Y esta noche, ¿qué miramos en la tele?

Dar a conocer la programación de televisión a los lectores del diario es un servicio importante, sería estulto insistir y redundar en la importancia del medio que se empadrona en las casas y abre una ventana con vistas mucho más allá de la calle, del patio de vecinos o del patio de luces. Tener al alcance la programación es útil también porque la oferta es amplísima y es necesario elegir, y los medios escritos empleamos una página donde nuestros lectores pueden ver la panorámica de la oferta.

En medio de este océano de hegemonía castellana, emerge el archipiélago catalán. Joaquim Maria Puyal, desde su gran experiencia en el mundo audiovisual –sus retransmisiones de los partidos del Barça son irrepetibles, y en la tele fue pionero inaugurando el concepto serie–, razonó y razonó académicamente su bagaje empírico en el libro titulado intencionadamente con el nombre ambulancia visto desde el retrovisor: Aicnálubma. Reflexiones sobre la sociedad y los medios. (Columna, 2011). Escribe: “Aquí, recibimos toda la aspersión mediática de los canales españoles tanto de radio como de televisión y, encima, toda la oferta de prensa escrita que, dirigida desde Madrid, se distribuye en nuestro país”.

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Jaume Ferrús, que fue director de TV3 entre 1989 y 1995, escribe al Defensor del Lector con una cuestión sugerente, pero del punto de vista originalísimo de tomar en consideración una sección de servicios, la programación de las telas, que pasa de largo a los espíritus críticos. Gilmara Lanzetta, investigadora de experiencia de usuario en el ARA, dinamizó aquellas ideas, como las de otros suscriptores, y Pablo Casals, director de operaciones, reconoce que rehacer la parrilla de televisión es una asignatura pendiente, pero que están haciendo pruebas para rediseñar la página de cara al próximo año. Àlex Gutiérrez, jefe de Média, sitúa el problema de raíz: “La programación de televisión la elabora una empresa externa y desde la sección no tenemos control directo sobre qué sale y qué deja de salir”, de ahí encargara las acciones enunciadas. Gutiérrez considera que “las peticiones de Jaume Ferrús son razonables. No sólo por su autoridad como persona que montó técnicamente TV3, sino porque sería una buena adecuación de la parrilla convencional a los valores del diario en favor de la cultura catalana. Y podrían aplicarse de forma rápida, haciendo la petición a la empresa proveedora, al margen del debate abierto sobre cómo podría rediseñarse entera esta página para que se adecue más a los tiempos presentes”.

Es decir, las opiniones, evidentemente a tener en cuenta, de una persona de los conocimientos de Ferrús no cayeron en saco roto, pero se cometió el error y la indelicadez de no comunicárselo, por lo que me expresa: "Mi decepción es que no se ha recogido ninguna de las sugerencias y todo sigue igual" Este es el nudo del correo que me envía el señor Ferrús:

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“En la programación de TV encuentro muy mal resuelto:

A La 2, canal que tiene parte de su emisión en catalán, se le asigna menos espacio que a un solo programa de Cuatro.

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Normalmente, la programación de La 2 termina antes de las 21.00.

Los programas en catalán, como es el caso de El altavoz, no merecen ni una sola línea de descripción.

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Sería interesante que se indicara las películas que se emiten en versión catalana.

Telecinco tiene la mitad del espacio de Cuatro, que es su segundo canal, y en algunos casos tiene un espacio menor que la descripción de un programa de Antena 3.

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Betevé quizás también merecería más atención”.

Mònica Planas resume y valora la cuestión, con su maestría habitual, que debo apresurarme a reflejar porque, en el alud de críticas que este Defensor toma con la deportividad que se asocia a la figura, es una de las periodistas mejor consideradas por los lectores que se me dirigen.

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“Comparto todas las observaciones del señor Jaume Ferrús sobre la página de programación televisiva. Tal y como se puede comprobar en el margen superior derecho de la página, la información de la programación es un servicio externalizado que contrata el ARA. , la forma de ofrecer la información obedece a criterios de compaginación y encaje del texto en las columnas para optimizar las dinámicas de trabajo internas. condensar unos listados tan densos y rutinarios en un espacio tan fragmentado y limitado. Lo que plantea el suscriptor obedece a criterios informativos perfectamente lógicos y cuidadosos, y más prácticos para los lectores.

Sobre la cuestión lingüística de la parrilla, el diario podría plantearse la opción de sombrear de algún color diferente a las franjas de programación en catalán. En cuanto a la distribución de las cadenas, quizás resultaría eficaz priorizar las televisiones públicas en las columnas más grandes, de tal modo que La 2 y Betevé se intercambiaran el espacio con las columnas que ahora ocupan Antena 3 y Cuatro. Así, más allá del servicio público, también se prioriza y se da más espacio a la programación en catalán.

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Por otra parte, para ganar espacio quizás no sería necesario recurrir a la explicación del argumento de algunos programas y series de una manera tan extensa, bastaría especificando sólo el género (magazine de actualidad, serie , programa divulgativo, documental…), sobre todo teniendo en cuenta que muchas veces las descripciones de los contenidos son genéricas y repetitivas. Son opciones que planteo sin haber consultado los equipos de diseño y compaginación del diario, que seguro tienen más claras las dificultades y dinámicas que pide esta página en concreto”.

Quiero acabar recuperando el discurso de Puyal, que he abierto sobre fondos marinos porque él, un enamorado del mar, embellece el lenguaje con sus derrotas –en su significado náutico– léxicas. Atraco el artículo, pues, con la voz vigorosa del mejor catalán radiofónico de Puyal porque, en el libro mencionado, se hace eco de los inicios de nuestro diario: “El [diario] más joven es el diario ARA, escrito en catalán . El gran reto que tiene es justamente el de aguantar las bursadas y revuelos que complican la navegación después de la plácida salida de puerto. Si consigue, gracias a sus lectores, estabilizarse y mantener el rumbo, navegando en este mar difícil, al cabo de un par de años podría tener una navegación más plácida”. El pasado miércoles, a punto de celebrar el decimocuarto aniversario, el ARA recibió el premio a la mejor publicación diaria de la Asociación de Publicaciones Periódicas en Catalán, la APPEC.

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