El 'Kennedy europeo' que aún perdura en los quioscos franceses
Jean-Jacques Servan-Schreiber fue el empresario de prensa escrita fundador de 'L'Express'
El 9 de marzo de 1968, el hombre de moda del pensamiento político del momento, bautizado como el Kennedy europeo, visitaba la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid, con el objetivo de presentar su último libro, El desafío americano, y disertar sobre el futuro de Europa.
Pero, en contra de lo ocurrido en Barcelona, el acto estuvo plagado de incidentes provocados por estudiantes anticapitalistas y maoístas, y la integridad física del ponente corrió verdadero peligro. Sin duda, una experiencia insólita para una persona venerada en toda Europa, en la que había vendido más de un millón de ejemplares del libro que hemos mencionado unas líneas más arriba. Éste Kennedillon (pequeño Kennedy), como le decían en Francia, era Jean-Jacques Servan-Schreiber, periodista y empresario de prensa escrita que no había venido al mundo a mirarse la vida desde la barrera.
La relación de Servan-Schreiber con el periodismo era, podemos decir, genética, porque su padre y su tío habían sido los fundadores del diario Las Echos (1908), el primer medio de carácter financiero del país (empezó con periodicidad mensual y posteriormente fue modificando). Después de servir al ejército francés como piloto durante la Segunda Guerra Mundial y de trabajar para Le Monde, nuestro protagonista no quería ser menos que sus ancestros y antes de los 30 fundó su propio medio de prensa escrita, El Express, hoy un semanario de noticias ubicado en el centroderecha, pero entonces a la izquierda moderada.
Ya como empresario, Servan-Schreiber tuvo sus choques con el poder político, sobre todo por la posición de la revista contraria a la Guerra de Argelia y, por encima de todo, contra el uso de la tortura. Cabe decir que las páginas de la publicación se abrieron a intelectuales como Jean-Paul Sartre, Albert Camus o André Malraux.
La trayectoria como empresario de prensa se prolongó hasta 1969, cuando cambió la política teórica por la de carácter práctico, mediante su entrada en el Partido Radical. Durante el período en el sector de los medios es cuando Servan-Schreiber alcanzó gran fama en todo el continente. Sus libros se vendieron por cientos de miles e hizo innumerables actos públicos para exponer sus ideas en las que era recibido como una estrella del rock. Entre esos actos, está el de Madrid con el que empezábamos esta historia. Hay que decir que poco antes de esa ponencia accidentada, el periodista francés había pasado por Barcelona, donde todo fue como una seda bajo la organización de Armand Carabén Ribó.
El Partido Radical de los años 70 era una formación de izquierda moderada y antimonárquica, que vio cómo la parte más beligerante protagonizaba una escisión para crear el Partido Radical de Izquierda, de ideología socialista. La entrada en acción de Servan-Schreiber vino provocada por la dimisión del general De Gaulle; primero como secretario general y después como presidente, lideró el partido hacia posiciones de centro y, con la huida del ala más izquierdista, incluso de centroderecha.
Servan-Schreiber llegó a ser diputado en el Parlamento francés y, más tarde, ministro del gobierno Giscard d'Estaing (1974), pero acabó plegando a los pocos días porque estaba en contra de las pruebas nucleares que fomentaba ejecutivo. También fundó el Movimiento Reformador, que pretendía aplicar cierta filosofía estadounidense a la economía gala, al tiempo que proponía ejecutar importantes reformas sociales enfocadas a reducir los privilegios de las élites.
La etapa política y literaria terminó en la década de los 80, cuando se fue a impartir docencia en Estados Unidos (Universidad Carnegie Mellon, 1988), en un periplo que duró hasta mediados de la siguiente década. Cuando regresó a Francia, se centró en la redacción de sus memorias, pero al cabo de los años una enfermedad degenerativa le fue limitando. Casi veinte años después de su muerte, en el 2006, tanto El Express cómo Las Echos siguen llegando puntualmente a los quioscos de toda Francia.
En su principal obra literaria, el libro ya mencionado El desafío americano, expuso con gran cantidad de datos que Europa estaba perdiendo la guerra comercial contra Estados Unidos, al tiempo que proponía medidas para frenar esta deriva.