Cultura

Nace el Kastell de Púbol, un nuevo espacio cultural en el corazón del Empordà

Ubicado a 15 minutos a pie del Castillo Gala-Dalí, quiere "reparar" a través del arte y la ecología la que fue la finca para fiestas del secretario más polémico del pintor

Púbol (Baix Empordà)El pequeño pueblo ampurdanés de Púbol tiene dos castillos. Uno, construido en los siglos XIV-XV, tiene fama internacional: ubicado en el casco antiguo, es el que Salvador Dalí regaló a su amante, Gala. Hoy en día conforma una de las paradas obligatorias del triángulo daliniano, junto con el museo de Figueres y la casa-museo de Portlligat, en Cadaqués. Pero hay otro, mucho más reciente, que no ha pasado a los anales de la historia y ahora pica en la puerta para reescribir y actualizar el pasado artístico de la zona. Es el Kastell de la Bruguera, una masía con cuatro hectáreas de terreno reconvertida de los años 70 a los 90 en espacio para fiestas excéntricas, de acento surrealista, para el que fue el primer secretario de Salvador Dalí, el británico John Peter Moore.

Después de años de abandono, un grupo de personas vinculadas al Empordà lo acaba de museizar con el objetivo de que se convierta en un espacio donde “reparar” a través del arte y la ecología todo el mundo que rodeó al capitán Moore. Y es que el que fue el primer secretario de Dalí acabó su vida perseguido por la justicia y salpicado por acusaciones de fraude y robo sobre la obra del genio ampurdanés. Sobre todo después de que la policía encontrara en una de sus propiedades en Cadaqués hasta 6.000 reproducciones no autorizadas de la obra del artista.

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“Todo lo que puedas imaginar que se hacía aquí dentro es poco”, relata Jordi Pérez, que se presenta como el guardián del Kastell porque lleva más de dos años viviendo. El espacio, rodeado de una valla de piedra en forma de muralla, se abre a un patio con un foso en forma de piscina para bañarse. El interior está formado por pequeñas estancias que, según la asociación, estaban pensadas para todo tipo de encuentros sexuales. "Los habitantes de Púbol veían al Kastell como un parque lúdico, de atracciones para adultos en un mundo surrealista donde era interesante explorar los límites de lo posible dentro de la sociedad del momento", explica Mike Duff, portavoz de la Asociación Cultural el Castillo de La Bruguera de Púbol.

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Medio millar de visitas en un día

El pasado domingo el Kastell celebró la primera jornada de puertas abiertas, con una invasión artística de toda la finca y un vermut musical. En la musealización de todo el espacio que ha hecho el artista Edgar Massegú a partir de obras que tenía en su casa-museo de Sarrià de Ter se sumaron muchas aportaciones de artistas de la zona. Y visitaron el espacio más de medio millar de personas en un solo día. "Realmente estamos muy satisfechos del recibimiento que estamos teniendo", señala Duff, que también es copropietario de la casa rural sostenible La Bruguera de Púbol. Se trata de la finca ubicada justo al lado y que Moore vendió al que sería más adelante secretario de Dalí, el pintor Francisco de Asís Casademont, que firmaba las obras como Casademont le Vieux.

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El proyecto busca dar la vuelta a lo que representaba el mismo espacio en los años, 70, 80 y 90. De ser un espacio elitista –donde se podía llegar en helicóptero gracias a una pista de tenis con luces en forma de castillo que se proyectaban hacia arriba a modo de helipuerto– a convertirse ahora en un espacio abierto en defensa del “decrecimiento económico”. “Dalí ganaba mucho dinero, pero ¿qué hacía para el mundo creativo del Empordà? Nuestro Kastell albergará a una comunidad interesada en el cambio sistémico, teniendo en cuenta la policrisis que estamos viviendo”, añade Duff, que trabaja a través de la organización sin ánimo de lucro Dark Matter Labs asesorando a 112 ciudades europeas en decrecimiento y la economía Net Cero. Bruguera también es “laboratorio vivo” del máster de decrecimiento de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).

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La regeneración del bosque

Más allá de la propiedad del Kastell, la casa está rodeada de jardines y bosques. Un antiguo jardín japonés, con un canal ahora secado, conduce a una pérgola donde se alza una de las esculturas tánguicas que hace Edgar Massegú. Metros más allá todavía se conservan las jaulas donde Moore criaba a los pajaritos, pequeños felinos con los que Dalí se había retratado más de una vez. Todo este espacio se ha ido limpiando en los últimos meses, después de una larga etapa de abandono. Siguiendo el rastro de lo ocurrido con la fábrica textil del Konvent de Berga, actualmente se trata de un espacio ocupado. Pero la asociación, según explica Duff, ya está en vías de negociar su compra en la empresa alemana que actualmente es propietaria.

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Permacultura y bioconstrucción

Sin embargo, a diferencia del Konvent, el espacio interior del Kastell es pequeño. Por eso cobra mucho peso en el proyecto lo que es la permacultura y también la bioconstrucción. Así, también cuentan con ofrecer talleres y combinarlos con toda la vertiente artística. "Desde la junta del Kastell creemos que las artes son una forma de ilustrar el cambio sistémico que necesitamos", añade Duff. No en vano, Massegú se define como "artista de la sostenibilidad" y tienen previsto ofrecer residencias artísticas más adelante.

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Oriol Balliu, alcalde de la Pera –municipio del que forma parte Púbol–, era el domingo a las puertas abiertas y valoró “muy positivamente” que el Kastell contribuya a sumarse al movimiento cultural que siempre ha habido en el pueblo , con artistas como Fiona Morrison, la ceramista Caterina Roma y diferentes miembros de la Orchestra Fireluce. “No podemos olvidar que Dalí tiene un valor universal que nadie puede arrebatarle –reflexiona Balliu–. Pero esto no puede ofuscar el presente artístico que tenemos en nuestro país”.