¿Claves para una enseñanza de calidad?

El pasado 20 de agosto la OCDE hizo públicas lo que llamó "Claves para una enseñanza de calidad". Debo advertir que no voy precisamente sobrado de confianza en las instituciones educativas internacionales. Lo mismo Andreas Schleicher, director de las pruebas PISA, que en 2018 nos aseguraba que el nombre de Finlandia se había convertido en sinónimo de excelencia en educación, en 2023 declaraba al Financial Times: "No sabemos si Finlandia ha sido parte de la solución o parte del problema". Añado que hace unos meses asistí a una conferencia de prensa de una ministra de Educación de un país centroamericano que había sido una alta directiva de la Unesco. La mujer no tuvo ningún inconveniente en afirmar con rotundidad: "Los contenidos han dejado de ser importantes. ¿Por qué estudiar, por ejemplo, los planetas, si cambian cada año? ¡Lo que hay que estudiar es el influjo de los planetas en nuestras vidas!" Unos días después me entrevisté con ella en su despacho. Le pregunté si debía felicitarle, ya que su país era considerado por la OCDE como uno de los más equitativos del mundo. "¡Pero si tenemos unos resultados bajísimos!", me contestó. "Sí, son bajísimos, pero uniformes". Y era cierto. El 75% de los alumnos de ese país se encuentran en las dos franjas inferiores de los resultados de PISA.

Vamos a las "Claves para una enseñanza de calidad" de la OCDE (la sintaxis torturada es de su exclusiva responsabilidad).

La primera es "asegurar el compromiso cognitivo", lo que implicaría la creación de "las condiciones para que los estudiantes presenten un esfuerzo suficiente y sostenido que les permita persistir en la comprensión de una idea compleja o la solución de problemas desafiantes y no estructurados". Para que esta clave sea efectiva, los docentes deben procurar "niveles adecuados de desafío", incorporando "contextos significativos y conexiones con el mundo real", facilitando "oportunidades para que los estudiantes puedan experimentar por sí mismos" y proporcionando múltiples enfoques y representaciones que fomenten "la metacognición". Uno lee con paciencia esta pesada prosa y cuando cree que ya está curado de espantos, se encuentra con esa sorpresa: "El compromiso cognitivo puede parecer enigmático, ya que es difícil de observar". ¿Se imaginan que este diario eligiera los 5 mejores restaurantes de Barcelona y después de poner en primer lugar uno de ellos añadiera que su calidad "es enigmática y difícil de observar?"

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La segunda clave consiste en "elaborar contenidos disciplinarios de calidad", pero se añade que esta tarea no es fácil, debido a "la complejidad de elaborar contenidos disciplinarios de calidad".

La tercera es "proporcionar apoyo socioemocional", pero también esta clave se caracteriza por su "complejidad".

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Sigamos. La cuarta es "fomentar la interacción en el aula" mediante "preguntas y respuestas", pero es necesario tener presente "la complejidad" del reto.

La quinta y última, "utilizar la evaluación formativa y la retroalimentación", que es una tarea "compleja", especialmente "en aulas grandes y diversas".

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El seguimiento de estas claves sería, pese a su enigmática complejidad, la forma de avanzar "hacia una enseñanza más fundamentada en evidencia", porque "las prácticas examinadas han mostrado un impacto causal sobre los resultados cognitivos y no cognitivos de los alumnos". Pero se añade la necesidad de una mayor "investigación adicional", porque "una enseñanza de calidad no depende sólo del docente: factores como el tamaño de la clase, el diseño curricular y el clima escolar general tienen un papel crucial a la hora de determinar qué tipo de prácticas puede hacer el docente en el aula".

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Sin embargo, es de agradecer la referencia que se hace al esfuerzo del alumno ya los "contenidos disciplinarios de calidad". En mi opinión, no hay sustituto tecnológico para los codos y cada vez parece más notorio que el discurso competencial está agotado y que hay que volver a la centralidad del currículo.

Todo esto lo explicaba el pasado miércoles a los profesores de un gran centro, el Institut Ferran Casablancas de Sabadell, con la intención de animarles a desarrollar una cultura pedagógica de prácticas reflexivas que les permita aprender de su propia experiencia, de sus aciertos y de sus desaciertos. Esto es, en serio, lo que importa. Precisamente porque la confusión de los gestores educativos es real, debemos afinar nuestra capacidad para detectar problemas en nuestro centro y buscar soluciones. Como decía recientemente Pamela Snow, "los niños necesitan que los profesores sean los adultos del aula".