Barceloneses y catalanes: atención con la Copa América
Esto va en serio. La tenemos en la esquina y parece que nadie se entere. El 22 de agosto empezará el show, que durará hasta finales de octubre. Son unos Juegos Olímpicos en miniatura. También están transformando la ciudad: su rango marítimo. No sólo hablamos de un espectáculo deportivo marítimo. Estamos hablando de innovación tecnológica, de urbanismo, de cultura, de sostenibilidad, de negocio... En 1992, Barcelona recuperó las playas para sus ciudadanos, ahora quiere recuperar el mar. El mar y la vela pueden ser de todos, no sólo es cosa de los barcos de lujo. Pero sí, también vendrán superyates. En concreto, ya han reservado 160 embarcaciones de este tipo.
Hasta ahora la Copa América ha sido como un submarino. Medio oculta. Poco se ha hablado. La gente no es consciente de su relevancia. Este evento es como un circo ambulante. Nació en 1851 en Londres y actualmente mueve a unas 1.500 personas. Son seis equipos: Nueva Zelanda (vigente campeón), Estados Unidos, Gran Bretaña, Italia, Suiza y Francia. Muchos llevan meses viviendo en Barcelona con sus familias y algunos se quedarán cuando acabe. El equipo ganador elegirá la futura sede. Si Nueva Zelanda revalida el título o gana Suiza (un serio candidato), es muy probable que la competición siga en Barcelona. Claro: es necesario que todo salga rodado este verano-otoño.
¿Cuál es el factor diferencial de Barcelona? Que por primera vez la Copa América se hará en un puerto absolutamente imbricado con la ciudad, lo que supone un reto en la circulación de barcos en el agua y la logística de tierra. ¿Ventajas? La implicación de la gente. Por primera vez, habrá un equipo de voluntarios: la lista se cerró en diciembre con 4.000 inscritos, que se están formando. El Moll de la Fusta será un gran escenario de actividades lúdicas durante 40 días y las playas tendrán grandes pantallas para seguir la regata. El proyecto Viu la Vela, promovido por el Ayuntamiento, ya ha llevado gratuitamente a 7.000 niños y niñas de 6º de primaria de escuelas públicas a practicar este deporte. Museos y bibliotecas realizarán actividades, y habrá oferta gastronómica ad hoc. También se realizará por primera vez una ceremonia inaugural. Y se estrenan dos regatas paralelas, la de mujeres y la de jóvenes.
¿Llevará más turismo? Se calcula que como máximo un 2% más, de poder adquisitivo alto y no en el pico del verano. La Copa América es sobre todo un negocio televisivo. Con 1.000 millones de espectadores, es el tercer evento deportivo con mayor audiencia televisiva del mundo, por detrás de los Juegos y del Mundial de fútbol. La presencialidad será para los barceloneses y los catalanes. La inversión municipal fuerte se está realizando en la Barceloneta y en la renovación de los puertos: el Pesquero –a partir de ahora el público podrá visitar parte de las instalaciones–, el Port Vell, el Olímpic y el del Fòrum.
¿Sostenibilidad? Las sedes de cada equipo, que han costado entre 2 y 6 millones –con dinero de esponsors– se alimentan con energía solar y con agua de desaladora propia (o agua regenerada). Con dinero público se ha hecho una apuesta por regenerar el fondo marino del litoral barcelonés. Por cierto, esta semana la ciudad acogerá la conferencia de los océanos de la ONU, una cita clave.
Los barcos de competición de la Copa América son productos de alta tecnología: el secretismo envuelve las apuestas de cada equipo. Empresas e ingenieros catalanes están participando, una gran oportunidad para estar a la última. Velas, cabezas y aparejos se producen con impresoras 3D en cada una de las sedes de los equipos. La gran novedad será la evolución de los hidrofoiles, introducidos en el 2013 y que prácticamente hacen volar por encima del agua a los barcos de 22,9 metros de eslora.
La candidatura barcelonesa se ganó en seis semanas, con acuerdo de todas las administraciones (con Generalitat y Ayuntamiento al frente), del Puerto, institución clave, claro está, y de la sociedad civil y el sector privado. Fue tan corto, el período, que no tuvieron tiempo de pelearse. Otras ciudades ofrecían mucho más dinero. Ganó Barcelona. Ahora debemos hacer nuestra la Copa América los barceloneses y catalanes. Un poco de autoestima no nos irá mal.