Caso Alves: un punto de inflexión en la violencia sexual

La credibilidad de las víctimas

Cuando una mujer interpone una denuncia por una agresión sexual, especialmente en los casos mediáticos, primero se la somete a ella a un juicio social. ¿Se puso en riesgo? ¿Su actitud fue apropiada? ¿Lo hace por el dinero? ¿Por venganza? El imaginario de la víctima ideal, la correcta, la irreprochable, no existe, ninguna mujer encaja en él y nunca nada de lo que hace acierta en la justa medida. Todo este escrutinio, que no encontramos en otros delitos, va encaminado hacia un punto concreto: poner en duda su credibilidad.

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La violencia secundaria

El proceso judicial supone una revictimización por la persona que ha sufrido la agresión. En algunos casos, por desgracia, por motivos inevitables como tener que explicar los hechos a desconocidos. Otros, por la falta de medios, sensibilidad y perspectiva de género de algunos operadores jurídicos. Procedimientos que tardan años en resolverse, cuestionamiento del relato mediante mitos patriarcales o directamente violencia simbólica ejercida contra la víctima son algunos ejemplos de lo que, por desgracia, todavía pueden encontrarse las personas que denuncian la violencia sexual.

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Cambio de paradigma

El ascenso del feminismo hace que poco a poco la sociedad esté cambiando la mirada y el imaginario en relación con la violencia machista. La denuncia de esta mujer contra Dani Alves sin duda contribuirá a romper mitos sobre los perfiles de los agresores (que, recordémoslo, es absolutamente transversal en toda la sociedad) y la impunidad de aquellos hombres más poderosos que cometen violencia sexual.