es una actividad terapéutica que conduce a generar acciones a veces inesperadas para el adulto, como pisar las muñecas o meterlas en el horno, lo que supone una gran descarga emocional que libera al niño. Es un juego que permite intercambiar roles: el niño pasa a ser el mayor con la posibilidad de reproducir acciones y situaciones con las muñecas que son cotidianas para ellos, poniéndose en el lugar de otros para intentar comprender el porqué de las cosas .
¿Cualquier muñeca vale?
Es un juguete esencial; si no la tienen, se la acabarán fabricando con lo que tengan a mano, como quizás una almohada. A nosotros nos gusta la visión de la pedagogía Waldorf con respecto a las muñecas: una muñeca para cada etapa de desarrollo. Así, la primera tiene una cabeza más grande, las extremidades más blandas y no puede desvestirse; más adelante las hacen con cabello y cuerpo más proporcionado. Las facciones de la cara son suaves, por no condicionar ningún estado de ánimo. Son muñecas de trapo que dejan todo el protagonismo al niño, es decir, que la muñeca por sí misma no hace nada.
Conclusión
Cuidar a las muñecas nos posibilita cuidarnos a nosotros mismos ya los demás. La próxima vez que vea a un niño jugar a muñecas, simplemente siéntese a observar la maravilla de los procesos y contemple la belleza de la repercusión de su juego en su bienestar.