Uso de la tecnología

La revuelta contra el móvil que empezó en un parque

El movimiento llega a los 8.000 participantes en Telegram, da el salto al Estado y consigue que Educació aborde su regulación en los institutos

BarcelonaNo se conocían hasta hace una semana, pero ahora son compañeras de lucha. Isabel Garcia Permanyer, Cristina Antón, Aisha Guimaraes y Tamara Fernández son madres con hijos de edades comprendidas entre los 5 y los 12 años que estudian en escuelas e institutos del barrio de Poblenou, en Barcelona, y forman parte del primer grupo de WhatssApp – Poblenou Adolescencia Libre de Móvil– que se creó para retrasar la compra del primer móvil hasta, al menos, los 16 años.

Todo empezó en el parque de la salida de la escuela, mientras los niños jugaban a fútbol y subían a los árboles. "Hablando con otras madres y padres salió el tema de las pantallas y de si daríamos móvil a los niños cuando empezaran el instituto", recuerda Elisabet Garcia Permanyer, la madre que creó el primer grupo de WhatsApp en Poblenou, el que ha hecho estallar el movimiento en toda Cataluña. "Yo dije que no lo daría, pero había opiniones diversas y decidí crear allí mismo un grupo de WhatsApp para compartir noticias relacionadas con las pantallas y estar todas informadas y así acordar entre todas, como nuestros hijos son amigos , cuando darles el móvil". Lo que empezó como un grupo de madres de la escuela se ha convertido ahora en un grupo de Telegram de ámbito catalán que ya suma 8.000 participantes en sólo una semana y que ha dado también el salto al Estado. Ya se han creado grupos en Madrid, Andalucía, Navarra o Baleares, y otro de ámbito estatal.

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Un enlace viral

¿Y cómo se ha llegado hasta aquí? El enlace del grupo inicial empezó a correr por el barrio de Poblenou, entre madres y padres a la salida de la escuela, y Garcia Permanyer también lo compartió entre las alumnas de su escuela de ballet. "Envié el enlace con una nota de voz, donde decía: «Compártelo con quien le interese». Sin ninguna expectativa. Pensé que si conseguía que tres amigos de mi hijo no tuvieran móvil ya sería fantástico, porque ya no sería el único sin. Y empezó a crecer exponencialmente: primero 300 personas más, después 400, 500... Me levantaba por la mañana y pensaba: ¿esto me está pasando a mí? Y entonces ya se empezaron a poner en contacto conmigo los medios de comunicación...", recuerda Garcia Permanyer.

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Fue entonces cuando decidió que había que poner orden. Pidió que dos representantes de padres y madres de cada escuela se pusieran en contacto con ella y el pasado 1 de noviembre convocó una reunión presencial en su centro de baile a la que acudieron una treintena de personas. Y ahí se pasó a la acción. Escogieron cuatro portavoces para hablar con los medios y crearon comisiones de trabajo para poner en marcha diferentes acciones: una encuesta para captar la opinión de la comunidad educativa sobre el uso del móvil, impulsar una carta de compromiso para no dar el móvil a los 12 años, impulsar una iniciativa legislativa popular o abrir vías para reunirse con la conselleria de Educación, entre otros. También se acordó pasar el grupo, que ya había llegado al límite de 1.025 participantes, en Telegram, con mayor capacidad y reconvertido en uno de ámbito catalán.

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"Somos padres asustados que nos sentíamos impotentes"

A lo largo del pasado fin de semana la marea de padres y madres estalló y ya se han replicado grupos con el mismo nombre –Adolescencia libre de móvil– por toda la geografía catalana. "No me imaginaba todo ese alboroto: los medios de comunicación contactando conmigo, gente que no sé quiénes son felicitándome... Un poco desbordada sí que he sido, pero ahora somos un equipo y nos hemos dividido el trabajo. Ahora somos cuatro portavoces y como decía uno de ellos, llegaremos hasta dónde podremos, porque no quiero estar tampoco todo el día enganchada al móvil", reconoce Garcia Permanyer. Considera que la emisión del documental Generación porno en TV3 también ayudó a estallar el movimiento. "Es un tema que estaba oculto y ha saltado la chispa", dice Permanyer. "Hay muchos padres asustados, se nos escapa y necesitamos apoyo, nos sentíamos impotentes y necesitamos una regulación", añade Cristina Antón, compañera de batalla.

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Los distintos grupos que se han creado, por barrios en Barcelona y por municipios o comarcas en Cataluña, ya se han organizado y la mayoría ya han realizado o harán reuniones presenciales. Este domingo se reúne el grupo del Eixample y el 11 de diciembre el de Gràcia presentará los resultados de la encuesta que han realizado y ya avanzan que el 70% no quiere que sus hijos tengan móvil antes de los 16 años. "Hemos normalizado darlo a los 12 años cuando la mayoría de nosotros no está de acuerdo, pero lo seguimos haciendo, nos lo hemos impuesto nosotros", dice Garcia Permanyer, madre de tres hijos de 8, 9 y 10 años.

