¿Apoyar a Israel en el Mar Rojo?
La derecha mediática española lo tenía claro y El Confidencial no hizo prisioneros con sus titulares. Ofreció dos la semana pasada con intenciones inequívocas: “La crisis de Israel la puedes empezar a pagar tú” y “Las grandes navieras piden una operación militar en el Mar Rojo”. Con ellos plateaban los términos del problema de la siguiente forma: los ataques de los rebeldes hutíes de Yemen contra cargueros mercantes que entran y salen del Mar Rojo a través del estrecho de Bab-el-Mandeb estarían afectando importantes intereses económicos, tanto de Israel como de los países occidentales. Hablamos de una ruta naval que pasa por el canal de Suez y que conecta las grandes fábricas de Asia con los mercados europeos con una distancia y unos costes mucho menores a los que conllevaría dar toda la vuelta por el sur de África por el Cabo de Buena Esperanza. Contenedores, petróleo, gas natural, cereales o combustible para aviones son algunos de los cargamentos estratégicos que pasan por la citada ruta.
Los ataques de los rebeldes hutíes en solidaridad con Palestina para perjudicar una ruta estratégica para Israel provocaron que las grandes navieras internacionales prefirieran evitar esa ruta y apostaran, como decíamos, por seguir los pasos del explorador portugués Vasco de Gama, que conectó el Atlántico y el Índico por el cabo de Buena Esperanza. La consecuencia sería un aumento de los costes de transporte que obviamente repercutirían en los precios de una buena cantidad de productos y servicios en buena parte de los países occidentales. Por eso en El Confidencial señalan que “la crisis de Israel la puedes empezar a pagar tú”. Y por eso también la segunda parte de su titular: “las grandes navieras piden una operación militar en el Mar Rojo”.
Y entonces empezó un baile de declaraciones e informaciones periodísticas que, contra todo pronóstico, no han dejado mal al Gobierno español. La semana pasada el secretario de Defensa de los Estados Unidos, Lloyd J. Austin, anunció la operación “Guardián de la prosperidad”. Se trata de un gran despliegue militar naval en el Mar Rojo en el que participarían Reino Unido, Francia, Italia, Noruega, Países Bajos y España, entre otros, como ampliación de la misión Operación Atalanta en el Océano Índico en la que España tiene un rol destacado. Entonces la ministra de defensa española, Margarita Robles, en unas confusas declaraciones vino a decir que España solo participaría de la operación bajo el paraguas de la OTAN o de la UE. Uno de los periodistas españoles más preocupado por la geografia y sus venganzas, el director adjunto de La Vanguardia Enric Juliana señaló en un artículo titulado “España, rumbo al mar Rojo” que no parecía muy creíble que un miembro del Gobierno de los EEUU anunciase la participación de España en una misión militar internacional sin tener las espaldas cubiertas.
Pero lo cierto es que no debía tenerlas cubiertas del todo porque el Gobierno español, junto a Francia e Italia, vetaron la ampliación de la misión Atalanta al Mar Rojo. Desde 2008, la misión Atalanta tiene por objeto proteger los buques pesqueros y mercantes que navegan por el Índico frente a acciones de piratas somalíes. Y, aunque se haya interpretado que Sánchez abrió ayer la puerta a una operación de este tipo, lo que de entrada le han dicho tres de los cuatro países de la UE más importantes a EEUU es que nada de ampliar las funciones de Atalanta para proteger los intereses de Israel.
Para entender de qué va esta vaina lo mejor es siempre leer los titulares de la derecha mediática. La siempre mimada por la prensa de derechas, Margarita Robles, tuvo que encajar el siguiente titular de El Mundo: “Margarita Robles también complace a los yihadistas”. El periódico de Unidad Editorial tampoco se privó de dar otros titulares agresivos contra el Gobierno como este otro: “Los rebeldes hutíes agradecen a España que no participe en la alianza creada por EEUU para actuar en el Mar Rojo”.
La prensa de derechas señala también que una de las claves para entender la posición del gobierno español es la presión que tiene a su izquierda. Si es así sería la mejor noticia y revelaría el peso de una opinión pública y unos movimientos sociales movilizados en defensa de la causa palestina. Solo la presión internacional contra Israel podrá detener el que ya es el genocidio más importante del siglo XXI.