Industria

Siemens Gamesa, un matrimonio en estado crítico: "El milagro alemán en este caso no es una realidad"

Los empleados esperan con preocupación el plan estratégico que la compañía presentará el 21 de noviembre

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Fachada del edificio de Siemens Gamesa en el Parque Tecnológico de Zamudio, en Bilbao.

MADRID"Nos tememos lo peor". Mikel Zarandona, miembro de UGT FICA y trabajador de Siemens Gamesa en Zamudio (Bilbao), resume así la espera hasta el próximo 21 de noviembre, cuando Siemens Energy (el brazo energético del grupo alemán Siemens y propietario de Siemens Gamesa) presentará tanto los resultados como un nuevo plan estratégico. Zarandona responde al teléfono al ARA justo después de una rueda de prensa ante la fábrica de la compañía en la localidad bilbaína, en la que los sindicatos han denunciado un "riesgo real de destrucción de empleo". El motivo de fondo: unas pérdidas de unos 4.500 millones de euros hasta septiembre de este año que se espera que la compañía alemana anuncie ese día. "Es una barbaridad", reconoce el sindicalista.

"Llevamos así desde el 2018", afirma Zarandona, en referencia a la fusión de finales del 2017 entre Siemens Wind Power –el negocio eólico de Siemens– y Gamesa –empresa vasca–. La operación dio lugar a Siemens Gamesa, un complicado matrimonio que hoy vive uno de sus momentos más críticos.

"Nos vendieron un discurso diciendo que venían a aprender de nosotros, de nuestra presencia en el mundo a través de las ventas y de nuestros modelos", apunta la secretaria general de CCOO en Siemens Gamesa, Clara Fernández, que añade que el aterrizaje de Siemens Energy se convirtió rápidamente en un desfile de directivos. Desde entonces y hasta hoy han pasado por la compañía tres consejeros delegados distintos. El actual, Kerman Gabiola, fue nombrado en enero: "Esto se traduce en una mala gestión –añade Fernández– [Con la fusión] se cargaron todos los españoles que conocían al sector eólico", comenta Zarandona.

Gamesa nació en 1976 en Vitoria. Con el tiempo se especializó en el ciclo integral de la energía eólica y se organizó en tres filiales: Gamesa Energía, Gamesa Eólica y Gamesa Servicios hasta convertirse en una de las joyas de la corona de la industria vasca, así como del sector de la energía renovable en España. En ese momento, el 51% del capital estaba controlado por Gamesa y un 40% por el socio danés Vestas Wind Systems. En 2016, el negocio eólico de Siemens se fijó en la empresa vasca hasta el punto de que se acaba fusionando en 2017. Siemens pasó a tener el 59% de la compañía, Iberdrola se quedó con un 8% y el 33% restante fue para Gamesa. Actualmente, Siemens Gamesa cuenta con 9 centros (entre fábricas y oficinas corporativas) repartidos por todo el Estado que ocupan 5.000 trabajadores directos y unos 7.000 indirectos.

Pero los números empezaron a fallar hasta el punto de que el pasado año las pérdidas de Siemens Gamesa superaban los 2.000 millones de euros. Un escenario que llevó a la empresa alemana Siemes Energy a continuar con el baile de operaciones: hace justo un año se tragaba por completo Siemens Gamesa a través de una oferta pública de adquisición de acciones (OPA) para el 33% que todavía no controlaba.

Zarandona critica que atribuyan los malos resultados de Siemens Gamesa a sus modelos de aerogeneradores fallidos. "El agujero [de dinero] lo ha generado Siemens, que decidió cambiar los componentes con los que funcionaban", explica el miembro de UGT. También señala que la propia empresa matriz, Siemens Energy, sufrió pérdidas. De hecho, desde que esta última debutó en los mercados en 2020 su valor no ha hecho más que caer hasta el punto de que el año pasado, antes de la absorción total de Siemens Gamesa, valía 9.000 millones de euros, mientras que la empresa de origen vasco valía 12.300 millones.

De las ganancias a las pérdidas

"Gamesa era rentable", recuerda Zarandona, quien pone de ejemplo ejercicios en los que la compañía registraba unos beneficios de más de 450 millones de euros. "Éramos una empresa puntera", defiende la secretaria general de CCOO en Siemens Gamesa, que pone el énfasis sobre todo en la fabricación de aerogeneradores terrestres, la gran especialización de la compañía vasca. Pero de esa época gloriosa queda poco: "El milagro alemán aquí no se ha hecho realidad", añade Fernández.

"En estos momentos está todo parado", explica la sindicalista, quien añade que lo poco que se está produciendo es stock porque no hay ventas. Al igual que Zarandona, Fernández también tiene marcado en el calendario el próximo 21 de noviembre, en el que se espera que Siemens Energy dé detalles del futuro que tiene pensado para Siemens Gamesa. El escenario más negro implica el cierre, pero los sindicatos confían en que no se materialice: "Sería una catástrofe".

A ojos de las organizaciones sindicales, un escenario deseable sería que Siemens Energy asuma la reparación de las máquinas para volver a realizar aerogeneradores sin defectos, aunque ello implicaría una paralización de las plantas durante un tiempo. También se ha especulado sobre la opción de que el gobierno alemán lleve a cabo un rescate milmillonario de la compañía. "Todas las ayudas [públicas] deben ir vinculadas a garantizar los puestos de trabajo", piden los sindicatos.

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