Exigir explicaciones

Las causas técnicas del apagón no sabemos cuándo las conoceremos; las consecuencias políticas sí que las constatamos desde el primer momento. Sin duda el PP tiene autoridad para exigir explicaciones inmediatas a Sánchez, porque cuando han gobernado ellos, ante los hechos importantes nunca han faltado explicaciones. Así, muchos aún recordamos la pedagogía de Rajoy y los hilillos de plastilina en la crisis del Prestige. Cuando España entró en una guerra ilegal contra Irak, Aznar pidió con énfasis que teníamos que creerlo, que aquel país poseía armas de destrucción masiva que había que interceptar. Cuando se sufrieron las consecuencias de la participación de España en esa invasión, el propio Aznar dio enseguida las explicaciones: los atentados del 11-M los había cometido ETA. Cuando los familiares de los soldados fallecidos en la tragedia del Yak-42 pedían la repatriación de los cuerpos, se les respondió con diligencia: recogieron trozos de cadáveres y los transportaron hasta España, todos mezclados en ataúdes sorpresa. Cuando más de dos millones de catalanes votaron que querían la independencia, la explicación fue que los habían adoctrinado TV3 y la escuela pública. Recientemente, cuando a Ayuso se le ha reprochado que sus protocolos anticovi (conocidos como protocolos de la vergüenza) causaron la muerte de 7.241 ancianos en los geriátricos de Madrid, también tuvo una explicación: se habrían muerto. De manera que al PP, otra cosa no, pero no se lo puede acusar de dejar a los ciudadanos con hambre de explicaciones. Quizás sí se les puede aclarar que desinformar, una palabra que ahora los peperos usan a diestro y siniestro, no es no dar explicaciones, sino darlas sabiendo que son falsas.

Por otro lado, es un buen momento para recordar las políticas de privatización del sector eléctrico que en su momento también impulsaron con entusiasmo los gobiernos del PP. Destacaron el ministro de Industria y Energía con Rajoy, José Manuel Soria, quien resultó ser un nombre importante en las listas de los papeles de Panamá, y antes el ya mencionado José María Aznar, que a día de hoy todavía es asesor externo para Iberoamérica de Endesa, la empresa que fue privatizada durante su presidencia. Es buen momento para recordar que Red Eléctrica Española es también una empresa privada, y que este lunes, cuando multitudes de turistas deambulaban como almas en pena por las calles de las ciudades sin luz, y todo el mundo cruzaba los dedos pidiendo por dentro que no fuera lo peor, lo que aguantaba funcionando eran los servicios públicos: escuelas y hospitales. Y medios de comunicación. Las cosas que no fallan, o que, cuando fallan, significa que estamos jodidos de verdad. En el fallo ibérico del lunes, desde el principio se apuntaban dos líneas de investigación: la glamorosa del ciberataque digital, o la casposa y más habitual del caos de desidia y abandono, como decía el tango. Todo indica que ganó el tango. Mientras, es bueno y es oportuno que la oposición exija explicaciones al gobierno, solo faltaría. Lástima, eso sí, que nos conozcamos desde hace tanto tiempo.

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