Unos y otros están impulsando acciones para frenar la presión social que ha hecho que se normalice comprar un smartphone a los 12 años, cuando la mayoría de niños pasa en el instituto. "Mi hija hace sexto y cuando le conté que ella no tendría y sus amigos, sí, dio un portazo. Pero ahora ese movimiento me empodera porque ya no estoy sola, más familias piensan como yo", explica Aisha Guimaraes, madre de dos niñas de 9 y 11 años de la Escola Sant Martí. "Ahora mi hija está orgullosa de que su madre participe en esto y hemos pactado que tendrá un reloj", añade.

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Control parental, ¿solución o espejismo?

Tamara Fernández opina que si bien uno smartphone tiene su parte positiva, es necesario saber usarlo ya la edad que corresponda. "Porque es como si le das un coche a tu hijo y le dices: conduce. No, debe tener ciertas destrezas. Pues con el móvil se trata de encontrar la edad más idónea para que los beneficios superen los perjuicios", dice. Y consideran que esta edad son los 16 años, como defienden algunos especialistas, aunque no existe consenso. Y apuestan por, entre los 12 y los 16 años, educar en su uso. "Porque entraña muchos riesgos: adicción, pornografía, aumento de suicidios...", alerta Guimaraes. Cristina Antón, madre de un chico de 12 años que ya acude al instituto, tampoco lo ha comprado. Intentó cerrar filas con otras madres pero no salió adelante. "Pero le pasé a él artículos y podcasts que hablaban de los riesgos de los smartphones a edades tempranas y lo entendió, le hice a él también responsable", dice.

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La entrega del primer móvil a los 12 años se hace "o por presión social -porque todo el mundo tiene y no quieres que tu hijo sea el pringado de la clase– o por necesidad –porque estás trabajando y quieres controlar dónde está tu hijo–", explica Garcia Permanyer. "Pero para hacer esto tienes los teléfonos sin internet o los relojes que permiten realizar llamadas", añade.

Consideren que el control parental no es la solución. No sólo porque es fácil saltárselo. "En vez de fiscalizar constantemente lo que hace al móvil porque consideras que es una herramienta que comporta graves peligros, no sería mejor dárselo. ¿cuándo ya puedas confiar en que hará un buen uso?", se pregunta Fernández, que advierte que estamos invadiendo su intimidad. "Hay padres fiscalizando las conversaciones de sus hijos por WhatsApp y me parece que es como mirar el diario de tu hijo ", añade.

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Las cuatro están metidas en el grupo y participan en las comisiones. Cada domingo hay una reunión online. Una hace de portavoz, otra trabaja en la elaboración de la encuesta y otras están trabajando para reunirse con la conselleria de Educación, ya que el objetivo último es que se prohíban en los institutos. "Es más fácil para un padre decirle no te lo compro, pero es que además está prohibido en los institutos. Es necesario que nos apoyen con normas, pero igualmente la presión social debe estar", dice Permanyer. De hecho, la próxima semana el Consejo Escolar realizará un debate sobre la regulación del uso de los móviles en los centros educativos. Más de la mitad de los institutos catalanes han dado el paso de regular –que no prohibir– el uso de los móviles en los centros y Educació, que hasta ahora se mostraba reacio a prohibir su uso, ha avanzado que dará indicaciones concretas sobre cómo actuar ante el incremento del uso de pantallas entre los adolescentes.

Sólo una semana

Ahora el reto para Garcia Permanyer es no estar ella tan pendiente del móvil. No puede seguir el ritmo de mensajes que produce el grupo. "Ahora el grupo es una herramienta para que se comuniquen y se organicen por territorios". Cuando estén organizados, la idea es vetar los comentarios para hacerlo más operativo. "¡Pero es que esta iniciativa tiene sólo una semana! El Telegram nació el viernes. Y no hay nadie liberado. Ahora mismo intentamos gestionar cómo podemos peticiones de medios, y en paralelo hay mucha gente trabajando en la coordinación interterritorial, en hacer contactos institucionales o elaborar documentos de compromiso para las familias", explica Xavier Casanovas, uno de los cuatro portavoces del grupo de Poblenou.

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El movimiento ha comenzado desde abajo, al margen de las administraciones y, en algunos casos, de las AFA. Son padres y madres preocupados, todos tienen hijos en edad escolar, la mayoría en primaria, y quieren ponerse de acuerdo antes de llegar al instituto. García Permanyer explica que ella hace tiempo que le dijo a su hijo mayor que no tendría móvil. "Los fines de semana vamos al campo y los retiro de las pantallas, pero me dicen que hay niños que los tienen y me preguntan: «Si tiene todo el mundo, ¿no lo darás?» Y yo le he dicho: «No te preocupes, que ya haré yo que no tenga todo el mundo»".