5 motivos por los que un coche familiar puede ser mejor que un SUV
Los SUV llevan años registrando unos éxitos de ventas abrumadores en todo el mundo, pero marcas como Hyundai aún mantienen en sus gamas modelos familiares
La moda SUV llegó a nuestro mercado hace casi dos décadas y no sólo se ha afianzado con el paso de los años, sino que incluso se está fortaleciendo en esta etapa de transición hacia la electrificación. Cada vez hay más fabricantes de automóviles (especialmente chinos) y todas estas nuevas gamas tienen una importante oferta de vehículos SUV. Pero que este tipo de vehículos tenga un gran éxito en nuestro mercado gracias a su polivalencia, no quiere decir que sean los coches que realmente necesitan todos los compradores.
Y es que hay muchos otros tipos de carrocerías que pueden cumplir perfectamente con las necesidades de los usuarios incluso de forma más acertada que un SUV. Por ejemplo, están los SUV deportivos, pero no necesariamente son la mejor opción para todo el mundo que busca un deportivo, al igual que hay SUV urbanos y no necesariamente son la mejor opción para todo el mundo que busca un utilitario.
Es por este motivo que hemos aprovechado la prueba del Hyundai i30 CW, la versión familiar del exitoso compacto i30, para exponer cinco motivos por los que un coche familiar puede ser mejor que un SUV. Concretamente, hemos escogido la versión microhíbrida 1.5 T-GDi de 140 CV asociada al cambio automático de siete velocidades y al acabado deportivo N Line.
5 motivos por los que un coche familiar puede ser mejor que un SUV
1. Mejor dinámica de conducción
Las leyes de la física son las que son y no se pueden contradecir. Es por este motivo que resulta fácil entender que un SUV de tamaño equivalente al de un familiar, por su carrocería más elevada, y un mayor volumen y peso, tendrá un comportamiento dinámico peor. Esto no sólo es importante si lo que se busca es un modelo con elevadas prestaciones, sino en el uso diario.
Por ejemplo, el Hyundai i30 CW de esta prueba equipa un motor 1.5 gasolina microhíbrido de 140 CV que acelera de 0 a 100 km/h en 9,9 segundos, mientras que el modelo equivalente en SUV, un Hyundai Tucson 1.6 TCV 1 para conseguir una cifra de aceleración casi idéntica.
Además, no es ningún secreto que los SUV suelen ser menos ágiles y dinámicos en carretera. En contraste, Hyundai i30 CW, con un centro de gravedad más bajo, ofrece una conducción más estable y segura tanto en autopistas y autovías como en carreteras reviradas. Su suspensión y chasis optimizados proporcionan un equilibrio ideal entre comodidad y deportividad, algo bastante más complicado de encontrar en la mayoría de SUV equivalentes.
2. Menos consumo de combustible
Siguiendo la misma lógica del apartado anterior, que un coche familiar sea más compacto y ligero que un SUV equivalente tiene un impacto directo en los consumos. De entrada, debemos tener en cuenta un hecho diferencial: el peso. Y es que el Hyundai i30 CW que hoy nos ocupa detiene la báscula en 1.412 kilos, mientras que modelos similares como Volkswagen Tiguan, Cupra Terramar o Peugeot 3008, con motorizaciones equivalentes, superan los 1.600 kilos.
Si a ello sumamos el hecho de que la aerodinámica de un SUV suele ser peor que la de un coche familiar, la balanza suele decantarse hacia la esquina de los familiares. En el caso del Hyundai i30 CW el consumo homologado es de 6,3 litros cada 100 kilómetros, una cifra que durante la prueba incluso pudimos rebajar un poquito, hasta los 6,2 litros.
3. Más espacio de carga útil
Quizás este es el punto más importante a la hora de hablar de los cinco motivos por los que un familiar puede ser mejor que un SUV. Y es que al final lo que el comprador de un SUV busca es tener un coche polivalente, mientras que lo que busca el comprador de un vehículo con carrocería familiar es gozar del máximo espacio en el interior. El motivo es evidente: el SUV es el coche que es, sin otra alternativa, mientras que el vehículo familiar suele derivarse de otra modelo.
