David Millar: "Rocacorba es la cumbre icónica de Girona"
Exciclista profesional y fundador de CHPT3
Sords (Cornellà del Terri, Pla de l'Estany)David Millar (Mtarfa, Malta, 1977) es un exciclista profesional escocés reconvertido en hombre de negocios de la mano de la firma de ropa y complementos CHPT3, de la cual es propietario. Es la encargada de dar forma al que ha denominado el tercer capítulo de su vida después de una etapa marcada por el dopaje y otra de redención dentro del ciclismo con el equipo de Garmin-Sharp. Un capítulo que desde hace ya 16 años pasa por la provincia de Girona, más concretamente por el Pla de l'Estany. “Soy el más viejo y el último de los originales”, dice riendo desde la masía aislada donde vive con su familia en el pequeño pueblo de Sords. Aterrizó en Girona en 2006 con su mujer, Nicole, invitado por el norteamericano Christian Vande Velde. Al cabo de dos días asegura que ya sabían que sería su futuro hogar. Desde entonces muchos ciclistas profesionales expatriados se han marchado. Pero Millar no se ve viviendo en otro lugar: “Aquí dicen que cuando eres pequeño vives feliz en Girona, que cuando eres joven decides marcharte a Barcelona, pero que no hay nada como envejecer en Banyoles”.
El mundo pequeño de Millar es el Pla de l'Estany. Tiene el estudio, tienda y showroom de CHPT3 en el primer piso del número 32 de la Rambla de Girona, pero siempre que puede trabaja desde la masía de Sords, desde donde divisa todas las cumbres por donde todavía le gusta pedalear: “Somos de l'Estany, a Girona no vamos mucho”. Ha llovido mucho desde que consiguió que un equipo profesional de ciclismo entrenara por primera vez en el mismo lugar. Aquel paso hizo extender la comunidad de expatriados en Girona. Millar fue quien invitó al canadiense Christian Meier, que en 2015 abrió con su mujer Amber la primera cafetería ciclista en Girona. Ahora ya hay ocho. “Ha habido un cambio generacional, pero lo más interesante es que Girona se ha convertido en un destino prestigioso donde muchos jóvenes quieren vivir su sueño”, relata, a pesar de que dice que él ya ha salido de la “burbuja” para arraigarse en el Pla de l'Estany.
Escuela pública de Cornellà del Terri
El arraigo no habría sido igual sin la escuela pública de Cornellà del Terri. El matrimonio Millar se instaló en la masía de Sords en 2010 y un año después nacía el primero de tres hijos, que ahora tienen 11, 9 y 6 años. “Fuimos los primeros ciclistas expatriados en llevar a los hijos a la escuela pública y fue la mejor decisión”, asegura. A pesar de que él no habla en catalán y se explica también con dificultades en castellano –la entrevista transcurre en inglés–, su mujer Nicole y los tres hijos –educados en la inmersión lingüística– sí que lo hablan y es la lengua de comunicación en el pueblo. El curso que viene llegará el momento de que el mayor vaya al instituto, y será siguiendo el mismo modelo: en Banyoles. El autobús escolar los recoge en el final de la pista que los lleva a su casa y que desemboca en una carretera que pasa al lado de un pequeño puente medieval que atraviesa el río Terri.
Club Natació Banyoles
El deporte marca el día a día de la familia. Mientras que Millar sigue pedaleando, su mujer Nicole ha convertido en un centro de referencia el Club Natació Banyoles. Ella se define como una auténtica expatriada: hija de padres holandeses y sudafricanos, creció en el Próximo Oriente y después se mudó al Reino Unido y a Catalunya. Por eso enfatiza que junto al lago ha encontrado el verdadero hogar. “Es un espacio histórico de encuentro para los habitantes de la zona”, dice antes de irse a nadar. Les encanta el espacio de hierba reservado a los miembros del club alrededor del lago, donde pasan largos ratos en primavera, verano y en este otoño hasta ahora estival. “Ya no te hace falta la playa cuando tienes el lago”, añade el exciclista, a pesar de que es un enamorado también de Empúries.
Can Boix de Vilamarí
Cornellà del Terri tradicionalmente mira hacia Banyoles y la autovía que conecta con Girona. Pero también es el punto de partida de toda la zona del Pla de l'Estany que conecta hacia l'Escala (Alt Empordà) a través de la carretera que pasa cerca de Pujals dels Pagesos –donde vivió dos años de alquiler el matrimonio Millar– y va hasta Sant Esteve de Guialbes. A medio camino está la pequeña población de Vilamarí, con Can Boix como restaurante de referencia. Esta antigua fonda, que ahora ofrece una experiencia gourmet, se convirtió en el segundo hogar de Millar en 2015 cuando escribía su segundo libro autobiográfico: Theracer (2016). “Comía allí cada día, hasta el punto de que bautizaron en la carta su filete con salsa de ratafía y patatas rubias como filete David Millar”, explica. La amistad con la familia ha ido creciendo y, a pesar de que ahora ya no van tanto porque tienen tres niños “y la vida social se ha reducido”, cada año los invitan a la fiesta que hacen por Navidad en la masía de Sords.
Rocacorba
En el pequeño mundo de David Millar tenía que haber una cumbre. Y no podía ser otra que la de Rocacorba, que ve desde casa. “Rocacorba se ha convertido en la cumbre icónica de Girona. Todos los lugares de ciclismo tienen un lugar icónico, como el Monte Serra de la Toscana, la Madone en Niza o el puerto de sa Calobra en Mallorca”, dice. Durante los años como ciclista profesional lo podía subir más de una vez al día con el equipo pasando por Pujarnol: “Es una subida muy dura, perfecta para entrenar, y es una cumbre que siempre tienes en el horizonte”. Ahora, en días más tranquilos, le encanta dar la vuelta a Banyoles que sale de Cornellà y pasa por Vilamarí, Galliners, Orfes, Esponellà, Banyoles, Camós y de nuevo a casa. Por el camino no falta la parada en la panadería de Esteve Bosch Sabater de Esponellà. “Por suerte no ha cambiado con los años”, concluye.