Berto Romero: "Pensar mucho en mí mismo me hace peor persona"

BarcelonaDespués de explorar las vicisitudes de la paternidad con Mira lo que has hecho, Berto Romero pone un pie en el terror con El otro lado, serie para Movistar+ en la que interpreta a un periodista especializado en fenómenos paranormales que no está en el mejor momento de su vida. La ficción, en la que también participan Andreu Buenafuente, Maria Botto y Eva Ugarte, se estrena este jueves en la plataforma.

Cuando estábais rodando El otro lado dijiste que la serie era una mezcla de géneros. Una vez terminada, ¿dónde la encajarías?

— No sé hasta qué punto es honesto que la defina yo, creo que es un trabajo que ya no me corresponde a mí. Lo que sí puedo decirte es cuáles son las intenciones que hemos tenido y dónde creo que hemos acabado llegando. Cuando nos vimos en el rodaje, estábamos muy atolondrados y muy concentrados, y no teníamos muy claro qué era lo que estábamos haciendo. Nosotros queríamos equilibrar todo lo que pudiéramos comedia y terror, que era donde estaba el riesgo y todas las posibilidades de meternos una hostia. Al final, cuando la veo, creo que lo hemos conseguido, porque al menos en cada capítulo hay un par o tres momentos en los que notas que hay una voluntad de poner cara a cara comedia y terror. Otra cosa es que el resultado te guste porque es verdad que queda un tono muy raro, no funciona muy bien ni como comedia ni como terror. Pero es eso lo que buscábamos: es un thriller paranormal, una historia de fantasmas, con investigación y algún susto y alguna carcajada. Te quedas todo el rato con una sonrisa podrida, que a mí me gusta mucho.

El fantástico y el terror son tus géneros favoritos como espectador. ¿Cómo y cuándo te adentraste en ellos?

— A mi madre le gustan mucho las pelis de terror. Y a mi padre también un poco. Normalmente, los aficionados al fantástico y al terror siempre somos resultado de un pequeño trauma, de ver una película en un momento en el que no deberías haberla visto. Te impacta tanto que te enamoras. En mi caso, la pasión empezó con Alien, que mi padre llevó a casa para probar un reproductor de vídeo nuevo cuando yo tenía 12 años. La puso y me dijo: "Esta es del espacio, te va a gustar, que salen naves" y cuando salió el monstruo del pecho me fui corriendo a la habitación de al lado a hundir la cabeza entre las almohadas. Y las películas de terror, subsección fantasmas, me vienen porque me llevaron a ver Al final de la escalera en el cine de Cardona también siendo muy joven. Y después El resplandor. Fueron dos hostias muy heavies. Y desde entonces soy un apasionado de ese tipo de cine.

En la serie aparecen muchos aficionados a los fenómenos paranormales. ¿Tienes alguna teoría sobre por qué hay gente que se siente fascinada por este mundo?

— Porque es muy goloso creer que hay respuestas sencillas a cuestiones complejas. Nos gustan los ovnis porque no queremos creer que estamos solos, nos gustan los fantasmas porque no queremos creer que una vez que morimos se acaba todo. Todo esto son ideas que son pensamiento mágico, que es algo a lo que tiende el ser humano. Luego está la ciencia, que te dice: "No, oye, esto no es demostrable". Nuestra alma quiere creer estas cosas, y por eso son tan fascinantes y llaman tanto la atención. Y por eso reúnen alrededor a gente apasionada. Normalmente se habla de freaks, pero en realidad son apasionados. El exceso de pasión lleva a hacer cosas raras en la vida.

Muchas veces todos estos supuestos fenómenos paranormales están relacionados de algún modo con la muerte. ¿Crees que todavía nos da mucho miedo morirnos?

— Sí, es uno de los grandes tabúes. La muerte, enfrentarnos a la muerte, asimilarla, gestionarla bien cuando se produce, pero es que es inevitable. La muerte es tan rara como el nacimiento. Yo se lo contaba así a mis hijos la primera vez que tuve que contarles que la gente se moría. Les decía "es muy raro pero es tan raro como pensar que hubo un momento en el que tú no estabas y luego estabas". Son momentos de tránsito muy extraños causados por el hecho de que tenemos conciencia y podemos pensar y damos muchas vueltas a las cosas. Quizás para los animales es más sencillo. Pero a nosotros, como tenemos esta cabeza que nos hace pensar continuamente, nos parece fascinante, pero es que lo es. Es fascinante que yo ahora esté aquí hablando contigo y un día ya no estaré. Queda un pellejo, una carcasa seca. ¿Qué es esto? ¡Es raro de cojones!

