Homenotes y danzas

La mujer que creó el imperio de los polos Lacoste catalanes

Mercedes Sabi creó la empresa que con los años dio pie a la marca de moda Basi

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Cocodrilos, la icónica imagen de Lacoste

Que el diccionario del Institut d'Estudis Catalans no recoja la palabra polo para referirse a una “camiseta de punto con cuello de camisa”, como dice elEsAdir (libro de estilo de la CCMA), debe considerarse una anomalía injustificable por parte de quienes están demasiado ocupados asesinando acentos diacríticos para hacerlo todo algo más complicado. El polo es una prenda más que consolidada en nuestro país y el polo con un cocodrilo bordado aún tiene un significado mucho más profundo. Símbolo de clase durante muchas décadas, los polos de Lacoste tienen una vinculación con Catalunya mucho más profunda de lo que podría imaginar en una marca parisina.

Los estragos de la Guerra Civil cambiaron la vida de Mercedes Sabi, que de repente perdió a su marido –el empresario textil Josep Basi– teniendo dos hijos pequeños a cargo. La solución inmediata para subsistir fue montar un taller de confección en el que se elaboraban sobre todo calcetines y camisetas. La base de ese incipiente negocio instalado en el patio de la casa de Gràcia donde vivía fueron algunas máquinas rescatadas entre las ruinas de la fábrica del marido, además de un pequeño crédito que le concedió la Banca Rosés, propiedad de Tomàs Rosés, que había sido presidente del Barça una década y media antes.

La firma, nacida en 1944 en aquella calle graciense de Sant Salvador, se especializó en lo que entonces se llamaban géneros de punto, que ella tejía con hilo de Escocia y que distribuía a tiendas muy selectas de la ciudad bajo la marca Mercedes Sabi Creaciones. La lucha por salir adelante fue constante, porque se partía de una situación familiar complicada y con un entorno devastado por el conflicto bélico. El empuje de Mercedes Sabi propició que el negocio no muriera poco después de nacer, y que no parara de agrandarse durante las décadas siguientes. Cuando se hacen listas de mujeres empresarias destacadas del país, el nombre de Mercedes Sabi siempre está presente. Su esfuerzo titánico fue recogido en forma de semilla por la siguiente generación.

El vuelco más impresionante de la historia de la empresa llegó un año antes de la muerte delalma mater del negocio. Fue en 1962 cuando los dos hijos y continuadores de la empresa, Armand y Josep, se presentaron en París para ver a Henry Lacoste y hablarle de los polos que él fabricaba y que tanto gustaban a los dos hermanos. Pero el empresario y extenista se había ido de vacaciones a Iparralde y tuvieron que perseguirle. La mayor performance que se empujaron para sorprenderle fue enseñarle uno de los polos que fabricaban en Barcelona, ​​pero con un cocodrilo cosido en el pecho, por lo que resultaba indistinguible de los polos franceses genuinos.

El polo era tan parecido a los originales que el propio Lacoste pensó que había salido de su fábrica. El resultado fue que los hermanos, al levantarse de la reunión improvisada, llevaban bajo el brazo la licencia exclusiva para fabricar y distribuir polos de la marca Lacoste para todo el estado español, un negocio que daría ingentes beneficios durante en las décadas siguientes (a finales de los noventa, los productos del cocodrilo representaban tres cuartas parte de las ventas de la empresa familiar). Poco antes de establecer la relación comercial con Lacoste, en 1958, el negocio había pasado a manos de sus hijos, uno de los cuales era el que más tarde sería el prestigioso diseñador Armand Basi. Una de las iniciativas del tándem fue crear la marca Basi y trasladarse a una nave industrial para hacer frente a la expansión de la empresa.

Los años setenta y ochenta fueron de gran crecimiento, ya con la marca Armand Basi como referencia del producto propio y con una planta productiva en Badalona de gran capacidad. Por último, la familia abandonó el negocio medular –el vinculado a Lacoste– en el 2017, cuando vendieron la sociedad precisamente a la multinacional francesa. Los Basi Sabi se quedaron con las marcas propias.

Los giros de la historia han propiciado que hoy en día sea precisamente otra mujer, Núria Basi Moré, quien lidera esta compañía familiar, que ya supera los setenta y cinco años de historia.

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