Intentar comprender
Puede flotarse a merced de la corriente, pero si se quiere nadar y elegir puerto irá mejor leer prensa. Vivimos tiempos acelerados, en los que la sociedad se expresa entre el malestar y la furia, y parece que cada vez apetece menos leer periódicos y menos pagarlos. Las pocas ganas de saber, intentar comprender, coinciden con otros intentos de eludir la realidad que pasan por la indolencia política. No apetece ir a votar o se vota enrabietado al populista de turno. Tampoco apetece mirar la miseria, ni salir de la cómoda burbuja de eco delscroll infinito. Anestesia para el dolor y voluntad de mantener el encefalograma plano.
Pero cuando se renuncia a intentar comprender el mundo –lo que es diferente de nosotros–, cuando se desprecia la verdad y se afirma que puede haber hechos alternativos, cuando plácidamente preferimos intoxicarnos con los propios prejuicios, ponemos en peligro la democracia y también el periodismo, íntimamente vinculados.
Por eso, en el ARA queremos convertir nuestro 14 aniversario en un acto de resistencia y combate por los valores del periodismo clásico, y sobre todo en un gesto de agradecimiento a todos los que hagan posible el periodismo libre, comprometido y riguroso que intentamos hacer todos los días.
Picar piedra
Éste ha sido un año difícil. Estamos cubriendo dos guerras, elecciones en Europa y Estados Unidos, nos hemos enfangado como los primeros y hemos cubierto el desastre humano y económico de la DANA en el País Valenciano, hemos analizado el desacomplejo de la extrema derecha y el populismo en todas partes, hemos buscado las mejores inteligencias para entender los cambios geopolíticos y el papel de una Europa en la que creemos firmemente. También nos hemos fascinado con los avances de nuestro sistema de investigación, con las empresas que hacen bien las cosas y son parte del progreso del país, hemos estado abiertos al pensamiento que desafía nuestras ideas y hemos dado voz a quienes no las tienen. También hemos protegido la lengua y la cultura de nuestro país.
En el ARA no somos taquígrafos. Nos mueve hacer un periodismo constructivo que huya del síndrome de la desconfianza amarga pero también fiscalice el poder. Hemos demostrado firmeza y determinación para hacer periodismo de investigación gracias al mejor equipo ya unos valientes accionistas. Hemos intentado ser tenaces, justos y honestos comprobando los datos mil y una veces, asegurándonos que todo tiene una base sólida y fiable. Si no se verifica, no se publica. No somos de la escuela de esconder las noticias importantes ni de aumentar el tráfico digital avergonzando a nuestros suscriptores.
En un sector convulso, atenazado por la sustitución del formato del diario en papel por el formato digital, la irrupción de la inteligencia artificial y el dominio de las plataformas, hay diarios que diversifican el negocio hasta el punto de olvidar ción del periodismo o que condicionan la libertad de los contenidos.
Los protagonistas
Si en el ARA todavía hacemos periodismo es gracias a nuestros queridos, participativos y exigentes suscriptores, a los lectores.
El ARA es un equipo cómplice con una mirada al mundo y un objetivo: ser útil a la sociedad y explicar para intentar comprender. Sin nuestros suscriptores y lectores no existiríamos, al igual que han dejado de existir cientos de periódicos en el mundo con la irrupción digital.
Periodistas en guerra
Para homenajear el periodismo en mayúsculas, en la Noche del ARA hablamos con la directora de contenidos del grupo mexicano Debate, de Sinaloa. Nuevamente en guerra entre facciones del cártel del narcotráfico, Andrea Miranda nos recordó los básicos. somos valientes, somos periodistas”, nos decía y nos ponía en el contexto de una redacción ametrallada, asaltada con granadas, que ha perdido dos columnistas y tiene un repartidor secuestrado. Un diario que ha visto cómo un grupo de hombres armados se llevaba todo el tirón de una edición concreta sin haber entendido, aún años después, qué era lo que el narcotráfico no quería que se supiera. Un diario en el que los cárteles se dejan mensajes en forma de pancartas acompañadas de cuerpos decapitados. Debate es un grupo de periodistas que saben que el silencio y la intoxicación son formas de silenciar la democracia y pudrir una sociedad. Aquí lo tenemos bastante más fácil y, por tanto, no tenemos excusa para no hacer el trabajo, que básicamente consiste en salir en la calle, escuchar, verificar y explicar.