Barcelona, la capital mundial de las motocicletas
Las motos han ganado protagonismo en la ciudad en los últimos cinco años, mientras que coches, ciclomotores, furgonetas y camiones pierden pistonada en la capital catalana
Un informe del Ayuntamiento de Barcelona constata que en los últimos cinco años (2020-2025) el número de vehículos en la ciudad se ha mantenido estable, pero con cambios sustanciales en lo que se refiere a la tipología de vehículos. Así, durante los últimos cinco años en Barcelona constan unos 18.000 coches censados menos, mientras que en el mismo periodo el número de motocicletas ha crecido en unas 20.000 unidades matriculadas y censadas. Curiosamente, el aumento de motocicletas no se ha acompañado de un incremento de ciclomotores, y Barcelona registra una bajada de unas 11.000 unidades de ciclomotores censadas. El número total de camiones y de furgonetas también ha disminuido, pero de forma casi imperceptible: el Ayuntamiento apunta a que hay unos 500 camiones menos y unas 850 furgonetas menos censadas ahora que hace cinco años.
El número total de vehículos privados censados en Barcelona es de 813.465, de los que el 56% son coches o turismos y el 29% motocicletas. El crecimiento de las motocicletas de cilindrada y potencia considerable en un contexto de bajón de ciclomotores, turismos, furgonetas y camiones debido a los nuevos paradigmas de movilidad y las restricciones por motivos ambientales se explica por la conjunción de diversas causas, entre las cuales la facilidad para moverse por la ciudad en vehículo de dos ruedas, su precio de compra que las motocicletas de cierta cilindrada permiten realizar escapadas y salidas fuera de la ciudad haciendo uso de autopistas y autovías.
Pero más allá de las causas mencionadas existen dos últimos factores decisivos y diferenciales que convierten a Barcelona en la capital mundial de las motocicletas, que son la meteorología privilegiada de la ciudad y la propia cultura de la población. Barcelona es una ciudad con precipitaciones irregulares y escasas (la lluvia es uno de los grandes peligros de las motocicletas) y mantiene unas temperaturas suaves en invierno (no se recuerdan muchos episodios de nevadas, y menos de heladas) y temperaturas agradables durante buena parte de la primavera y del otoño, lo que favorece el uso de motocicleta.
El segundo factor que explica el auge de las motocicletas en Barcelona es eminentemente cultural. En toda Cataluña, y de forma muy especial en Barcelona, las motocicletas gustan y levantan pasiones entre el público. Basta ver el volumen de pilotos catalanes campeones en las principales categorías deportivas sobre dos ruedas –como MotoGP, trial, enduro e incluso el Dakar y las carreras de resistencia– para darse cuenta de que las motocicletas son un elemento sustancial de la cultura barcelonesa, que ha sabido mantenerse como un patrón de consumo y movilidad intergeneracional.