Casos de éxito

El resurgimiento de Cuadernos Rubio, la pesadilla de los veranos de los 'boomers'

Los clásicos cuadernos de ejercicios vuelven con fuerza impulsados ​​por la pandemia y la digitalización

Enrique Rubio recuerda que cuando era pequeño no podía decirle a sus amigos de veraneo a qué se dedicaba su padre. "Les echaba a perder las vacaciones si les decía, porque era recordarles que entre playa y helado debían echar un montón de deberes de los cuadernos de verano", cuenta con una sonrisa en el ARA. Su padre era Ramón Rubio y fue quien en 1959 fundó la empresa valenciana Cuadernos Rubio, que hacía los populares cuadernos de verano que marcaron las vacaciones de la generación boomer. Actualmente, la empresa la dirige su hijo Enrique, que tomó el relevo del negocio en 1996, y los míticos cuadernos vuelven a popularizarse, ahora también en catalán.

La historia de estos cuadernos de ejercicios comienza en los años sesenta cuando Ramón Rubio, que trabajaba en un banco y también hacía de profesor de contabilidad en una academia, decidió, para facilitar la vida a los profesores ya los alumnos, diseñar unas fichas de ejercicios para realizar caligrafía y cálculo. "En ese momento se escribía con plumilla y la caligrafía era muy historiada –explica su hijo–, por lo que con estas fichas se podía dar más herramientas a los profesores y agilizar el trabajo para que no tuvieran que escribir todos los ejercicios en la pizarra".

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Pero estas fichas eran totalmente artesanales –Rubio las imprimía en su casa–, y no fue hasta los años sesenta cuando empezaron a profesionalizarse.El propio Ramón Rubio creó una empresa, Ediciones Técnicas Rubio, que se haría cargo de la publicación y venta de los cuadernos hasta hoy: "Él lo hacía todo, se inventaba los ejercicios y las frases y hacía los dibujos, después se pasaba a limpio y se llevaba a la imprenta", recuerda Enrique.

Un 'hit' a la generación de los 50

"Todo el mundo de la generación de los 50 y 60 se acuerda de estos cuadernos, eran un clásico para los deberes de verano", explica el actual director de la empresa. De hecho, el éxito de estas publicaciones radica en su sencillez y también en la facilidad de encontrarlos, ya que se vendían –en ese momento– por poco más de una peseta en cualquier librería o papelería. Además, no sólo les proponían las escuelas como deberes de verano, sino que también muchas familias les compraban para que sus hijos mejoraran la caligrafía.

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El momento álgido de Cuadernos Rubio llegó en los años setenta y ochenta, un momento en el que "había mucha natalidad y muy poco material educativo", explica Enrique Rubio. De hecho, en aquellos años en los que Ediciones Técnicas Rubio tenía prácticamente la exclusiva del mercado, la empresa llegó a vender hasta diez millones de copias anuales.

La pandemia, otro boom

Aunque la digitalización de la educación en los últimos años podría haber supuesto una losa para la empresa que basa su actividad en cuadernos para mejorar la caligrafía y la ortografía –entre otras muchas cosas–, ha ocurrido lo contrario . "Lleva años que la caligrafía ha prescrito en las escuelas, pero eso también ha provocado una reacción entre las familias", explica Enrique Rubio.

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"Se ha demostrado científicamente que escribir a mano tiene muchos beneficios cognitivos –dice–, y los padres y madres buscan cuadernos como los nuestros para que sus hijos no pierdan el hábito de escribir". Asimismo, según el director de la empresa, muchos profesores comienzan a recomendar este tipo de ejercicios a las familias, viendo que los niños "ya no saben escribir". De hecho, según la empresa, la demanda de los cuadernos de caligrafía ya ha igualado a los de cálculo.

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Otro gran momento para Cuadernos Rubio fue la pandemia. "Contra todo pronóstico, nuestras ventas aumentaron un 50% –explica el director–. Las familias buscaban cómo entretener a los niños, que no iban a la escuela durante el confinamiento, y se buscaban trabajos manuales, pero que a la vez sirvieran para aprender. llegar al punto de que teníamos más de medio millón de visitas mensuales en la página web y un aumento de la demanda que no esperábamos, pero ahora se ha tranquilizado todo”.

Apuesta por el catalán

Aunque en un inicio estos cuadernos sólo podían encontrarse en castellano, cuando Enrique Rubio se hizo cargo de la empresa apostó por la traducción. Así pues, hace más de una década que se pueden encontrar en catalán y también en euskera. "Mi padre nunca había traducido los cuadernos y nos encontramos con que otras editoriales lo hacían; yo decidí apostar por eso y me he dado cuenta de que no tener el catalán desde un inicio nos ha pasado factura", asegura.

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"Para nosotros, que nos dedicamos a la educación y entendemos que la educación es cultura y significa también adaptarse, Cataluña y el catalán son importantes. Nos ha costado hacernos un sitio, pero en los últimos años hemos crecido una media de un 30% anual en territorio catalán", explica.

La compañía ha vendido cerca de 325 millones de ejemplares desde su fundación. En 2022 cerró el ejercicio con 2,5 millones de cuadernos vendidos y una facturación de 3,2 millones de euros, y ahora apuesta por entrar en el mercado mexicano. El objetivo de Rubio es que México sirva de puerta de entrada a América Latina y también a Estados Unidos.