MUJER: ser incompetente no puede ser una excusa

Lo que cabía esperar de la declaración ante la jueza de la ex consellera de Justicia e Interior de la Generalitat Valenciana Salomé Pradas, que era quien estaba al frente de la gestión de la emergencia el día de la DANA, era que acudiera en la línea de defender su gestión y la de sus técnicos, pero lo ocurrido este viernes en la Ciudad de la Justicia de Valencia. Pradas se ha justificado diciendo que ella "no sabía nada de emergencias" y que, por tanto, toda la responsabilidad recae en los técnicos. O sea, que la exconsejera utiliza su ineptitud como excusa para sacudirse las responsabilidades y derivarlas hacia sus subalternos, una actitud no sólo indigna sino especialmente peligrosa, puesto que alimenta la creencia de que todos los políticos son igual de incompetentes que ella. Esta maniobra se completa con otra, esa sí previsible, que es exculpar a su jefe, es decir, el todavía presidente Carlos Mazón. La culpa hacia los de abajo, nunca hacia los de arriba.
Como ya le ocurre a Carlos Mazón, sin embargo, esta estrategia de defensa jurídica no hace otra cosa que poner más en evidencia al PP valenciano y al propio Mazón, que fue quien nombró a Pradas después de que Vox saliera del gobierno. En realidad, tras esa declaración judicial, Mazón debería dimitir, no tanto por lo que hizo o dejó de hacer el día 29 de octubre (que es otro capítulo aún sin resolver), como por haber nombrado para el cargo a una persona sin experiencia ni los conocimientos mínimos para gestionar la competencia de Protección Civil, que es exclusiva del gobierno valenciano. A esto se le llama responsabilidades políticas. Un político es responsable políticamente no sólo de lo que hace él, sino de lo que hacen las personas nombradas por él.
Por desgracia podemos estar seguros de que la declaración de Pradas no tendrá ninguna consecuencia política. Ni en el PP valenciano, tal y como dejó claro en una entrevista en el diario ARA el secretario general del PP valenciano, Juanfran Pérez Llorca, ni en el español, donde Alberto Núñez Feijóo seguirá haciendo equilibrios sin afrontar el gran problema que le representa la continuidad de Mazón.
En todo caso, la declaración de Pradas debería servir para que la población tome conciencia de que no es lo mismo votar a unos políticos u otros, y que no es cierto que todos sean iguales. Algunos son competentes, y en caso de que les falten conocimientos concretos se rodean de personas que sí los tienen para, en última instancia, tomar una decisión que sólo les corresponde a ellos. La declaración de Pradas es de una frivolidad absoluta, porque es asumir que los políticos, en realidad, no son responsables de nada de lo que hacen porque no saben lo suficiente.
La ciudadanía confía en que sus políticos sabrán tomar decisiones difíciles en contextos complicados, y que por eso tienen sueldos en consonancia con la responsabilidad que asumen. Y los partidos deben asegurarse de que eligen a las personas adecuadas. Y si no lo hacen, como evidentemente ha sido el caso, debe irse a casa no sólo la persona directamente responsable sino también quien la ha nombrado.