No soy menopáusica, tengo la menopausia

Ya hace un año y pico que vivo la etapa de la menopausia y a menudo me tocan las narices algunas visiones que no acaban de encajarme. Para empezar, me gustaría decir que al igual que con las enfermedades mentales no se identifica a la persona con la enfermedad (nadie es depresivo sino que se habla de personas que tienen depresión, por ejemplo), las mujeres no somos menopáusicas, sino que estamos en esa etapa. No es ningún prejuicio, sencillamente me resisto a definir mi vida por el mero hecho de no tener la menstruación.

No tenerla comporta cambios físicos, y para mí todo depende de cómo llegues a ese momento y del trabajo que hayas hecho previamente, tanto en el ámbito físico como en el psicológico. También, claro, de la lotería que hace que tengas o no sofocos, caída de pelo, dolores articulares, insomnio, sequedad vaginal, subida de peso, emocionalidad a flor de piel, bajada de libido y otras delicias. Ninguno de estos síntomas afecta a todas las mujeres. A mí, por ejemplo, la libido me ha continuado igual de florecida y feliz. Pero he tenido insomnio y otras cositas. Y cuando explico que en general lo vivo bastante bien físicamente me dicen que soy una excepción. Pero la estadística dice que no es así. Un 40% de las mujeres la vivimos sin demasiado trastorno en el cuerpo. Todo ello hace que muchas mujeres tengan miedo a la llegada de esta etapa, y me da rabia. Primero, porque cada mujer es diferente y veremos cómo lo vive y qué tiene y qué no tiene. Y segundo, porque existen soluciones. También falta información. Una desinformación o información poco actualizada también por parte de los profesionales médicos (el sesgo de género médico es una realidad). En la medida de lo posible siempre aconsejo cambiar de médico cuando quien tienes delante relativiza lo que tienes (es normal, qué quieres hacerle... Jolín, pues un montón de cosas para vivir bien, ¡menos resignarme!). Yo tengo la fortuna de estar acompañada por Txell, una ginecóloga maravillosa y amiga, y sé que contar con ella es clave para mi calidad de vida.

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Los libros los empecé a leer antes para prepararme. Pero me encontraba con que todos explicaban la menopausia como una oportunidad maravillosa de cuidarse, y resulta que la mayoría de las cosas que decían que había que cambiar yo ya las hacía: deporte... ¡Hecho! Buena alimentación... ¡Hecho! Vida social activa... ¡Suuuperhecho! Optimismo... Soy una parodia del personaje de Alegría de Inside out, o sea que ¡hecho! Decidir con egoísmo sano a qué dedicar el tiempo personal y profesional... ¡Bastante mucho muchísimo hecho! Buena sexualidad... ¡Olé y hecho! Entonces me decía... ¿Qué me quedará? ¿Cómo podré vivir esa iluminación personal que dicen que puede ser la menopausia? Fácil, seguir siendo como soy adaptándome a lo que venga. Pero vaya, esta manía en insistir en este ahora puedes me tenía y me tiene muy enfadada. ¿Por qué las mujeres necesitamos esperar hasta la menopausia? Es un mensaje perverso. Los hombres no necesitan esperar hasta la andropausia para encontrarse a sí mismos, hacer deporte, apuntarse a hacer lo que quieren o priorizarse, y me niego a que a las mujeres se nos venda esta moto. ¡Hagámoslo! ¡A los veinte, a los treinta y a los cincuenta y siempre! Y, vale, a partir de la menopausia, ¡todavía más! Yeah!