Varias personas tratan de encontrar señal para sus móviles frente al Hipercor de la Meridiana de Barcelona, el lunes 28 de abril de 2025.
29/04/2025
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1. Dependencia. Eran cerca de las nueve de la noche y estábamos en casa. A esa hora la luz del día aún aguantaba y nos regalaba un poco de alegría manifiestamente huidiza. A medida que oscurecía, cada vez se veía menos gente en la calle, a pesar de que el cambio de semáforo daba paso a un par o tres de coches cada vez. Por el grifo ya no salía agua, la bomba del edificio evidentemente no funcionaba. Teníamos velas repartidas por todas partes, para hacernos la ilusión de que al menos podríamos leer, aunque no era fácil encontrar el estado de ánimo para hacerlo. El móvil, que solo muy esporádicamente conseguía algún momento de conexión, se quedó sin carga. Mirar el ordenador era pura melancolía. De hecho, solo quedaba la radio como vehículo de conexión con el mundo, un medio cargado de historia –para bien y para mal– imprescindible en momentos de crisis.

Tanto instrumental, tanto desarrollo tecnológico, tanta vanidad sobre el progreso de la humanidad, en parte indiscutible pero nunca distribuido con equidad, y de repente nos encontramos rodeados de prótesis –instrumentos artificiales que nos permiten ir más lejos– sin que ninguna de ellas funcione. Y las hemos hecho tan nuestras que reaccionamos como si hubiéramos perdido una pierna. ¿Lo son? ¿Somos realmente dependientes de nuestras prótesis?

Afortunadamente, antes de dejarnos llevar por la depresión o la melancolía, hacia las once se hizo la luz. Y todo hace pensar que pronto se correrá a pasar página, y si lo he visto no me acuerdo. Precisamente para eso es necesario estar alerta e informados. ¿Qué es lo que toca ahora? ¿Qué ocurrió? Esta es la cuestión que los responsables políticos y económicos –gobiernos y empresas del sector– tienen que contestar. Con nobleza y claridad. Sin dejar espacios oscuros. La conspiración es una fantasía muy instalada en las mentes humanas, entre otras cosas porque encontrar a un culpable siempre alivia, y legitima la dinámica de los buenos y los malos. El lunes podías oír, en las conversaciones entre amigos y conocidos, obviamente sin ningún dato ni información, atribuciones a Trump, a Putin, a Israel, al radicalismo musulmán, a todos los referentes maléficos del momento. El presidente Sánchez ha querido mostrarse prudente y no se ha mojado en ninguna dirección. Es su obligación que realmente sepamos qué ocurrió: qué provocó el demencial estallido en cadena. Y los técnicos tienen la obligación de contarlo. Desde la ignorancia, me hago una pregunta que me gustaría que se aclarara: ¿cómo puede que un espacio tan grande –Portugal, España y parte de Francia– pueda depender de un solo punto? Y creo que es lo que hoy desconcierta más al personal: el carácter abrumador de una reacción en cadena a una causa que está por aclarar.

2. Interrogantes. La perfección es un mito con el que ya se han columpiado creencias e ideologías suficientes. La condición humana es precaria. Y nada más absurdo que negarlo. Cada cambio, cada progreso, tiene sus riesgos. Y es por ahí que tenemos que empezar. El lunes por la tarde en la Diagonal, por ejemplo, había bastante gente paseando con indicios de pereza de encerrarse en casa, pero también con cierta resignación. Y llamaban la atención las concentraciones, con predominio de los jóvenes, en la puerta de algunos grandes almacenes intentando captar wifi, no siempre con éxito. Se nos ha hecho difícil vivir sin el dedo bailando sobre el teléfono. Sin embargo, todo eso no da derecho a olvidar que en estos casos casi siempre pagan los mismos: las situaciones críticas se daban prioritariamente entre los atrapados en las estaciones de unos trenes bajo mínimos o entre quienes se quedaron tirados sin poder llegar al destino.

En cualquier caso, es una experiencia que plantea muchos interrogantes, y no deberíamos resignarnos a terminar como siempre: dentro de cuatro días ya nadie hablará de ello, hasta la próxima. ¿Qué ocurrió? ¿Qué o quién lo provocó? ¿Quién es responsable (por autoría criminal o por dejadez e incompetencia)? Pero también las rivalidades políticas que puedan guardar relación con el caso. De momento, el ministro francés Ferrari ya lo ha aprovechado para decir que "Francia está más preparada que España" y que por eso ahí el impacto ha sido mínimo. ¿Es cierto?

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