En la serie hay mucha crítica y comentario social que señalan ciertos discursos populistas. ¿Cómo surgió esto?

— El equipo de guion de la serie, que somos Rafael Barceló, Enric Pardo y yo mismo, escribimos con el privilegio que nos da Movistar+ de tener tiempo y dar muchas vueltas a las cosas. Esta serie la escribimos durante dos años y esto hace que se filtren muchas cosas, cosas que están ocurriendo en el día a día. Se producen debates, hablamos de política, economía y cosas que ocurren en el mundo. Y todo esto se filtra en la serie. Pero no tenemos voluntad de aleccionar ni de decirle a la gente qué tiene que pensar. Siempre ponemos mensajes muy contradictorios, no juzgamos demasiado. Abocamos todo esto por la voluntad de ser verosímiles. Estamos tratando un mundo, el del periodismo del misterio, que puede ser muy rocambolesco, pero son personas, y como espectador mola identificarse con ellas y que cuando hablen digan cosas que puedes oír en un bar o que puede decir tu cuñado en una cena.

Tu personaje es un periodista que investiga hechos paranomales que tiene un gran sentido de la honestidad. ¿Este valor para ti también es importante?

— Sí, lo intento, todo lo que puedo. Pero, como todo, me he encontrado con momentos en los que no ha sido posible, o no nos han dejado, o ha habido tensiones, que también son interesantes. En las ficciones la gente es más exagerada que en la vida real. En el caso de Nacho [su personaje] es casi un Quijote de los hechos paranormales. Yo estudié periodismo, pero no terminé la carrera, y como nunca he trabajado de periodista la realidad nunca me ha puesto en mi sitio. Creo que Nacho es esa parte de mí: ese señor que sabe lo que le contaron en la facultad. La honestidad es el tema principal de la serie, no tanto la verdad ni la mentira.

Andreu Buenafuente interpreta al fantasma de tu maestro. ¿Costó mucho que accediera a participar?

— Me gustaría decir que sí, que fue muy complicado convencerlo, pero no fue así. Estaba encantado. Porque él siempre ha tenido el gusanillo de hacer algo en ficción un poco más currada que el típico cameo o papel de un día que no te deja profundizar. Y yo, sabiendo esto, cuando apareció este personaje hice que fuera imposible que lo hiciera alguien que no fuera Andreu. Y tengo que decir que lo hace muy bien. Es difícil lo que hace Andreu. Incluso me haré un piropo a mí mismo, que no me gusta hacerlo, pero quiero reivindicar el esfuerzo que hemos hecho para conseguir algo que puede parecer fácil pero no lo es: ver a Andreu y Berto, que es una pareja que conoce todo el mundo, haciendo dos papeles en los que no se vea a Andreu y Berto, pero que siga habiendo complicidad y química.

El final de la temporada deja la puerta abierta a una continuación. ¿Esto está ya decidido?

— La puerta está abierta y Movistar está a favor, pero soy yo el que no lo tiene muy claro. No tengo demasiado claro si vale la pena seguir viendo historias de este personaje, cuando la historia ya ha sido contada de forma circular y tan cerrada. También te diré que me produce mucho vértigo que no se haya estrenado la serie y me pregunten por la segunda temporada. Me crea mucha angustia.

¿Quieres seguir por el camino del terror o volverás a la comedia pura?

— No lo sé, porque intento no dedicar mucho tiempo a sentarme y pensar qué haré porque llego a conclusiones absurdas y pensar mucho en mí mismo me hace peor persona. Intento hacer las cosas un poco por instinto, lo que me pide el cuerpo. O cuando tengo una idea que me obsesiona y la tengo constantemente encima pienso "eso es señal de algo". Así salió El otro lado, que es casi una respuesta a Mira lo que has hecho [su primera serie]. Conociéndome y sabiendo que me va la marcha y llevar la contraria, si se espera que haga terror quizá lo siguiente que haga será una comedia superluminosa.