El consultorio

¿Qué pescado hay que consumir durante el embarazo para evitar la ingesta de mercurio?

Hay que evitar las especies depredadoras y de tamaño grande

BarcelonaLos metales se encuentran sobre todo en el agua, en los alimentos y en el ambiente. Su presencia ha aumentado con el incremento de la actividad industrial de los últimos años. Es cierto que en el agua y en los alimentos encontramos algunos esenciales para el buen funcionamiento del organismo, pero cuando la concentración es superior a la establecida como saludable se convierten en compuestos tóxicos. El plomo, el mercurio, el cadmio y el arsénico son especialmente nocivos para la salud.

En la dieta mediterránea, el mercurio se incorpora a través del consumo de pescado. Tal como alerta Lola Gómez, jefa del servicio de obstetricia y ginecología del Hospital Sant Joan de Déu, se trata de un metal que traspasa la barrera placentaria y puede llegar al feto. “Por lo tanto –subraya–, si se consume de manera excesiva podría ocasionar algún problema”.

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¿Qué beneficios aporta el pescado a las madres gestantes y a sus bebés?

El pescado es buenísimo para la salud, especialmente durante el embarazo, puesto que es rico en proteínas y bajo en calorías. “Es muy rico en ácidos grasos omega 3 y sustancias no solo beneficiosas para madres e hijos, sino necesarias para un buen desarrollo”, continúa Gómez. Aún así, señala, “se tiene que escoger qué pescado se come para evitar una exposición excesiva al mercurio”.

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¿Cuáles son los pescados más recomendados durante el embarazo?

La Asociación Española de Pediatría recomienda consumir pescados pequeños, como la sardina, la dorada y el boquerón, que suelen tener menos tóxicos. La jefa de obstetricia y ginecología de Sant Joan de Déu también sugiere otros, como la merluza y la pescadilla, el arenque y el salmón pequeño, así como las almejas, las langostas o los camarones, “la proporción de mercurio de los cuales es mucho más pequeña”.

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¿Cuáles son, en cambio, los que hay que evitar?

Como norma general, tenemos que tener en cuenta que los pescados más grandes y más gordos son los que acumulan más cantidad de metales. En este caso, de mercurio. Así, afirma Gómez, “especies como el atún grande, fresco o en filetes para sushi; el pez espada, el tiburón, la aguja, la caballa y el mero tienen una gran concentración de mercurio”. Y añade: “El atún en lata también tiene un alto contenido de mercurio; quizás menos que si es fresco, pero se tiene que tener cuidado con su consumo”. Gómez también recomienda evitar la lubina grande, el rape grande o la trucha de mar grande.

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¿Qué daños puede ocasionar el mercurio al feto?

Tal como alerta Gómez, “el mercurio es una sustancia tóxica para el sistema nervioso central y puede tener una pequeña repercusión en el neurodesarrollo del bebé”. Se trata de un metal que a veces también causa, añade, “insuficiencia placentaria y bebés con más bajo peso en el momento de nacer”.

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¿Por qué es clave mantener la ingesta de mercurio a raya también durante la lactancia y la infancia?

Al margen de traspasar la placenta, se ha visto que estos altos niveles de mercurio podrían pasar a la leche materna, de aquí que las especies citadas hasta ahora se tengan que evitar también durante el periodo de lactancia. Así mismo, la población infantil es más vulnerable que las embarazadas, puesto que están en pleno proceso de desarrollo, sobre todo de neurodesarrollo, por lo que también habría que tener cuidado con el pesacdo con que los alimentamos.

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¿Existe alguna recomendación específica en este sentido?

Sí. La Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) corrobora que las mujeres embarazadas y lactantes y los menores de 10 años conforman los colectivos más vulnerables al mercurio, “puesto que puede afectar al sistema nervioso central en desarrollo, después de su consumo directo o a través de la placenta y la leche materna”. Por eso recomienda a estos tres grupos que eviten el consumo de las especies de alto riesgo, y también a las mujeres que estén buscando un embarazo. La AESAN también aconseja “limitar el consumo de pez espada, emperador, tiburón, atún rojo o merluza de río, entre otros, a un máximo de 120 gramos al mes”.