El circo de cartón piedra y la amenaza real

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, este jueves en la Asamblea de Madrid
06/06/2025
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Después de bastantes años de trabajo de asesores, think tanks y spin doctors, la política madrileña (es decir, española) ha logrado parecerse a los programas más viscosos de la telebasura más tirada. Gritos, ataques de nervios, amenazas, lágrimas falsas, risas impostadas, personajes extravagantes, discursitos que literalmente no tienen sentido y un lenguaje que, por su grosería y su pobreza, haría avergonzar a los delincuentes de los antros más patibularios se han convertido en el plato de cada día. Como ciudadanos –y como contribuyentes– se hace imposible dedicarle aunque sean unos minutos de atención sin sentir una desagradable mezcla de estupefacción, vergüenza ajena y enfado. Si hace más o menos un año Pedro Sánchez afirmaba que quería "detener la máquina del fango", no se puede decir otra cosa que no sea que no lo ha conseguido. Por el contrario, el propio PSOE –que siempre se mueve a remolque del PP, y de Vox– está también cogido de lleno por la maquinaria. Este viernes está previsto que el presidente español baje al fango en un foro que se supone que debería ser un encuentro institucional y de coordinación entre el gobierno central y los gobiernos autonómicos pero al que los barones del PP ya han anunciado que acudirán a hacer política hooligan, para intentar un no a todo contra Sánchez con la financiación de Catalunya y la catalanofobia como argumentos principales.

Este es el circo que nos vemos obligados a soportar. Pero por repulsivo que resulte, es todo artificio, basura, si queréis: nada. Sin embargo, detrás hay unos hechos, y también unas amenazas. Los hechos son que, tras la pantomima de su supuesta ruptura, el PP vuelve a depender de Vox, tal vez más que nunca, como lo demuestran los pactos de presupuestos que han suscrito en el País Valenciano y Baleares. El otro hecho es que, con la suma de los escaños del PP y de Vox, no es suficiente para sacar adelante la moción de censura que Feijóo hace amagos de presentar día sí y día también. Para ello necesita también los votos de Junts y/o el PNV, que precisamente la concurrencia de Vox descarta automáticamente.

Para entender las amenazas reales no hay que escuchar los balbuceos de Vox, sino las voces de chulapas madrileñas, autocaricaturas grotescas ellas mismas, de Esperanza Aguirre y su discípula aventajada, Isabel Díaz Ayuso, representantes autorizadas del verdadero espíritu de la derecha nacionalista española. La primera afirma que no ve ningún motivo para que el Estado tenga que pagar la sanidad pública ni el estado del bienestar (además de una imbecilidad que no vamos a reproducir sobre la dictadura franquista). La segunda anuncia que no piensa tolerar que se le hable en catalán, y dice que esto es "provincianismo". Ahora lo llamamos trumpismo, pero eso, aquí, es ultranacionalismo españolista, derecha iliberal y xenofobia (contra los catalanes, y contra todo dios que no les guste). Y es la única alternativa de gobierno que ahora mismo se esconde tras el ruido insufrible de la política española.

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