Por ejemplo, Hyundai i30 CW deriva del Hyundai i30 con carrocería compacta, pero respecto a este modelo aumenta la capacidad del maletero en 207 litros, pasando de los 395 del modelo normal a los 602 del familiar. Uno coche similar como el Hyundai Tucson tiene un maletero de 577 litros, mientras que un Volkswagen Tiguan dispone de 550 litros y un Peugeot 3008 se conforma con 520 litros.
Pero no sólo hay una diferencia en las capacidades de los maleteros entre los familiares y los todocamino, sino también en su practicidad. Por ejemplo, la boca de carga de los SUV, al ser coches de estilo todoterreno, suele situarse en una posición mayor que en los vehículos familiares. Esto puede ir bien en determinadas ocasiones, pero normalmente agradeceremos no tener que levantar demasiado a menudo objetos voluminosos o pesados.
Por otra parte, los coches con carrocería familiar presentan unos maleteros con formas muy regulares en las que se maximiza el espacio de carga, ya que se han concebido específicamente para este fin. En cambio, en el mundo de los SUV podemos encontrarnos de todo, porque habitualmente se prima la estética exterior por encima de la practicidad interior.
4. Estéticamente pueden ser más atractivos
Este apartado es puramente subjetivo y, como tal, puede levantar polémica en todos aquellos que no estén de acuerdo con mi opinión. De entrada, quiero aclarar una cosa: esta afirmación no la habría hecho hace 15 o 20 años, cuando en muchos casos los vehículos familiares tenían un aspecto que no se diferenciaba mucho del de los coches fúnebres. Pero las marcas rápidamente se dieron cuenta de que tenían que hacer a sus familiares más atractivos, y el resultado en muchos casos es espectacular. Así pues, coches como el Hyundai i30 CW de esta prueba, con un voladizo trasero más largo que el del modelo compacto pero con una caída trasera casi de estilo cupé resulta al menos igual de atractivo que el modelo compacto.
Lo que también es una evidencia es que hay SUV que son realmente guapos, y la prueba de ello es su elevadísimo nivel de ventas. Con todo, yo personalmente sigo quedándome con los vehículos con carrocería familiar, sean derivados de compactas o de berlinas. Pero, como decía al principio... sobre gustos no hay nada escrito.
5. El precio es sensiblemente inferior
El último punto de esta lista tiene que ver con el precio de compra, pero también necesita algunas aclaraciones. Es importante que cuando se dice que los coches con carrocería familiar suelen ser más económicos que los SUV equivalentes, tengamos presente que debemos comprar dos modelos similares y, a ser posible, de la misma marca. Por ejemplo, el rival todocamino más directo que tiene el Hyundai i30 CW dentro de la misma marca es el Tucson. Y la diferencia de precio es notable, puesto que mientras que el familiar está disponible desde 24.950 euros, el SUV arranca en 28.725 euros.
Si miramos otras marcas también ocurre lo mismo. Por ejemplo, el Seat Leon Sportstourer tiene un precio de partida de 23.141 euros, mientras que el Ateca arranca en 25.800. Y mucho más espectacular es la diferencia que vemos en Toyota, en la que encontramos el Corolla Touring Sports disponible desde 28.000 euros y para acceder al RAV4 debemos preparar 41.500.
Conclusión
Después de todo lo expuesto, estoy seguro de que el Hyundai Tucson seguirá vendiéndose mejor que el i30 CW que ilustra este artículo. La razón es que, aunque se puedan encontrar 5 argumentos a favor del modelo familiar (o más), en líneas generales a los potenciales clientes les gusta más la idea de tener un SUV que un modelo derivado de un compacto. Ya sea por apariencia, por comodidad a la hora de acceder al vehículo o porque gusta más el estilo todoterreno; el caso es que los SUV siguen vendiéndose a la perfección.
Precisamente por este motivo sigue resultando tan interesante que algunas marcas todavía apuesten por vehículos familiares como el Hyundai i30 CW. Porque tiene un maletero enorme, es atractivo visualmente, está bien equipado y, con el motor 1.5 T-GDi de 140 CV, ofrece un buen equilibrio entre consumos y prestaciones. Como decíamos, la gama arranca en 24.950 euros, pero la versión con acabado N-Line y esa motorización se va a los 29.425 euros.